Firme apuesta por los gases renovables para impulsar la transición energética
Naturgy ha sido pionera en la producción e inyección de biometano a la red. Por medio de este gas renovable, los residuos orgánicos dejan de ser un problema medioambiental y se convierten en una respuesta a las tres exigencias energéticas: una economía descarbonizada, con seguridad de suministro y a precios asequibles
Los residuos orgánicos son digeridos por sus propias bacterias, dando como resultado un biogas que, mediante una depuración posterior (upgrading es su nombre técnico), se convierte en biometano, listo para ser inyectado directamente en la red de distribución de gas. La materia sobrante a lo largo de este proceso se puede aprovechar como fertilizante biológico.
Naturgy apuesta firmemente por esta energía neutra en carbono porque permite el aprovechamiento de una enorme variedad de desechos: tanto urbanos, como lodos de depuradoras, de tipo agropecuarios o procedentes de las agroindustrias. De esta manera, lo que actualmente llamamos basura y problema ambiental (en forma de impactos sobre los ecosistemas, contaminación, malos olores o molestias para los vecinos) pasa a convertirse en una solución para el llamado trilema energético: contribuye a la descarbonización de la economía garantizando la seguridad de suministro, y todo ello a un precio asequible.
La ventaja del biometano es doble: contribuye a descarbonizar el sector energético pero también el no energético, léase el agropecuario, el de los residuos o el de los fertilizantes, según destaca Naturgy. Este gas renovable promueve la economía circular –con la optimización de los desechos–, la creación de empleo y el desarrollo de las zonas rurales; mejora la biodiversidad y contribuye asimismo a la transición justa.
Nuevas instalaciones
Todo ello ha llevado a la compañía a ser la primera en España en inyectar este biogás en la red de distribución en su planta de Butarque, un proyecto pionero que ya no está operativo. Pero dos instalaciones han tomado su relevo y generan biometano conectadas a su red: la Unidad Mixta de Gas Renovable (A Coruña), que lo produce a partir de aguas residuales, y la planta Elena (Cerdanyola del Vallès, Barcelona), basada en residuos sólidos municipales.
El biometano promueve la economía circular, la creación de empleo y el desarrollo de las zonas rurales; mejora la biodiversidad y contribuye a la transición justa
A ellas se sumará, en los próximos meses, una tercera, la de Vila-sana (Lleida), que está en construcción y que utilizará residuos agro-ganaderos. Precisamente la abundancia de desechos agrícolas y ganaderos ha llevado a la compañía a iniciar la tramitación de una cuarta planta de gas renovable en Torrefarrera, Lleida. La acompañan en esta aventura de 18 millones de euros las empresas Compost Segrià, Sitra y Servei de Gestió Ramadera. “Hemos apostado por un modelo de desarrollo basado en la colaboración multisectorial y las alianzas”, explican en Naturgy. Una filosofía también aplicada en su quinta instalación, construida en colaboración con AEMA Servicios Energéticos, en el municipio valenciano de Utiel, con capacidad para producir 20 GWh anuales y fecha de entrada en operación prevista para inicios de 2025. También en la sexta, que tendrá como socio a Kepler y como escenario Utrera, en Sevilla, la primera de su clase en Andalucía.
En paralelo a sus proyectos propios, Naturgy desarrolla opciones para adquirir la producción a terceros que incrementen su cartera. “Como ya puso de manifiesto la Comisión Europea en su Green Deal, no es posible la descarbonización de la economía sin la descarbonización del sector gasista”, indican fuentes de Naturgy. Y aquí, tanto el biometano como el hidrógeno verde son actores fundamentales. Ambos son vectores energéticos y de almacenamiento capaces de circular por la extensa y resiliente infraestructura gasista ya existente, lo que les permite una rápida penetración. El reciente borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) ha duplicado su objetivo inicial de producción de gases renovables para 2030, hasta los 20 TWh/año. Algo que demuestra su importancia, a juicio de Naturgy, que expresa su disposición a “desplegar importantes inversiones y recursos en este negocio”.
“El biometano ya es una tecnología madura y asequible”, destaca la gasista española. Y es también una de las grandes oportunidades en materia de renovables para España: una energía limpia y autóctona que contribuye a la descarbonización de todos los sectores de la economía e impulsa la independencia energética, al producir gas kilómetro 0, reforzando la resiliencia y reduciendo la factura exterior en la balanza comercial, en línea con los postulados del plan europeo REPowerEU.
Enorme potencial
“España es uno de los tres países europeos con mayor potencial para la producción de biometano, que se estima en unos 163 TWh/año, lo que representa más del 40% de la demanda anual”, subraya Naturgy. Un potencial que hay que desarrollar. “La ejecución de los primeros proyectos de producción e inyección de biometano a la red de distribución del país han contribuido a demostrar la viabilidad técnico-económica de este nuevo modelo de negocio, al probar las tecnologías y los modelos de colaboración necesarios”. La compañía energética reivindica su rol en la consecución de tan propicio escenario y se fija como objetivo a futuro “jugar un papel clave tanto en la producción y distribución de biometano en España, en el corto plazo, como en el desarrollo del hidrógeno, que tendrá un impacto significativo en el mix energético a medio plazo”.
Los gases renovables son vectores energéticos capaces de circular por la extensa y resiliente infraestructura gasista ya existente, lo que les permite una rápida penetración
Naturgy lleva varios años trabajando en proyectos de producción de hidrógeno verde “vinculados a la industria”. Y en grandes hubs de producción de hidrógeno molecular (H2) renovable, con especial atención a la reconversión de las centrales térmicas de carbón en zonas de transición justa: una de las principales iniciativas en marcha es una planta en La Robla (León), en el entorno de la central térmica que la compañía clausuró en 2020. “El objetivo de estos proyectos es impulsar el desarrollo de nuevos mercados para consumos directos de hidrógeno verde en industria, la inyección en la red de gas para su comercialización con garantías de origen, la movilidad o la producción de derivados como el amoníaco o el metanol”, concluye Naturgy.
Una segunda y energética vida para las baterías del vehículo eléctrico
Naturgy, que hace unos años creó, junto a Ruralia, la empresa de economía circular GiraWind para el reciclaje integral de parques eólicos, explora ahora las posibilidades de las baterías del vehículo eléctrico que llegan al final de su vida útil como sistemas de almacenamiento estacionario de energía. El proyecto, puesto en marcha a finales de 2023 y con dos años de vigencia, busca aprovechar un recurso ya existente y reducir el impacto ambiental de su reciclaje. "Los sistemas están formados por tantos módulos de baterías como capacidad de almacenamiento se quiera alcanzar, y podrían emplearse tanto para dar soporte a la red eléctrica como para el ámbito industrial y residencial asociado a instalaciones de autoconsumo", sostiene la empresa.
Tendrán más potencia y duración que las baterías de las que parten, y permitirán el almacenamiento tanto en proyectos hibridados con plantas renovables como stand alone. "Sus aplicaciones pueden ser diversas: gestión de la generación renovable, arbitraje, respaldo en caso de fallas, peak shaving...". La capacidad prevista es de unos 450 kWh, a través de baterías integradas en contenedores estandarizados, diseñados para exteriores. Su viabilidad será testada en el Centro de Desarrollo de Tecnologías de CIUDEN (Fundación Ciudad de la Energía) en Cubillos del Sil (León), con la participación de la startup Octave, que reacondicionará las baterías y desarrollará e integrará el software de control del sistema de almacenamiento.