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La resiliencia del sistema alimentario empieza por el envase

Las tensiones logísticas, los apagones energéticos y los conflictos geopolíticos afectan al acceso a la comida. Tetra Pak, empresa pionera en envases asépticos, se reivindica como aliada de una industria que trabaja por ser más segura, sostenible y circular

El 26 de marzo de 2025, la Unión Europea presentó su estrategia de preparación –Preparedness Union Strategy– para anticipar, prevenir y responder ante hipotéticas crisis. Entre sus medidas destacaba la recomendación de que la población tuviera en casa el llamado kit 72 horas para cubrir las necesidades básicas de tres días: una radio a pilas, una linterna, baterías externas para el móvil, dinero en efectivo, agua potable y alimentos que no necesitaran cocina ni frío. El 28 de abril, España vivió un apagón eléctrico que demostró la utilidad de esta recomendación.

Durante 10 horas sin luz –20 horas en algunas zonas de la península– la resiliencia del sistema alimentario fue puesta a prueba. Y se le vieron las costuras. La Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (ASEDAS) cifró las pérdidas en 53 millones de euros, principalmente por los productos frescos, refrigerados y congelados que, como medida de precaución, tuvieron que ser retirados del mercado al no poder garantizarse la cadena de frío y seguridad alimentaria.

En 2024, Tetra Pak invirtió 100 millones de euros en I+D para mejorar el perfil ambiental de sus envases sin comprometer la seguridad alimentaria. Redujo un 25 % sus emisiones de GEI en toda la cadena de valor, y un 54 % en sus propias operaciones

“El apagón que vivimos en España evidenció una realidad: sin cadena de frío, muchos alimentos no resisten, pero las bebidas y alimentos envasadas en nuestros envases, sí. En un contexto de incertidumbre energética o geopolítica, su capacidad para conservar y distribuir alimentos seguros sin necesidad de refrigeración refuerza la resiliencia del sistema alimentario y la autonomía estratégica a nivel nacional y europeo”, afirma Chakib Kara, director general de Tetra Pak Iberia.

Las estrategias europeas y nacionales sobre competitividad y autonomía estratégica (los informes Letta y Draghi, el Proyecto de Ley de Industria y Autonomía Estratégica o la Estrategia Europea de Bioeconomía Horizonte 2030) interpelan directamente a la industria del envasado, por encontrarse en el centro de la producción de bienes esenciales. La Estrategia Europea de Almacenamiento, lanzada en julio de 2025, pretende mejorar el acceso y garantizar el suministro de alimentos, agua, petróleo, combustible y medicamentos en todo momento, “en particular durante crisis como grandes apagones energéticos, catástrofes naturales, conflictos o pandemias”. Ello afecta directamente a cómo se producen, diseñan y gestionan los envases en la UE, lo que a su vez impacta en las operaciones de almacenamiento y la eficiencia logística.

En este contexto, Tetra Pak aboga por que las políticas públicas en materia de envases alimentarios incorporen un Food Security Test. Esto es: un análisis de impacto que evalúe cómo las medidas regulatorias afectan a la seguridad y disponibilidad de los alimentos. Este enfoque permite equilibrar los objetivos medioambientales con la necesidad de garantizar el acceso universal a alimentos seguros, defendiendo soluciones de envasado que contribuyan a la resiliencia del sistema alimentario, especialmente a nivel local.

Asimismo, la reutilización y el reciclaje de materiales deben entenderse como partes complementarias de un mismo objetivo: mantener los alimentos seguros y los recursos en circulación durante el mayor tiempo posible.

En este escenario, los envases de cartón aséptico –con el papel como material principal y una fracción de polietileno y aluminio que permite prolongar la vida útil de alimentos y bebidas de forma segura– han de jugar un papel clave en la seguridad alimentaria, logrando, además, que el todo el sistema tenga menos impacto medioambiental y sea más resiliente.

Estos envases presentan una menor huella de carbono que los fabricados principalmente con materiales de origen fósil, especialmente en categorías de alimentos altamente perecederos como lácteos, zumos, néctares y bebidas vegetales. Esta diferencia se refleja en los análisis de ciclo de vida (LCA, por sus siglas en inglés), que evalúan el impacto ambiental de los envases desde la obtención de las materias primas hasta el final de su vida útil.

Además, su distribución contribuye a reducir las emisiones asociadas al transporte y almacenamiento: no requieren refrigeración, lo que ahorra energía, y su diseño apilable permite optimizar el espacio, reduciendo consumo de combustible y emisiones asociadas a la distribución en camiones.

