Ni fija, ni variable. O, mejor dicho, ambas cosas, pero en momentos distintos. De esta forma se podría resumir el funcionamiento de la hipoteca mixta, una opción que actualmente apenas escoge uno de cada 10 o 20 usuarios, según datos del sector. Relegada a un segundo plano por el coste especialmente apetecible que ostentan ahora los préstamos a tipo de interés fijo, a su vez empujado a la baja por unos tipos variables que están por los suelos, la hipoteca mixta ha perdido parte de su atractivo, pese a que algunas entidades intenten devolvérselo.
Un préstamo hipotecario mixto es, en realidad, un crédito por el que, durante un primer período, la cuota mensual con la que el usuario lo devuelve se compone de una parte del capital más un interés fijo. Terminado este tramo, empezará otro en el que los intereses cambiarán en el tiempo, al calcularse con un índice variable (suele ser el euríbor) más un diferencial fijo que puede ser más o menos alto dependiendo del perfil del hipotecado, pero que suele rondar el punto porcentual. En otros términos, es una hipoteca fija al principio, que se vuelve variable más tarde.
“Aunque en teoría es posible que los bancos cobren un tipo de interés variable en la primera etapa de la hipoteca, lo habitual es comenzar con un tipo de interés fijo durante un período que puede ir de tres a 10 años”, explica el director general del comparador bancario iAhorro, Marcel Beyer. De esta manera, las entidades “se aseguran unos intereses más altos y constantes en toda la primera parte del préstamo, puesto que no dependen de la evolución del euríbor”, añade. Eso sí, dentro de esta fase, en algunos casos concretos, “es posible acordar distintos tramos donde ese tipo fijo pueda modificarse”, señala Ángel Martínez León, vocal del Consejo Rector del Consejo General de los agentes de la propiedad inmobiliaria (Coapi).
En su opinión, “las hipotecas mixtas son cada día más escogidas por consumidores que solicitan el préstamo de un importe medio, pues aunque en los primeros años los tipos fijos suelen ser más altos que en una hipoteca variable, dan tranquilidad por la estabilidad de las cuotas”. Beyer calcula que, actualmente, esta clase de créditos llega a suponer apenas el 5% de los que se firman cada mes a través de la empresa que dirige, mientras que las hipotecas fijas representan alrededor del 80% (un 55% en febrero, según el INE).
La fija gana
“Ahora mismo la hipoteca mixta no resulta muy interesante porque su tipo de interés fijo suele ser superior al que se puede obtener en un préstamo que se devuelve con un tipo fijo durante toda su vida, y su oferta es algo limitada”, ahonda Beyer. Bien es cierto que, para redorar el blasón de los préstamos hipotecarios mixtos, algunos bancos han rebajado los costes de los productos que se asocian a las hipotecas (por ejemplo, los seguros de vida y hogar) y de las comisiones por amortización. “Aun así, sus condiciones no se alejan mucho del resto de hipotecas”, asegura.
La primacía se la llevan las fijas. Con el euríbor en negativo desde hace años y, ahora, flotando en torno a su mínimo histórico, las entidades se han lanzado en una guerra de tipos de interés fijos cada vez más ventajosos, para captar más clientes y vincularlos a una fórmula que garantiza unos beneficios que el euríbor no puede mermar. Por ello, y “con un tipo de interés fijo que roza el 1%” en iAhorro, Beyer se dice convencido de que “cada vez serán más las personas que se decanten directamente por una cuota estable en lugar del modelo mixto”.
La razón es sencilla. Si “la hipoteca mixta siempre ha sido la opción para aquellos usuarios que quieren beneficiarse de unos intereses más bajos en el tramo en que estos no varían, ahora prefieren apostar por la seguridad, sobre todo porque un tipo fijo durante toda la vida del préstamo se puede encontrar mucho más barato que antes”, dice Beyer, quien aconseja un préstamo fijo a los consumidores que recelan de una posible subida del euríbor a largo plazo y quieren aprovechar la coyuntura actual.
Por el contrario, ya que “es probable que el índice se mantenga en unos niveles muy bajos durante los próximos cinco años, la hipoteca variable sería más recomendable para quienes quieran beneficiarse a medio plazo de un euríbor tan bajo y soliciten un préstamo de corta duración o puedan amortizarlo anticipadamente”, destaca Beyer.
En este contexto, la hipoteca mixta tiene poco sentido. Otro gallo cantaría “si los tipos de interés fueran más elevados y con la probabilidad de que bajaran a medio plazo”, concluye.