Sin estruendos ni sobresaltos, el nuevo euríbor ha llegado para quedarse. La reforma del método para calcular el índice que determina en gran medida el coste de las hipotecas a tipo de interés variable empezó su andadura definitiva a finales de noviembre, lejos de los focos informativos. Con ella, se disipan las dudas que planearon sobre el euríbor cuando, hace siete años, se descubrió que algunas entidades lo habían alterado para que resultara más favorable a sus intereses. Todas las fuentes consultadas coinciden en afirmar que ahora su fiabilidad es mucho más elevada. Eso sí, para calcular el euríbor el pasado diciembre, el gestor del índice —el Instituto Europeo de Mercados Monetarios (EMMI, por sus siglas en inglés)— en tres de cada cuatro casos tuvo que utilizar los últimos recursos previstos por la nueva metodología y renunciar al nivel prioritario, es decir, el tipo de interés al que los bancos que forman parte de su panel se prestan dinero entre ellos, según su propio informe. Lo que se explica por la extrema escasez de este tipo de operaciones, en las condiciones actuales del mercado.
Antes de la reforma, el euríbor se calculaba como la media del coste que los 18 bancos europeos que forman parte del panel del EMMI –entre ellos, los españoles Santander, BBVA, CaixaBank y Cecabank– establecían para los préstamos de dinero entre ellos. No obstante, como estas operaciones se daban realmente en muy pocos casos, se tomaba como referencia el tipo de interés hipotético que estos bancos declaraban que hubieran aplicado de haberlas llevado a cabo. Unas encuestas, a lo sumo, que se podían manipular fácilmente.
Por el contrario, ahora para determinar este índice –que respalda hipotecas minoristas por unos 1.000 millones de euros, según datos de la Comisión Europea– se prevén tres niveles de fuentes. El primero consiste en el tipo de interés en transacciones reales entre las entidades. En el segundo, se contemplan operaciones reales pero contratadas con vencimientos más o menos cercanos a los estándares o de días anteriores. En el tercer y último nivel se encuentran transacciones efectivamente llevadas a cabo pero no elegibles para los dos primeros niveles, datos observados en mercados muy relacionados con el euro, modelos matemáticos o precios teóricos y el juicio de los expertos del panel del EMMI.
Estimaciones justificadas
Cada uno de sus bancos contribuye diariamente al cálculo del euríbor y aplica los tres niveles a cascada, es decir, si el primero falla porque no hay operaciones elegibles, utilizará el segundo y, si este tampoco fuera suficiente, pasaría al tercero. Por ello, el instituto definió esta metodología como “híbrida”. En diciembre del año pasado, en el cálculo del euríbor más común en las hipotecas, el que se revisa cada 12 meses, el tercer nivel entró por el 73%, el segundo, por el 20%, y, el primero, por solo el 7% restante, según el informe publicado en febrero por el EMMI.
Aun así, su secretario general, Jean-Louis Schirmann, se muestra confiado. “La metodología híbrida ya no está basada en las declaraciones sino en operaciones reales, filtradas a través de modelos, fórmulas y pautas específicas”, asegura. “También las contribuciones ofrecidas bajo el tercer nivel se basan en transacciones reales y tienen que ser documentadas y justificadas”, añade. En la misma línea, Alejandro González de Aguilar, socio de la consultora Deloitte, subraya que la reforma evita “la concentración en el origen de las contribuciones” –los bancos que conforman el panel del EMMI pasaron de los 40 que había en 2012 a los 18 actuales– y “contempla el empleo de referencias que vengan directamente del mercado con el fin de complementar ese primer nivel de precios”, lo cual le parece “razonable”.
En opinión de este experto, una de las razones por la que se decidió meter mano a la reforma del euríbor fue precisamente el progresivo achicamiento del panel del EMMI. Fuentes de mercado, sin embargo, prefieren hacer hincapié en la necesidad de que el cálculo del índice tuviera en cuenta las nuevas circunstancias del mercado, que son completamente distintas de las que existían cuando se diseñó la vieja metodología en 1999.
Riesgo reducido
Pero admiten también el papel relevante de las manipulaciones denunciadas por las autoridades europeas en 2013. Según Bruselas, el euríbor se adulteró entre septiembre de 2005 y mayo 2008. Las entidades sancionadas fueron Deutsche Bank, Société Générale, Royal Bank of Scotland, JPMorgan y Citigroup. A cambio de denunciar el cartel, Barclays y UBS evitaron la pena acogiéndose al programa de clemencia de la Comisión Europea. Más tarde se acusaría también a Crédit Agricole y HSBC. De ahí que la UE aprobara un nuevo reglamento sobre los índices (BMR, por sus siglas en inglés) que obligaba a reformarlos.
En un primer momento, desde 2015 hasta principios de 2017, se estudió la implementación de una metodología basada únicamente en operaciones reales entre los bancos, una opción que fue finalmente descartada por su escasez. Por aquel entonces, empezó a fraguarse camino la metodología híbrida, cuyo impacto fue evaluado a principios de 2018. Mientras tanto, el 1 de enero de ese año, entró en vigor el BMR.
Tras una consulta pública llevada a cabo en el segundo trimestre de 2018, la Autoridad belga de Servicios y Mercados Financieros (el equivalente de la CNMV) reconoció al EMMI como administrador del nuevo euríbor. A mediados del año pasado empezó la llamada phase-in, es decir, la adopción paulatina de la metodología híbrida por parte del panel, que transcurrió “sin incidencias”, en palabras de Schirmann. El 28 de noviembre pasado el gestor confirmó que la implementación del nuevo método de cálculo había terminado con éxito.
Se trata de una metodología “muy transparente”, asevera Schirmann, quien insiste en que no es solo segura de por sí, sino que viene acompañada también por un marco de gestión que comprende un código de conducta y otro de obligaciones por parte de los bancos del panel, entre otros elementos. “Esta solución no es un pacto de mínimos ni un lavado de cara: se ha fortalecido considerablemente la gobernanza del índice y existe una regulación ad hoc, por lo que se puede afirmar que el riesgo de manipulación ha disminuido notablemente”, redundan las fuentes de mercado consultadas.
La primera revisión anual de su aplicación, cuyos resultados serán públicos, “tendrá lugar durante este 2020”, declara Schirmann.