César González-Bueno, consejero delegado del Banco Sabadell: “Privar a la mitad de las pymes de su derecho a elegir banco es muy fuerte”
El directivo reincide que la oferta del BBVA no recoge el valor del banco, más después de unos nuevos resultados récord y la mejora de las previsiones
César González-Bueno (Madrid, 64 años) es un viejo lobo de la banca en España. En su extensa trayectoria no le han faltado retos que afrontar. Primero, en los años 90, cuando solo unos pocos avanzados tenían internet en casa, lideró la entrada en España del por entonces muy pionero en la banca a distancia ING Direct, donde estuvo en dos etapas, entre 1998 y 2011 y entre 2017 y 2019. Entretanto, afrontó otros desafíos, como pilotar la reestructuración y privatización de Novagalicia e incluso recaló en Kuwait, donde lideró Gulf Bank. Desde 2021, comanda el Banco Sabadell, donde primero consiguió reflotar la histórica entidad catalana —en un momento de gran debilidad, tras decirle que no por primera vez a una oferta de fusión del BBVA— y ahora se ha puesto el primero en la línea de batalla, otra vez contra el banco que pilota Carlos Torres, en la primera opa hostil en la banca española en más de 30 años.
Pregunta: Después de unos resultados con un nuevo récord de beneficios, con una mejora del 40% en el primer semestre del año, ¿hasta cuándo puede seguir creciendo el banco a este ritmo?
Respuesta: Hemos dicho clarísimamente, desde el principio, que los márgenes se iban a moderar a partir de la segunda parte del año en España. Niveles de crecimiento como los que hemos visto hasta ahora no los vamos a ver. Nos hemos adaptado de márgenes estrechísimos, con unas rentabilidades muy bajas, a unas rentabilidades que ya sí incluyen el coste de capital. Y a partir de aquí esperamos estabilidad, una mejora clara del 2024, que va a ser un año récord, igual que lo fue el 2023. Los resultados van a seguir siendo mejores en 2025 y básicamente estables.
P. ¿Es imprescindible para que algunos accionistas puedan apoyar la opa que esta incluya un tramo en efectivo?
R. En todas esas especulaciones no debo entrar, porque mi opinión vale lo mismo que la de cualquier otro. El consejo dijo que este precio es insuficiente y lo hizo apoyándose en unos presupuestos que estamos batiendo de sobra. Por eso se sintió tan confiado en rechazar la oferta. El valor conjunto hoy vale es inferior a lo que valían los dos bancos individualmente antes de que se hiciese la oferta. Todos los demás han subido, lo cual quiere decir que el mercado tampoco está tan entusiasmado con esta operación. Lo único que decimos es que el precio es insuficiente, comparado con unos presupuestos absolutamente conservadores, y con un reparto de capital de 2.400 millones en dos años, que ya lo hemos subido automáticamente a 2.900 millones. Todavía nos queda la mejora que vemos en los resultados. Si era insuficiente antes, ahora es más insuficiente todavía. Además, el valor del BBVA, que es la moneda con la que nos pagan, ha caído en vez de subir. ¿Qué tienen que hacer para que sea suficiente? No lo sé. Estará en su decisión y luego en la decisión que tomen los accionistas, si es que mejoran la oferta, que ellos han dicho en todos los tonos que no lo van a hacer.
P. ¿Cómo afecta que haya accionistas compartidos en los dos bancos, qué percepción tienen?
R. Los conocemos a todos y hablamos con ellos continuamente. Lo que dicen es clarísimo. Las fusiones, en general, les parecen bien, pues suponen menos costes, y si todavía hay menos competencia, mejor, porque los ingresos son mayores. Lo que no les gusta nada son los riesgos de ejecución. ¿Qué es lo que nos están diciendo ahora? Pues que ya verán, que siguen observando. Quieren ir sabiendo cómo va todo el proceso regulatorio e irse formando opinión. Ni uno tiene tomada la decisión. Sería una irresponsabilidad. Todo esto que se dijo de que los institucionales estaban a favor (...) Estaban, y lo seguirán estando toda su vida, conceptualmente a favor de situaciones de fusión nacionales, en las que haya ahorros de costes, y que se hagan de una forma ordenada. Eso no va a cambiar. ¿En esta en concreto? Ya decidirán cuando les toque.
P. En la rueda de prensa de presentación de resultados, usted se quejó de que el banco estaba minusvalorado en Bolsa. Si el BBVA quiere quitar el carácter hostil de la opa entiendo que para ustedes es imprescindible una mejora de la oferta.
R. Nosotros no tenemos nada que decir hasta los diez primeros días en los que se produzca el canje, si es que llega ese momento, que también tiene sus incertidumbres. En ese momento el consejo, con la información que haya y teniendo en mente los intereses de sus accionistas, hará una recomendación razonada. Los accionistas harán lo que quieran. Lo único que nosotros sí pedimos es que sea un proceso lo más transparente posible, que la información sea fiable.
