¿Te compensa vivir lejos del trabajo?
Crecen las alternativas para movernos por las grandes ciudades de forma más cómoda, económica y respetuosa con el medioambiente
El aumento del precio de la vivienda, alquilada o comprada, en el centro de las ciudades (incluso en barrios más alejados del casco central) causado, entre otros factores, por la gentrificación, ha provocado que mucha gente tenga que vivir alejada de sus trabajos y se vea obligada a pasar mucho más tiempo en coche o transporte público. Muchos consideran que merece la pena, mientras que otros se han convertido en decididos detractores de esta fórmula. Entretanto, cada vez surgen más alternativas de desplazamiento y nuevos escenarios que modifican la forma en que nos desplazamos a diario. Por eso no está de más plantearse los pros y los contras de elegir una u otra opción.
La distancia: ventajas y desventajas
VENTAJAS
Por el lado de las cosas positivas, hay muchas y variadas. La principal es el precio. Si la zona de residencia está alejada del centro, posiblemente encontrarás viviendas más grandes y/o más baratas, ya que en las afueras de las urbes el metro cuadrado suele tener un precio inferior. Un piso pequeño en el centro puede costar lo mismo que una vivienda de tres habitaciones en el extrarradio. Además, puedes acceder a una vivienda nueva ya que la mayor parte de las promociones de obra nueva se sitúan en la periferia al haber poco espacio disponible en el centro de las ciudades.
También es bueno recordar que a las afueras suele haber más zonas verdes y menos contaminación, y es probable que te sea más fácil desconectar al salir de la rutina de la oficina.
La desconexión, en general, es la otra clave de vivir apartado del trabajo. Quienes viven cerca tienen el riesgo de echar más horas de las debidas, sabiendo que llegar a casa no les va a llevar mucho tiempo. Y estar en un barrio distinto al del trabajo ayuda a que olvidemos el estrés laboral y nos centremos en el ocio, la familia y otras actividades sin pensar en nuestros deberes laborales.
DESVENTAJAS
Según distintos estudios, como el realizado por Ipsos y BCG, los europeos pasamos una media de entre nueve horas y media y diez horas semanales (de lunes a viernes) desplazándonos. Es decir, unas 40 al mes. ¿Te das cuenta de que eso son casi dos días? ¿Estás dispuesto a gastar esas horas, incluso más si te vas al extrarradio, en traslados? Además, una investigación de la Universidad de Waterloo en Canadá de hace unos años constató lo que la sabiduría popular intuía: cuanto más tiempo pasemos yendo y volviendo del trabajo, menos probable será que estemos satisfechos con nuestra vida. Así de rotundos. Del mismo modo, un estudio de la Universidad de Western England, en Bristol, para medir la satisfacción laboral ha concluido que alargar en 20 minutos el traslado diario al centro de trabajo es percibido, en términos psicológicos, a tener un 19% menos de salario.
Esta pérdida diaria de tiempo que podrías dedicar a otras cosas, o a estar con la familia o amigos, es a priori la principal desventaja de vivir lejos de tu trabajo, pero hay otra que le sigue de cerca: el dinero que se te puede ir en transporte y en comer todos los días fuera de casa. Los cálculos en esta materia tienen que estar hechos de antemano.
La última desventaja puede ser la oferta cultural y de ocio. Si nuestro trabajo está en el núcleo urbano y vivimos cerca de él, también estaremos cerca de un amplio repertorio de cosa1s que hacer y que ver en el fin de semana. Viviendo en la periferia, este abanico de posibilidades no queda tan a mano.
Ya ves que, como todo en la vida, tener el trabajo y tu residencia cerca o lejos puede ser una buena o mala elección. Todo dependerá de tus prioridades y, muy importante, de cómo lo enfoques.
Ideas para que el trayecto no sea una pesadilla
Para no perderte.
