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Las empresas españolas ante el enigma Trump

Los fabricantes deben prepararse ante la expectativa de la subida de aranceles y la implantación de políticas de apoyo a los productos fabricados en Estados Unidos. Este ‘webinar’ gratuito ofrece la opción de reunir más información sobre las intenciones del nuevo presidente norteamericano

Con los nuevos aranceles, las empresas exportadoras españolas más perjudicadas serían las de los sectores automovilístico, aeronáutico y hortofrutícola, los que tienen mayor vinculación con EEUU.
Con los nuevos aranceles, las empresas exportadoras españolas más perjudicadas serían las de los sectores automovilístico, aeronáutico y hortofrutícola, los que tienen mayor vinculación con EEUU.iStock
Javier A. Fernández

Donald Trump inició ayer oficialmente su nuevo mandato. Las políticas que adopte el 47º presidente de EE UU condicionarán en gran medida la evolución de la actividad económica mundial en 2025, incluida la de España. Trump lleva meses hablando de sus intenciones en diversas materias, entre ellas, la economía, y ha anunciado que utilizará los aranceles como herramienta de presión para negociar con socios comerciales como Canadá, México y la Unión Europa (UE). Mario González García, consultor jefe de Banco Sabadell en Miami, estima que se avecinan cambios sustanciales en el ámbito de los negocios respecto a política fiscal, normativa empresarial y comercio internacional. González García será uno de los ponentes que participarán en el webinar Estados Unidos: visión post elecciones 2024, de Banco Sabadell.

El debate sobre el futuro de las relaciones comerciales entre España y Estados Unidos es ahora urgente para intentar conocer cómo las políticas de Trump afectarán a los exportadores españoles o a las firmas que están afincadas en el principal mercado del mundo. Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa en la Universidad Europea de Madrid, cree que aunque muchas de las propuestas que lanzó Trump en su anterior mandato (entre 2016 y 2019) se quedaron en meros anuncios, en esta ocasión es diferente, pues el presidente cuenta, al menos hasta 2026, con la mayoría en el Congreso.

Aranceles como moneda de cambio

Pocos días después de ganar las elecciones, Trump amenazó a México y a Canadá, países con los que mantiene un tratado de libre comercio, con imponer a sus productos aranceles del 25%. Y a China, a quien considera un competidor y que es el segundo país del que más importa, con tasas de hasta del 40%. También ha anunciado un arancel general de entre el 10% y el 20%, que, de confirmarse, afectaría a las importaciones procedentes de la Unión Europea (UE) y, en consecuencia, a las españolas, si Bruselas no aumenta la compra de gas y petróleo a EEUU.

Corrales, de la Universidad Europea, avisa que el incremento de estas tasas llevaría a una espiral de guerra comercial intensa entre países. “Y, por tanto, supondría un deterioro del libre comercio y de las expectativas de las empresas europeas, y como resultado, de las españolas”, explica.

Estos aranceles colocarían un palo en la rueda del crecimiento de las economías europeas. Las empresas exportadoras serían las más perjudicadas, especialmente las de los sectores automovilístico, aeronáutico, de las energías renovables y hortofrutícola, los que tienen mayor vinculación con EEUU. Trump, señala Corrales, no utiliza estos aranceles para conseguir rebajas en los precios de sus importaciones, sino como herramienta de negociación y palanca de presión en otros ámbitos.

Durante su anterior mandato, Trump ya impuso aranceles a productos de la UE, después de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) declarara que la UE concedió ayudas ilegales a la empresa aeronáutica europea Airbus, relata Juan Carlos Pereira, director de la Cámara de Comercio de España en Estados Unidos (EE UU). Entonces, la Administración estadounidense elaboró un listado de bienes de ciertos países europeos que pasarían a tener un recargo del 25%. Entre ellos, el aceite de oliva y las aceitunas españolas, cuyas exportaciones a ese país cayeron entre 2019 y 2020, de acuerdo con el Instituto de Comercio Exterior (ICEX España Exportación e Inversiones).