P.: ¿No ha sido hasta ahora?¿Por qué?
R.: No hemos estado de acuerdo con algunos de los cálculos preliminares. El de los costes para obtener las sinergias, ese 1,8 veces, nos parece que no refleja la realidad. Nos parece que los impactos en capital serían mucho mayores, porque habría que tener en cuenta también el coste de la ruptura de las joint ventures y la puesta a valor de mercado de los activos, principalmente las hipotecas a tipo fijo. El BBVA dice, y a mí eso me extraña y habría que comprobarlo, que su auditor afirma que son activos de nivel tres, que son difíciles de valorar a precio de mercado. Unas hipotecas que están a tipo fijo es muy fácil decir cuánto valdrían si estuvieran a tipo variable y estuvieran a precios actualizados. También creemos que es muy importante que se expliquen los cálculos en caso de que haya fusión o en caso de que no. La operación, en caso de que no haya fusión, es claramente negativa desde un punto de vista de creación de valor. Nosotros creemos que es posible que también sea negativa incluso si hay fusión, pero si no la hay no plantea ninguna duda. Habría que aplicar las condiciones que imponga competencia sin tener las ventajas de los ahorros derivados de una fusión. Es decir, es hacer el Banco Sabadell peor sin tener las ventajas de la integración.
P. Todavía, hasta ese momento en que el consejo se pronuncie, pueden cambiar de opinión...
R. Claro. Yo dejo totalmente abierta, por lo menos conceptualmente, la posibilidad de que el consejo del Sabadell, llegado el caso, si los remedies [cesiones a otras entidades del mercado para no dañar la competencia] son los adecuados, si se mantiene la competencia, si el valor que reciben los accionistas del banco es el razonable… Es perfectamente lícito que el consejo cambie de opinión, pero tendrían que cambiar muchas cosas.
P. ¿Tiene sentido que podamos tener la aprobación de la opa por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y que los accionistas tengan que pronunciarse antes de que lo haga la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)?
R. El presidente de la CNMV y la presidenta de la CNMC no han sido concluyentes, pero han establecido un marco de qué es posible y qué sería lo más razonable. Es decir, que los accionistas tuviesen la mayor información posible antes de tomar una decisión. La de la posible opa sin fusión no la van a tener, pero por lo menos que todas las otras sí la tengan. Esto tiene dos componentes. Uno, que se aclaren bien cuáles son los impactos, con fusión y sin fusión. El otro, que tengamos claridad sobre cuáles son los remedies tanto de la CNMC y, si es que pasamos la fase dos y a la fase tres, del Gobierno. El presidente de la CNMV dijo que era posible, que era factible y que era deseable. Nuestra obligación y la obligación de los reguladores también es que los accionistas tomen la decisión lo más informada posible.
P. ¿Por qué no han incidido más en que el banco que lanza la opa está procesado por un caso de corrupción, como el caso Villarejo?
R. Esas son decisiones que no nos corresponden a nosotros, que le corresponden al Banco Central Europeo, con el asesoramiento del Banco de España. Nosotros ahí no tenemos opinión. Ni hemos entrado ni vamos a entrar.
P.: ¿Le transmiten alguna preocupación los accionistas por el hecho de que, como resultado de la opa, pasen a tener acciones envuelto en un asunto como este, máxime con la elevada preocupación por los asuntos de Buen Gobierno Corporativo de los inversores institucionales?
R. Eso es una cosa que llegado el momento los accionistas decidirán a la hora de acudir al canje si lo meten en la ecuación o no. Y lo harán libremente.
P. ¿Y si fuese uno de esos accionistas, le quitaría el sueño?
R. Yo soy accionista y todavía no he decidido lo que haré con mis acciones porque todavía no tengo toda la información.
P. Hace años que el banco dejó de tener un núcleo accionarial estable, ¿es esto un problema a la hora de defenderse ante una opa hostil como la del BBVA?
R. Yo creo que no lo es, porque nuestra obligación fiduciaria es defender los intereses de nuestros accionistas y para eso no lo necesitas. En primer lugar, con la gestión del banco y con la revalorización en Bolsa, que se dice pronto multiplicar por seis el valor en tres años y medio. Y, ¿qué ventaja tiene que no haya núcleos duros? Pues que somos una acción muy líquida pese a nuestro tamaño y eso la hace más atractiva. Es decir, los accionistas puedan entrar y salir sin afectar significativamente el valor de la acción. Eso nos ha permitido, entre otras cosas, entrar en el índice MSCI. Se puede ser feliz con y sin núcleos duros.
