Energía verde, inteligente y anticrisis
La electricidad no solo ilumina la pantalla donde lee este artículo. También puede conectar a la economía tras el parón. Así contribuye lberdrola desde su estrategia digital
La economista María Blanco suele usar una metáfora para hablar de economía en tiempos de confinamiento. Es como un reactor nuclear; si se para en seco, corre el riesgo de fundirse. Es vital mantener un nivel suficiente de actividad para desacelerar y después recuperar el pulso gradualmente.
Si un factor está siendo decisivo en ese aspecto es la digitalización, que permite el teletrabajo y la gestión telemática de infraestructuras y servicios estratégicos para todo el ecosistema, como es el suministro de energía. Nunca se había revelado en todo su valor algo tan sencillo, y tan crítico, como encender un ordenador o el funcionamiento sin novedad de una red wifi o un enchufe. O más aún, garantizar la electricidad de un hospital.
La crisis dejará muchas lecciones, muy dolorosas algunas, muy prácticas otras. Entre estas últimas, que haber invertido en la transformación digital del sector energético va a contribuir y mucho a la recuperación económica, o lo que es lo mismo en este contexto tan difícil, a la recuperación social. Y también que sobre esta actividad y su cadena de valor se puede construir una sociedad mucho más resiliente a los desafíos futuros, basada en principios verdes.
Dicho de otra forma, las ventajas de la digitalización antes de marzo no solo siguen vigentes, sino que serán aún más importantes para responder a un nuevo modelo caracterizado por la eficiencia energética, la reducción de emisiones, la movilidad eléctrica, el autoconsumo o la personalización de la oferta energética para un nuevo consumidor más concienciado, más conectado, más interactivo… y con una mayor sensibilización respecto a la calidad y sostenibilidad de lo que compra o usa.
“La crisis ha situado la electrificación como palanca para la reactivación económica y social, por su efecto tractor sobre la industria y el empleo y porque contribuye, además, a la independencia energética, la calidad de nuestro aire, la competitividad de las empresas y la creación de una sociedad más inclusiva y resiliente” (Ángeles Santamaría, CEO de Iberdrola España).
“Esta crisis ha demostrado la importancia de tener una cadena de valor nacional fuerte en los suministros esenciales y ha colocado a la electrificación como una palanca muy potente para la reactivación económica y social, además de contribuir de forma determinante a la independencia energética, la calidad de nuestro aire, la competitividad de las empresas y la creación de una sociedad más inclusiva y resiliente”, explica Ángeles Santamaría, CEO de Iberdrola España. “El desarrollo de infraestructuras y servicios energéticos limpios e inteligentes ha permitido la creación de un tejido local muy potente, que será vital en la recuperación, siempre que esta se haga en clave verde, para crear empleo y para seguir exportando proyectos y conocimiento”.
¿Estamos bien posicionados? “España ha desarrollado en los últimos años una sólida industria de bienes de equipo, cuenta con un buen recurso renovable, un territorio suficiente para desarrollar proyectos eólicos y fotovoltaicos, empresas energéticas potentes, un mix de generación diversificado, capacidad de inversión y el despliegue de redes eléctricas inteligentes. La respuesta: yo creo que sí”, apunta Santamaría.
Iberdrola ha sido una de las empresas protagonistas en ese doble impulso de electrificación y digitalización; una apuesta por la innovación tecnológica, que está permitiendo la optimización del funcionamiento de activos, la capacidad de respuesta de redes y sistemas y la generación de nuevas propuestas al mercado y nuevos modelos de negocio. Hasta 2017, la compañía había destinado 5.600 millones de euros en transformación digital y de 2018 a 2022 inyectará otros 4.800 millones en 75 proyectos anuales. En 2019, invirtió en I+D+i 280 millones de euros, que la sitúan como la primera eléctrica española y la tercera del mundo por recursos destinados a esta área. La compañía ha incrementado su inversión en innovación un 115% en la última década.
¿Cómo materializa la compañía esta transformación digital en sus actividades y proyectos? En tres ejes que interactúan para tejer una estrategia integrada:
- En la gestión de proyectos verdes, desde los Centros de Operación de Energías Renovables (CORE), que permiten un control remoto y en tiempo real de todos sus parques eólicos y fotovoltaicos y centrales hidroeléctricas en el mundo, el mantenimiento predictivo y en general la optimización de la producción de estas instalaciones ‘verdes’. También hacen uso de drones en infraestructuras de difícil acceso —aerogeneradores, líneas de alta tensión …—, aplicaciones de realidad aumentada para intervenir por ejemplo en aerogeneradores eólicos, o la analítica avanzada de big data para la detección temprana de incidencias.
- Redes inteligentes. Son complejas mallas, robustas, pero a la vez flexibles. De ahí que su digitalización combine la capacidad de dispositivos e infraestructuras, como los casi 11 millones de contadores inteligentes y 90.000 centros de transformación, con su gestión en Centros de Operación de Distribución (COD), desde los que por ejemplo Iberdrola opera una red de 270.000 kilómetros de redes eléctricas en España. Su proceso de transformación en inteligentes se ha convertido en una referencia internacional como solución digital escalable en gestión de redes. Otra de sus innovaciones con mayor capacidad disruptiva es la iniciativa smart cities, que despliega un modelo de traza neuronal, como en un cerebro humano, para procesar flujos ingentes de información y optimizar la eficiencia energética en todos los ámbitos de una ciudad, desde sus infraestructuras al consumo de edificios y la movilidad eléctrica.
- Soluciones a la medida de los clientes. Gestión digital, blockchain, big data y analítica avanzada para que el consumidor adapte su consumo, según sus necesidades del momento. Esto introduce una casuística casi infinita, porque cada cliente es un mundo, como la diversidad de servicios: desde planes a medida para personalizar el consumo, a compras de paquetes de electricidad 100% renovable desde el móvil, el telecontrol de dispositivos domésticos y domóticos, proyectos de paneles solares y baterías para autoconsumo, la identificación del origen renovable de la electricidad, reservas y recargas de energía verde para vehículos eléctricos… En el ámbito de la movilidad, por ejemplo, Iberdrola despliega un plan que le permitirá instalar 150.000 puntos de recarga en los próximos cinco años y con ello romper barreras e impulsar la electrificación del transporte.
La energía de las 'startups'
Una de las frases más escuchadas estas semanas: "Esta crisis la superamos entre todos". Esa misma voluntad de cooperación tiene su equivalente en el modelo de innovación abierta, donde grandes empresas se alían con pequeñas startups para beneficio mutuo. Iberdrola fue pionera en este ámbito a través del programa Perseo, que desde 2008 y con un presupuesto de 70 millones de euros ha incorporado más de 2.000 empresas emergentes para desarrollar proyectos de almacenamiento, robótica, big data, Inteligencia Artificial o sensores avanzados.
Precisamente porque la crisis sanitaria ha frenado la economía, al mismo tiempo ha potenciado la innovación abierta como solución. Así ha surgido Energía Positiva +, una plataforma de apoyo financiero a startups y scaleups —startups ya consolidadas con opciones de expansión— que presentan ideas innovadoras de economía verde contra el impacto del coronavirus. El tiempo es un factor clave, así que las iniciativas deben ponerse en marcha de forma inmediata y desarrollarse en un plazo máximo de un año. Varias empresas del sector energético ya se han unido a la plataforma. Entre ellas, Enagás, Red Eléctrica, CLK o Iberdrola.