Los productores y distribuidores españoles de aceituna negra y aceite, explica Corrales, intentaron compensar sus pérdidas buscando mercados alternativos, como los de América Latina, Oriente Medio y Asia.

González García, de Banco Sabadell, señala que, si bien se espera que sectores como los fabricantes de vehículos y los productos químicos sean los más afectados, se teme que la industria de aceite de oliva pueda sufrir de nuevo un golpe. En EEUU, un aumento de los aranceles, explica Corrales, puede llevar a una subida de los precios y a una nueva crisis inflacionaria, que generaría una pérdida de poder de compra de los estadounidenses, por lo que Trump tendrá que jugar sus cartas para encontrar un equilibrio entre ambos factores, explica Corrales.

El Banco de España ha simulado el impacto que la política arancelaria tendría en la economía estadounidense y ha determinado que la inflación corre el riesgo de subir entre 0,6 y 1,6 puntos más de lo previsto y su Producto Interior Bruto (PIB) crecería entre 0,4 y 1,2 puntos menos en 2025. De acuerdo con la previsión de la institución, el impacto de estas políticas en España haría subir una décima la inflación, que estima en un 2,1%, y rebajaría una décima las previsiones de crecimiento, fijado en un 2,5 por el Gobierno.

Oportunidades de negocio

El mercado estadounidense siempre ha ofrecido multitud de atractivos para las empresas españolas. Es uno de los más grandes del mundo, con más de 330 millones de potenciales consumidores que, además, cuentan con un alto poder de compra, explica Pereira, de la Cámara de Comercio. Por eso, es uno de los destinos elegidos por muchas empresas nacionales. “El interés por acceder a este mercado es constante y solo se vio ralentizado por la incertidumbre de las elecciones. Pero, una vez conocido el resultado, ha recuperado el ritmo. Se están cerrando muchos proyectos que estaban en pausa”, resume el director.

Pereira explica que han detectado que muchas empresas se han interesado en entrar en Estados Unidos a partir del resultado electoral, pues esperan que el entorno empresarial será más amigable para las compañías. González García, de Banco Sabadell, explica que Trump ha prometido bajar el impuesto corporativo por debajo del 21%. Y, como el político anunció a principios de noviembre en el Club Económico de Nueva York, será del 15% para las empresas que fabriquen sus productos en EE UU. Si lo cumple, puntualiza Pereira, “será muy atractivo para ese tipo de compañías”.

Las empresas españolas que solo exportan a Estados Unidos se verán perjudicadas por los aranceles, en caso de que lleguen a establecerse. Mientras que las nacionales que ya están afincadas en el país norteamericano o planeen hacerlo saldrán beneficiadas. “Por las informaciones que ha dejado Trump, dará prioridad a los productos fabricados en EEUU, por lo que si soy un fabricante español cuyo destino final es ese país me va a convenir fabricar allí, pues no habrá coto para ello. De hecho, hemos comprobado un aumento significativo en el interés de las empresas españolas en instalarse aquí”, explica.

¿Qué hará falta en 2025 para acceder al mercado estadounidense?

Los requisitos para iniciar cualquier negocio en EEUU no van a cambiar, por el momento, con la llegada de Trump, con la salvedad de los aranceles. Pereira destaca que en un mercado con tanta oferta es esencial que el producto o el servicio que se quiere introducir aporte alguna ventaja sobre sus competidores. “Si no, tiene poco sentido traerlo porque es un mercado muy saturado”, explica. El empresario ha de tener en cuenta que el comienzo será duro y largo por lo que deberá armarse de paciencia, y preparar un presupuesto lo suficientemente abultado para aguantar, al menos, uno o dos años. “Durante el primero tendrá que cultivar relaciones, ganarse la confianza de los potenciales clientes y socios comerciales”. Ha de asumir, resume Pereira, que no va a obtener resultados inmediatamente, sobre todo si, como ha avisado Trump, se da prioridad a las empresas que produzcan en el país, lo que requiere muchos más recursos y tiempo que si solo se exporta desde España.

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