Sube la tensión de los eléctricos
En tres años se han multiplicado por cinco y para 2030 se espera que el 41% de los coches funcionen con electricidad
La crisis del dieselgate ha acelerado el final del camino para los motores de combustión. De hecho, se impone por ley en algunos países que fijan su desaparición en 2040 (Francia, Países Bajos y Reino Unido). A la vez, abre una gran autopista para la llegada del coche eléctrico, que, sin embargo, no acaba de imponerse a la velocidad esperada. Hoy representa apenas el 1% del parque mundial, con 3.109.050 millones de unidades contabilizadas a finales de 2017, de las que dos terceras partes se corresponden a eléctricos puros. Aunque se espera que se acelere su crecimiento hasta alcanzar en 2030 más del 40% del total de vehículos en circulación, incluyendo las motorizaciones híbridas según el informe Cepsa Energy Outlook.
“Uno de cada cuatro clientes en Europa ya vislumbra comprar un coche eléctrico”, afirma Gilles Normand, vicepresidente de vehículos eléctricos de Renault. La intención sube hasta uno de cada tres entre los residentes en la zona Asia-Pacífico. Y es que, por el momento, China acapara el 40% de los vehículos de este tipo en el mundo, incluidos los autobuses de pasajeros, de los que hay unos 370.000 operativos en el país asiático y que son prácticamente todos los existentes (99%), según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
La Asociación Automovilista de Estados Unidos (AAA, en sus siglas en inglés) ha realizado el mismo sondeo en EE UU, donde se pone de manifiesto que uno de cada cinco automovilistas cambiaría su coche por un modelo electrificado. En un mercado de 50 millones de consumidores, el parque eléctrico estadounidense alcanzó 565.000 unidades en 2017 y es ya el segundo, por detrás de China. El pasado año la demanda creció en un 75%, registrando 280.000 ventas.
En Europa, el coche eléctrico y el híbrido enchufable representan todavía sólo el 2%
En Europa, la transición se desarrolla de forma dispar según los países. Los coches totalmente eléctricos experimentaron una progresión del 45% el año pasado respecto a 2016, contabilizando 135.369 matriculaciones sobre un total de 15 millones de vehículos vendidos, según datos de la Asociación de Fabricantes Europeos (ACEA). Y en 2018 ya se han matriculado 180.000 eléctricos e híbridos enchufables, de acuerdo con las cifras de Jato Dynamics. Noruega es el referente de la transición energética. Consiguió en 2017 una tasa de mercado de 39,2% de coches eléctricos sobre el total, sumando 33.025 matriculaciones. En la clasificación le siguen a distancia otros dos países nórdicos: Islandia, donde el 11,7% de las ventas son modelos eléctricos, y Suecia, con el 6,3%. Sin embargo, la gran explosión del eléctrico en Europa está por llegar, pues sólo representa el 2% del total.
En este escenario de electrificación España todavía se encuentra en una situación incipiente, a pesar de experimentar el año pasado un importante crecimiento de ventas del 80%, sumando eléctricos puros, híbridos e híbridos recargables. Los 14.842 turismos con motores eléctricos representan 3,2 vehículos de este tipo por cada 10.000 habitantes, una relación todavía discreta ante los planes europeos en cuanto a reducción de emisiones.
A remolque
No es un caso aislado, pues el sur de Europa va a remolque de sus vecinos continentales. Tras un arranque parecido al experimentado en Francia, España y Portugal recortaron drásticamente durante la crisis las ayudas al coche eléctrico y quedaron descolgados del mercado francés, que tiene previsto poner en circulación para 2022 un millón de coches recargables en la red (eléctricos puros e híbridos enchufables). Italia por su parte ha optado temporalmente por el gas natural como energía alternativa y Grecia todavía registra unas ventas insignificantes frente a los coches de motor térmico.
Aun así, las ventas de eléctricos e híbridos crecen en España. En julio pasado registraron un aumento de matriculaciones del 47% respecto al mismo mes del año anterior. Con 52.316 unidades acumuladas en el primer trimestre de 2018, según Anfac, se prevé que los eléctricos en España podrían multiplicarse por cinco en 2020, como señala el Observatorio Sectorial DBK.
Hará falta un número de cargadores superior al de vehículos para hacerlos competitivos
La expansión desigual del coche eléctrico es todavía ajena al propio mercado. Depende en gran parte de las administraciones, más o menos involucradas mediante incentivos a la compra y exenciones fiscales. Buen ejemplo es Noruega, país donde este tipo de vehículo recibe importantes ayudas directas en su compra e indirectas en su uso, como gratuidad en peajes, aparcamientos o ferris. Además, en Noruega la adquisición de un coche eléctrico resulta incluso más barata que la de su equivalente térmico, beneficiándose de un coste energético muy favorable de origen hidráulico.
Pero también existen problemas técnicos. Por un lado, está el elevado precio de las baterías debido sobre todo a las materias primas necesarias para su fabricación, litio y cobalto, y que por su escasez son minerales estratégicos. Por otro, está su autonomía, todavía limitada frente a los coches térmicos. La eclosión definitiva del vehículo eléctrico, que todavía no termina de producirse, requiere además una extensa red de suministro, tanto pública como privada. La AIE contabiliza tres millones de cargadores privados en el mundo, más otros 430.000 públicos. Insuficientes para atender la creciente demanda. Y sólo una cuarta parte son rápidos (capaces de cargar el 80% de las baterías en 30 minutos), que son los exigidos para que los eléctricos puedan competir con los térmicos, que repostan en pocos minutos.
El problema de la escasez de cargadores se evidencia ante la perspectiva de alcanzar en 2030 los 220 millones de vehículos eléctricos, según la AIE, y que necesitarán, para garantizar su máxima eficacia, un 10% más de puntos de recarga.
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