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Cuando los pagos escapan a la vista

Los nuevos sistemas de pago, desde la identificación facial hasta los relojes inteligentes, simplifican e invisibilizan el proceso

Carlos Gómez Abajo
Una forma de evitar el problema del olvido de contraseñas es la biometría: la lectura de la huella dactilar o del iris.
Una forma de evitar el problema del olvido de contraseñas es la biometría: la lectura de la huella dactilar o del iris.iStock

Los sistemas de pago son cada vez más rápidos y cómodos para los usuarios, y casi hacen que parezca que no hay relación entre comercios y clientes. De las tarjetas de crédito, ya casi una antigualla a nivel tecnológico, se ha pasado al pago con el móvil o el smartwatch, a la inteligencia artificial, que actúa a golpe de voz, y las tecnologías biométricas, que no requieren que el cliente lleve nada encima: solo detectando su cara o su huella dactilar.

Según Juniper Networks, multinacional de redes y seguridad, más de 78.000 millones de dólares (68.600 millones de euros) en transacciones se realizarán de forma invisible en 2022.

El último desafío es que el usuario sea el propio medio de pago, una forma de evitar el problema habitual del olvido de contraseñas. Es lo que se denomina biometría, que también hace uso de la inteligencia artificial. Una forma muy obvia es mediante la huella dactilar, muy utilizado en los móviles, pero también en las denominadas tarjetas biométricas (el usuario pone su huella en el plástico). Otra vía es el iris ocular. Todas ellas son más seguras que las simples claves numéricas, pues evitan también la suplantación de identidad.

En esa línea, BBVA está desarrollando métodos de pago basados en tecnologías biométricas para hacer invisible el momento del pago en comercios y ha empezado a utilizarlos, en fase de pruebas, en las cafeterías y restaurantes de su sede corporativa, Ciudad BBVA.

Se basa en la tecnología de la startup Veridas, creada por el banco junto a Das-Nano. Los usuarios solo tienen que mirar a las cámaras situadas dentro unas cabinas junto a las cajas registradoras. Mediante inteligencia artificial de reconocimiento de imágenes, el sistema identifica el rostro –previamente registrado en el sistema– y realiza automáticamente el cargo en su tarjeta.

En las cafeterías, los usuarios también pueden utilizar la app Selfie & Go, para realizar sus pedidos con antelación. De esta forma, una vez que vayan a recogerlo, no tienen que esperar ni realizar ninguna otra transacción.

Estas fórmulas permiten a los establecimientos, además, ofrecer descuentos y ofertas a los clientes a través de la app. En el futuro, la idea es usar etiquetas RFID (identificación por radiofrecuencia) para pagar los productos con solo pasarlos por una máquina.

A cambio, los vendedores, liberados del tiempo que se emplea en realizar los cobros, tienen así más para asesorar a los consumidores.

Intermediarios artificiales

Además de mediante biometría, la inteligencia artificial se ha convertido en verdadera intermediaria de los pagos: Pepper, de Mastercard, es un robot que interactúa con los comensales de un restaurante, les hace recomendaciones de menú, les cobra, y hasta baila con ellos. Otras empresas proponen el uso de beacons, dispositivos que emiten señales de poca potencia, y que permiten que el cliente pague su cuenta con solo decirle su nombre al camarero.

La activación de los chatbots a través de la voz ha llegado también al sector financiero. BBVA, por ejemplo, trabaja con los principales asistentes de voz: Siri o Google Assistant en castellano, para facilitar determinadas gestiones a los usuarios. Hoy, los clientes de BBVA en España pueden enviar dinero a través de Siri y buscar los cajeros más cercanos o preguntar por los productos disponibles a través de Google Assistant.

BBVA, de hecho, fue la primera entidad financiera española en poner en marcha un chatbot en Facebook Messenger y Telegram para que los clientes consulten de manera rápida y sencilla el saldo de sus cuentas, el IBAN o el cajero más cercano a su ubicación, entre otros datos. Además, a estas funcionalidades se han ido añadiendo otras innovadoras opciones, como la posibilidad de preguntar a través de Google Assistant sobre los productos disponibles para contratar y enviar dinero sin salir de aplicaciones de mensajería instantánea o con la voz, con una simple orden a Siri, el asistente personal de los dispositivos con iOS.

BBVA ya ha expresado su voluntad de seguir ampliando la atención al cliente a través de chatbots, dada la gran acogida que estos servicios han tenido entre los clientes. Además, gracias a las tecnologías de inteligencia artificial (IA) y machine learning, cada vez serán propuestas más funcionales y personalizadas, dado que aprenden en función del comportamiento de cada usuario.

También están los altavoces inteligentes como Alexa, de Google, y Echo, de Amazon, que realizan compras solo con oír la voz de sus dueños. En esa línea está el internet de las cosas, que permite pedir comida a través de la nevera, o repuestos para la casa de todo tipo mediante botones específicos de plataformas distribuidoras instalados por el hogar.

Compras sin contacto

Además de los omnipresentes y casi omniscientes smartphones, los relojes inteligentes y las pulseras específicas para hacer pagos ya están ampliamente extendidos en países como Reino Unido, donde su uso es aceptado en general por los establecimientos.

Las nuevas apps de sistemas de pagos, como Google Pay, permiten integrar las tarjetas bancarias, lo cual facilita el pago con los wearables conectados a internet, sin tener que introducir el número de la tarjeta en cada ocasión.

Hasta los espejos mueven dinero: Mastercard presentó en el pasado Mobile World Congress de Barcelona un sistema conforme al cual la persona se prueba la prenda delante del espejo, y este le informa del precio y muestra un sensor en el que se coloca el dispositivo contactless de turno.

También el coche se puede convertir en un medio de pago, introduciendo una tarjeta digital en el software del salpicadero. Y ni siquiera eso hace falta: en el aeropuerto de Fráncfort (Alemania), los coches acogidos a un sistema de pagos concreto pagan simplemente cuando se captura su matrícula en las cámaras.

Sobre la firma

Carlos Gómez Abajo
Licenciado en Físicas, máster en Periodismo UAM-El País y posgrado en Información Económica. Es redactor de Opinión de Cinco Días, y también ha escrito en Mercados y en la sección de ocio/lujo. Ha trabajado en el portal de noticias científicas Tendencias 21 y ha hecho traducciones, la mayoría de tipo económico.

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