Al final de su vida útil, se puede recoger, reciclar y transformar en nuevos materiales de valor. Las fibras de papel se separan de la fracción de PolyAl (apócope en inglés de polímeros [plásticos] y aluminio), creando dos flujos de reciclaje valiosos: fibras de papel para nuevos productos de papel y PolyAl para una variedad de bienes duraderos, como mobiliario urbano e interior, útiles de jardinería o logística, entre otros.

La adopción de envases asépticos en la industria alimentaria y también en la farmacéutica se está acelerando gracias a la creciente toma de conciencia de los consumidores sobre la seguridad alimentaria, la comodidad y el impacto ambiental, según detecta un informe de la compañía de consultoría e investigaciones de mercado Data Bridge Market Research. El estudio habla de una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 8,05%, entre 2025 y 2032, y pronostica, para ese último año, un valor de mercado de 28.460 millones millones de dólares.

“En un contexto de creciente presión regulatoria y ambiental”, Tetra Pak se reivindica como aliado de la industria en la transición hacia un sistema alimentario más seguro, sostenible, verdaderamente circular y resiliente. Para ello combina “ingeniería avanzada, servicios industriales y análisis de datos con la colaboración de clientes, proveedores, recicladores, papeleras y administraciones públicas”, con tres objetivos principales: garantizar el acceso a alimentos seguros; mejorar la eficiencia operativa del sector alimentario y escalar los sistemas de recogida, clasificación y reciclaje que permiten dar una segunda vida a los materiales.

El futuro del envasado alimentario se define por su capacidad para garantizar la protección de los alimentos, reducir su huella de carbono, asegurar la circularidad de los materiales y la eficiencia operativa industrial
Chakib Kara, Director General de Tetra Pak Iberia

Los envases de cartón para bebidas y alimentos —una innovación desarrollada hace más de 70 años por el fundador de Tetra Pak, el doctor Ruben Rausing— han evolucionado continuamente para mejorar su perfil medioambiental sin comprometer la seguridad alimentaria y poder garantizar el acceso a alimentos seguros y nutritivos en todo el mundo.

En este sentido, una de las líneas de trabajo de la compañía es el aumento progresivo del contenido renovable y/o reciclado de sus envases con el fin de reducir el uso de recursos finitos. Entre los avances más recientes destacan, por una parte, la incorporación de una barrera protectora a base de papel, que permite aumentar el contenido renovable del envase en un 90% y reducir su huella de carbono en un tercio. También, la sustitución progresiva de los polímeros fósiles por los de origen vegetal con certificación Bonsucro y polímeros reciclados certificados mediante el sistema de balance de masas por ISCC PLUS

En julio de 2025, y con una puntuación de 84 sobre 100 (10 puntos más que en 2023), la multinacional consiguió la medalla platino que otorga la plataforma internacional de calificación de sostenibilidad EcoVadis. El sello evalúa cuatro categorías –medio ambiente, trabajo y derechos humanos, ética y compras sostenibles–, y sitúa a Tetra Pak dentro del 1% de empresas más sostenibles del mundo.

“Estamos en un punto de inflexión: el futuro del envasado alimentario se define por su capacidad para garantizar la protección de los alimentos, reducir su huella de carbono, asegurar la circularidad de los materiales y la eficiencia operativa industrial. En este contexto, Tetra Pak quiere continuar siendo un aliado clave en el sector alimentario y escalar los sistemas de recogida, clasificación y reciclaje que permiten dar una segunda vida a los materiales de los envases. Ya no se trata solo de garantizar la seguridad alimentaria, sino de contribuir activamente a la resiliencia del sistema alimentario y a los objetivos de neutralidad climática”, concluye Kara.

Macetas y componentes de coches hechos con PolyAl reciclado

Tetra Pak seguirá aumentando el contenido renovable y/o reutilizado de sus envases. Y también impulsando su reciclaje, mediante inversiones y colaboración con toda la cadena de valor: ya ha triplicado la capacidad instalada de reciclaje de PolyAl en España, de 3.000 a 10.000 toneladas. En 2025 pretende llegar a las 30.000 toneladas, "el equivalente a todo el PolyAl de envases post consumo en un año en España", informa la compañía. El objetivo a largo plazo es desarrollar el mercado de materiales 100% reciclados "para contribuir a cerrar el ciclo de vida del envase", según enfatiza. Ya se atisban algunos ejemplos significativos, como la alianza con el fabricante de muebles y soluciones para el hogar Keter, con objeto de poner a la venta maceteros con hasta un 98% de granza de PolyAl procedente de envases de cartón para bebidas. El mismo material se encuentra, también, en los plásticos del nuevo modelo Fiat Grande Panda, el primero en utilizarlo –para la consola central, el salpicadero y los paneles interiores de las puertas delanteras y traseras–, gracias a un proyecto conjunto con Fiat.

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