Los otros usos del voto electrónico
Esta modalidad de sufragio es, según quienes la desarrollan, segura y transparente, además de respetuosa con el medio ambiente y hasta un 50% más económica que la tradicional. No solo sirve para las elecciones políticas, sino en la toma de cualquier decisión colectiva
Hoy el voto electrónico tiene muchas más aplicaciones que su uso en las elecciones de representantes políticos en las Administraciones Públicas. Se usa en las plataformas de participación ciudadana, en las universidades, en las asociaciones y colegios profesionales, incluso en las juntas de accionistas para emitir votos a través de Internet con las mismas garantías de privacidad y fiabilidad que el método tradicional.
Así lo afirma Silvia Caparrós, directora general de Scytl Secure Electronic Voting, una compañía española que proporciona soluciones tecnológicas en procesos electorales. “Utilizamos técnicas de protocolos criptográficos avanzados que permiten encriptar los datos durante todo el proceso y asegurar que no son alterados ni manipulados y en el caso de que haya un intento de ataque este pueda ser detectado”, asegura Caparrós en el vídeo que encabeza este artículo. Esta fiabilidad de los sistemas se ve reforzada por la reducción del tiempo entre el recuento y el anuncio de los resultados. “Cuanto menos tiempo pase entre el momento del voto y el momento del resultado menos posibilidades pueden haber de un hackeo o de un intento de manipulación”, argumenta. Y añade: “En las últimas elecciones que hicimos en menos de 13 minutos estaban publicados”.
Este tipo de voto puede combinarse con el voto de papel tradicional. “Por ejemplo en Suiza, donde están utilizando el voto electrónico desde 2004, se utiliza, al igual que el voto en papel y el voto postal. En Australia se ha utilizado en el estado de Nueva Gales, en el sur, se destinó el voto electrónico a un porcentaje de la población que vivía lejos de los colegios electorales o tenían problemas de accesibilidad. El resto de la población no era elegible y por tanto seguía utilizando el voto papel”, explica la experta, cuya empresa ya ha trabajado en votaciones de con universidades de toda España y colegios de profesionales como el de arquitectos y el de ingenieros. En España, la legislación aún no permite el voto electrónico para los procesos políticos vinculantes como las elecciones generales, autonómicas o municipales.
Caparrós defiende que a la fiabilidad, transparencia y rapidez de este sistema hay que añadir la sostenibilidad, ya que reduce el uso del papel y de las infraestructuras, y el ahorro económico. “En Estonia se hizo un análisis el año pasado sobre lo que suponía la implantación del voto electrónico y se llegó a la conclusión por auditores independientes de que supone una reducción del 50% en los costes. Este es el informe más reciente que existe hoy en día en el mercado sobre los costes de implantación”, explica.
En el vídeo que encabeza este artículo, elaborado por El Observatorio Vodafone de la Empresa, Silvia Caparrós profundiza en las implicaciones y ventajas que el voto electrónico presenta hoy frente al tradicional.