P. Hace tres años era habitual hablar del Sabadell como una entidad a consolidar y ahora como una entidad que podría consolidar. En función de lo que pase en la opa o incluso dentro de la propia opa por la vía de un caballo blanco, ¿Sabadell se plantea alguna otra operación corporativa para consolidar dentro del sector?
R. Dentro de la opa, absolutamente y claramente no. Lo único que crearía es confusión y nosotros lo que queremos es claridad para nuestros accionistas y no añadir más embroglio, como decía un proxy advisor. Yo creo que ya tienen bastante. Si me dices dentro de tres años, dentro de cinco años, dentro de no sé cuántos años, nunca digas nunca jamás, porque no se sabe y puede haber oportunidades. Las operaciones, para que sean buenas, tienen que tener menos solape y sobre todo menos solape de pymes. Es decir, puede haber operaciones en las que sí haya mayor eficiencia en costes y al mismo tiempo eficiencias en generación de ingresos. Y, por supuesto, acordadas. Si se plantea la oportunidad en el futuro, será obligación de todos analizarlas. No sería una opa hostil, sería un acuerdo, con más complementariedad y menos solapes.
P. Si repasamos su trayectoria profesional, ha pasado por ING, Novagalicia y ahora Banco Sabadell, ¿se ve terminando su carrera como directivo del BBVA, en La Vela?
R. No. Visualizar, los que hacemos meditación, sabemos lo que es una visualización. Y por eso le puedo contestar tan rotundamente. No lo visualizo. No es un desprecio a nadie, no es una respuesta agresiva. Me ha preguntado que si lo visualizo y no lo visualizo.
P. Lo que ha trascendido de las primeras conversaciones de los dos bancos, previo a que se filtrase la oferta de fusión, fue un diálogo parece que muy directo entre Oliu y Torres. A usted, en lo personal, ¿se ha sentido defraudado por haber sido excluido de esas conversaciones?
R. Mi relación con el presidente y la relación del presidente conmigo es buenísima. Yo creo que es envidiable. Creo que hay pocas relaciones tan equilibradas, de tanto respeto mutuo, de yo saber perfectamente cuál es la función de mi presidente, de cuál es la función del consejo, de cuál es mi función como Ejecutivo. No, no me he sentido nada excluido.
P. ¿Hasta qué punto fue un error o una coincidencia negativa que todo se produjera a día de las elecciones catalanas y que el Gobierno tuviera que salir con esa contundencia a hablar de la de la de la opa?
R. Yo creo que lo que ha precipitado todo, y esta es la única vez que voy a especular, fue la subida fulgurante de la acción, un 59% antes de que nos hiciera la oferta. Y después de los resultados del primer trimestre subió un 12% en tres días y estaba en subida libre. Lo que hubo es la urgencia de presentar la opa para fijar el precio, en 1,74. A nadie se le escapa que eran las elecciones catalanas y coincidió.
P.: El Gobierno ha sido muy contundente, no ha bajado el pistón una vez pasadas las elecciones y están muy preocupados por los temas de concentración…
R.: Es evidente. Una de cada dos pymes es cliente del Banco Sabadell. Privarles de su derecho a elegir es muy fuerte. Segundo, ya hay pocos bancos que tengan esta potencia en pymes porque desapareció, entre otros, el Popular. Nos encontramos en una situación en la que ya ha habido mucha concentración y es todavía mucho más sensible en el caso de las pymes. Las pymes necesitan, si es una tienda de chuches, dos bancos porque necesitan dos TPV. A medida que van creciendo de tamaño, las de hasta dos millones requieren tres bancos de media. Y entre dos y 10 millones requieren cuatro bancos de media o cinco. Necesitan que alguno esté fuera, por si quieren sacar a uno para poder meter a otro. Ese es el juego de la competencia.
P. Sobre el negocio en Reino Unido han mencionado que se encuentra en un año de transición. Una vez que se aplique por completo el plan de reestructuración que está en marcha y que aflore todo el valor del que hablan habitualmente, ¿puede llegar el momento de venderlo?
R. No está en nuestros planes, porque no tenemos planes. Estamos muy cómodos con este perímetro. Igual que no ha sido de gran ayuda en este primer semestre para los resultados del grupo, en el año 2025 y 2026 sí lo va a ser. Eso es lo que se llama diversificación. Funciona muy bien y tiene mucho potencial de desarrollo. Hasta ahora ha sido un tema de ordenar el banco, de reducir los costes, de enfocarlo más a sus negocios clave. Era una entidad muy pequeña haciendo muchas cosas. Eso es un lío, eso no funciona. Creemos que tiene una gran trayectoria. Siempre y nunca no existen, pero no tenemos absolutamente ningún plan de cambiar el perímetro.
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