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Crecer felices en familia

El apoyo en red multiplica, es más que la suma de sus partes. Así funciona la alianza cruzada entre Generali, sus empleados, las ONG y padres con niños en riesgo de exclusión. Por eso se llama Crecer felices en familia y se integra en el programa global 'The Human Safety Net'

"Solo no puedes, con amigos o aliados, sí”, se decía en La bola de cristal. La consigna parece evidente en cualquier empeño colectivo, y más en el terreno de la solidaridad. Si los problemas sociales están interconectados, por qué no las soluciones.

Ese modelo de cadena de apoyos se aplica en el proyecto Crecer felices en familia, que la aseguradora Generali integra en su programa internacional The Human Safety Net. Evitar problemas mañana paliando carencias hoy, esa es su meta. O lo que es lo mismo: ayudar a las familias más vulnerables que crían sin apenas medios a hijos de cero a seis años.

La elección de este colectivo no es casual. Según los datos que maneja Save the Children, uno de cada tres niños en España está en riesgo de exclusión. “Una dimensión ética y socialmente inaceptable”, apunta el director de Comunicación de Generali España, Javier Aguirre de Cárcer. Pero no solo España. Si analizamos los datos de Europa, los menores en riesgo suman ocho millones, casi la población total de Austria.

Tres de cada cuatro familias han mejorado su vida con el proyecto.

La ciencia del aprendizaje ha demostrado que ese primer tramo de edad es, con diferencia, el más sensible a la formación y al estímulo. De intervenir o no depende en buena medida el rendimiento cognitivo de ese niño. Y, por tanto, sus oportunidades de desarrollo personal y profesional cuando llegue a adulto.

El proyecto que desarrolla Generali tiene un enfoque integral. Trabaja con los padres para ayudar a los hijos y les dota de habilidades sociales básicas para avanzar por sí mismos. Por ejemplo, les conciencia sobre la importancia de jugar con sus hijos y fortalecer el vínculo. El niño necesita sentir cerca ese referente vital, la protección del entorno. También los padres, que cumplen su papel.

Además de la afectividad, el proyecto estimula el bienestar físico, la adquisición de hábitos saludables como una alimentación sana, el descanso y el sueño, la higiene como un ingrediente de la autoestima, no solo de la salud, o leer para favorecer la escolarización y hacer normal la presencia de libros en casa.

¿Cómo optimizar el resultado? “La cadena de apoyos busca que quienes hoy se benefician puedan ayudar mañana a otros. Queremos extender una corriente de cambio positivo y, para lograrlo, vinculamos a la empresa, a nuestros empleados, a expertos y a las ONG que desempeñan un rol crucial”, añade Javier Aguirre de Cárcer.

Cada eslabón comparte con el resto una experiencia específica. Generali aporta “un enfoque humanitario de la responsabilidad social centrada en los problemas más urgentes de las comunidades locales, con un mayor beneficio social a largo plazo”, explica el director de Comunicación. “Y la intervención directa. Las grandes corporaciones suelen delegar en ONG o asociaciones; nosotros creemos que el impacto es mucho mayor si trabajamos codo a codo”.

En Madrid, el programa lleva un año funcionando de la mano de la Fundación Tomillo, de gran solvencia en soluciones prácticas a estas situaciones. De hecho, desde 2015 desarrolla un programa en los barrios del sur de Madrid con mayor tasa de pobreza infantil, en el que ha logrado una escolarización superior al 70%.

Este año, las acciones que Generali desarrolla a través de The Human Safety Net llegarán también a Cataluña de la mano de otra entidad especializada, la Associació Educativa Itaca, que lleva más de 20 años desarrollando diferentes programas en L’Hospitalet de Llobregat. Itaca ha comprobado que las madres suelen mostrar más interés y mantener ese compromiso en el tiempo. Si a veces no asisten es justo porque tienen que cuidar de sus hijos y la solución de Itaca ha sido organizar actividades simultáneas con los niños para que ellas acudan a los talleres.

Para fortalecer el proyecto, The Human Safety Net promueve el intercambio de buenas prácticas entre todas las fundaciones y ONG con las que colabora en más de 20 países. El último encuentro se ha celebrado en Venecia, sede del grupo, en septiembre. Gracias a ese contacto, Generali sabe que la mayoría de las ONG no tienen medios para una gestión sistemática de su labor, por eso ha cedido a las ONG una aplicación profesional de medición de impactos que mejora la eficacia.

Los empleados de Generali, que trabaja junto a ONG de 20 países, son parte esencial de los proyectos. 

Para Generali, estas acciones tienen otro componente adicional: el trabajo voluntario de los empleados que apoyan a los educadores o imparten talleres relacionados con la actividad de la compañía, como el de economía familiar para gestionar un dinero siempre escaso, racionalizar gastos y llegar mejor a fin de mes.

“Se trata de una experiencia que marca profundamente a nuestros empleados y que ayuda a fortalecer nuestra cultura corporativa”. Según Aguirre, mejora el sentido de pertenencia y el ambiente de trabajo, “especialmente entre los colaboradores más jóvenes que buscan compartir una motivación vital, no solo profesional, con la empresa. Nos permite potenciar el factor humano, la cercanía a los problemas de nuestros clientes, ser más abiertos y flexibles”.

Generali quiere que The Human Safety Net llegue en los próximos años a más ciudades, familias y voluntarios. Para ello, además de apoyar a estas entidades, buscarán nuevas fuentes de financiación. El balance ya supera las expectativas. En menos de dos años, el sistema de medición dice que el 75% de los padres se sienten más felices y han mejorado en todos los aspectos que trabaja el proyecto.

La otra red de redes

El programa The Human Safety Net (THSN) teje una red internacional de solidaridad en más de 40 países del Grupo Generali. Su misión es desbloquear el potencial de las personas en situación o riesgo de exclusión social para que transformen sus vidas y sus comunidades. Y lograrlo ofreciéndoles protección, tutoría, capacitación e inversión. Se despliega en tres grupos en el que ha identificado mayores necesidades: THSN para familias en situación de pobreza y con niños pequeños; THSN para startups de refugiados, que procura convertirles en emprendedores, y THSN para recién nacidos, que salva a bebés de la asfixia perinatal. Cada país escoge un proyecto según las necesidades más urgentes que detecta, y el de familia ha sido la elección más frecuente en mercados tan diversos como España, Argentina o Tailandia.

El modelo elegido por Generali construye una red entre todos los países para potenciar y proyectar su visibilidad. La compañía está rehabilitando sus edificios históricos en un flanco de la plaza de San Marcos, en su sede veneciana, y destinará una planta para organizar eventos y exposiciones del programa. En España, además, ha sido reconocida como la Mejor Práctica en Acción Social, en la segunda edición de los Premios de Diversidad e Inclusión de la Fundación Adecco.

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