El euríbor cumple las previsiones. Sin sorpresa, sube muy levemente en enero –aunque registra el nivel más bajo de la serie histórica para el primer mes del año– y sigue abaratando las hipotecas antiguas a tipo de interés variable cuya revisión toque ahora. A falta del dato del viernes, este índice cierra enero en el -0,252, es decir, 13,6 puntos básicos menos que hace 12 meses.
Esta variación negativa se repercute directamente en los préstamos variables cuya modificación anual del tipo de interés se modifica en febrero. En el caso de una hipoteca de 150.000 euros con una tasa de euríbor más un diferencial del 0,99% (uno de los más comunes en la actualidad), el ahorro será de 8,48 euros al mes, lo que equivale a 101,76 euros en el año, según cálculos del comparador bancario iAhorro.
En lo que respecta las hipotecas variables que se constituyan ahora, serán levemente más caras que hace un mes, ya que el euríbor cerró diciembre en el -0,261, es decir, nueve puntos básicos menos que en enero. “La subida no es muy significativa y cumple con la tendencia prevista, con pequeñas subidas y bajadas diarias que se traducen en pequeños ajustes mes a mes”, señala el director de Hipotecas de iAhorro, Simone Colombelli. Se trata, sin embargo, del nivel más bajo de la serie histórica del índice para un mes de enero, ya que en 2017 cerró este mes en el -0,095, en 2018, en el -0,189, y en 2019, en el -0,116.
Piloto automático
Al ser calculado en función del coste al que los bancos europeos se prestan el dinero entre ellos, el euríbor está estrechamente vinculado a la política monetaria del BCE, que determina los tipos de interés generales. Desde esta perspectiva, en palabras de Joaquín Robles, analista del bróker financiero XTB, este mes “no ha cambiado nada: las previsiones económicas son las mismas, ya que nos hemos quitado de en medio las negociaciones del Bréxit o la guerra comercial entre Estados Unidos y China y los conflictos geopolíticos entre Trump e Irán”. Las consecuencias que pueda tener la expansión del coronavirus sobre la economía del gigante asiático, sin embargo, son una fuente de preocupación creciente.
De momento, Robles explica que “los miembros del BCE piensan que las medidas de política monetaria laxa adoptadas hasta ahora no están teniendo los efectos deseados, por lo que no pretenden intentar otras más en el corto plazo, sino iniciar una reformulación”. En la misma línea, Ulrike Kastens, economista de la gestora DWS, cree que, bajo el mando de Christine Lagarde, “la revisión de la estrategia, presentada como un proyecto central y el segundo de este tipo en la historia del BCE, no debería dejar ninguna cuestión sin resolver”.
No obstante, en su opinión, “aunque algunos en los países escandinavos podrían poner alguna esperanza en el próximo análisis de los efectos secundarios de la política monetaria del BCE, no creemos que esto anuncie el fin de la política expansiva”. Y concluye: “Mientras las perspectivas de inflación y crecimiento no cambien de forma significativa, la política monetaria seguirá en piloto automático y el entorno de bajos tipos de interés continuará”.
Todas las previsiones apuntan a que, en ausencia de cambios trascendentales de escenario, el euríbor siga en terreno negativo durante todo 2020.