El 62% de los españoles nos trasladamos a nuestro puesto de trabajo en coche privado, según datos del Ministerio de Fomento citados en el VI Estudio españoles ante la nueva movilidad, pero esto está cambiando. Afortunadamente, cada día aparecen nuevos medios de transporte, sobre todo en las grandes ciudades, que permiten que nos relacionemos de forma más sostenible con el entorno urbano. De hecho, un 94% de los madrileños conoce el carsharing y un 53% de ellos lo ha usado en el último año y medio, según el mencionado estudio.
Hagamos un repaso a las opciones de movilidad más usadas por los ciudadanos y las innovaciones que están llegando.
Carsharing. Los vehículos eléctricos que se alquilan por minutos ya forman parte del paisaje de las grandes ciudades. Empezaron siendo de pequeño tamaño, pero ahora ya puedes elegir desde el móvil vehículos más capaces, con sillita de bebé, que admitan mascotas, que puedas usarlos fuera de la ciudad, con tarifa reducida de espera... y un largo etcétera de opciones. Y todos con un denominador común: son eléctricos, por lo que no emiten contaminación, pueden acceder a las ciudades sin restricción y no pagan aparcamiento en las zonas limitadas. Se calcula que un coche multiusuario sustituye a ocho coches privados, que pasan gran parte de su vida útil aparcados.
Motosharing. A las dos ruedas también ha llegado una tendencia que se está extendiendo rápidamente por todas las ciudades españolas, gracias a una flota que no para de crecer y que se compone fundamentalmente de vehículos eléctricos. Diseñadas para no poder superar los 60 km/hora, ya hay seis empresas en Madrid, que suman un parque de 4.200 motocicletas eléctricas que se pueden alquilar por minutos. En Barcelona cuentan con unos 3.500 vehículos de estas características.
Vehículos con conductor. Entre las nuevas opciones para moverse por la ciudad no nos podemos olvidar de los vehículos VTC, es decir, Uber o Cabify. Aquí la principal ventaja es que el usuario conoce de antemano cuánto va a pagar. En poco tiempo han conseguido hacerle la competencia a los tradicionales taxis que no obstante también se han renovado y, por ejemplo, ofrecen la posibilidad de reservarse con antelación vía móvil.... y son los únicos que siguen parándose cuando levantas la mano.
Bicicleta. Es el origen de todo. Nada más sano que hacer ejercicio camino de donde sea. Pensadas para trayectos cortos, hoy puedes encontrarlas tanto en estaciones específicas como por las aceras –no siempre aparcadas sin molestar al peatón– con el logotipo de numerosas empresas privadas. Pero las bicis de uso compartido nacieron como un servicio subvencionado por los ayuntamientos, una iniciativa acompañada por la ampliación y adecuación de redes de carriles bici que han propiciado el regreso de este tipo de transporte a los hábitos de los ciudadanos. Madrid es el último ejemplo de esta alternativa. El consistorio de Manuela Carmena sigue ampliando los espacios para la circulación de bicicletas y su red pública de estaciones y vehículos, BiciMad, ya tiene más de 2.000 bicis y acumula más de 10.000 desplazamientos diarios.
Patinetes. Las alternativas verdes no dejan de crecer en las ciudades y los últimos en llegar, no exentos de polémica, han sido los patinetes. También aquí el usuario tiene donde elegir entre distintas compañías y modelos, de pie o con un pequeño sillín. Para muchos suponen una invasión de las aceras, por lo que algunos Ayuntamientos están restringiendo su uso y están desarrollando normativas específicas. Madrid, por ejemplo, va a limitarlos a 10.000 en toda la ciudad. Gandia (Valencia), por su parte, va a exigir llevar casco, chaleco reflectante y seguro de responsabilidad.
Si e parece un lío tener tantas aplicaciones de transporte en el móvil, hay solución. Por ejemplo, Maas Madrid, un nuevo sistema de movilidad compartida que aúna todos los agentes proveedores de movilidad de la ciudad (incluyendo tanto la oferta de la EMT como taxis y coches, motos o bicicletas multiusuario). Free2Move te da acceso a todo el carsharing: coches, scooters, bicis y viajes por distintas ciudades. Maas Málaga da la opción de comparar rutas para varios usuarios.