Empuje a los emprendedores
Llevar las ideas a la realidad necesita de unos puentes que el Santander ha tendido a 7.000 universitarios aprendices de empresarios
Emprender es un verbo que quiere mejorar el mundo. El infinitivo de un cambio. Pero para conjugarse necesita personas que lleven las ideas a la realidad. Cruzar ese puente, caminar esos pasos, resulta difícil. “El talento emprendedor está distribuido por todo el mundo, áreas de conocimiento y niveles sociales. Sin embargo, por desgracia, no sucede lo mismo con las oportunidades. Por eso nuestros programas buscan cerrar esa brecha”, reflexiona Javier Roglá, director global de Santander Universidades y Universia. El banco ha trazado una urdimbre densa de ayudas que une esas dos orillas. Promueve 350 programas de emprendimiento conectados a universidades de todo el mundo. A través de esos encerados se impulsan cada año las ideas de 7.000 emprendedores. Son iniciativas con sujeto y predicado. Frases que dan esperanza. Yolanda González, al frente de Nanocore Biotech, usa las placas de Petri para mejorar los tratamientos del cáncer infantil; Beatriz Ramis, con su proyecto SNA, reduce el tiempo de estancia de los enfermos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y Patricia Aymá crea plásticos sostenibles a partir de desechos orgánicos. Son tres ejemplos. Hay decenas. Pero todos entienden la vida como un lugar que debe ser mejorado.
El compromiso, la clave del desarrollo
FEDERICO GÓMEZ, DIRECTOR DE SOSTENIBILIDAD DE BANCO SANTANDER
En el Santander, la sostenibilidad implica progreso, generar valor a largo plazo, y ética y responsabilidad al hacer negocio. También consiste en inspirar y recompensar a nuestros 190.000 empleados, servir a nuestros más de 130 millones de clientes, retribuir a nuestros accionistas e invertir en nuestras comunidades.
El apoyo a la educación superior es la seña de identidad del compromiso social de Banco Santander. Mantenemos una alianza estable desde hace más de 20 años con el mundo universitario, convencidos de que la mejor manera de ayudar al progreso es dedicando recursos y esfuerzo a la Universidad. En 2016, el banco destinó 209 millones de euros a inversión social, y de ellos 157 millones a educación superior, a través de más de 1.100 convenios con universidades de 21 países.
El mercado de trabajo, cada vez más exigente y cambiante, pondrá a prueba a las nuevas generaciones. Por ello, el banco ha lanzado Santander X en asociación con universidades europeas y americanas, que nace con vocación de convertirse en el mayor ecosistema de emprendimiento universitario del mundo.
Buscamos alcanzar un crecimiento inclusivo para los más vulnerables. Una de las condiciones necesarias para la inclusión social es el acceso a recursos financieros. Así, en América Latina hemos prestado 150 millones de euros mediante microcréditos a 246.778 microemprendedores (fundamentalmente mujeres), promoviendo además su educación financiera.
Por otra parte, el sector financiero ha adquirido un papel relevante en la lucha contra el cambio climático, uno de los grandes retos de nuestro tiempo. Los bancos podemos contribuir con iniciativas para avanzar hacia una economía baja en carbono, y así en el Santander hemos participado en 2016 en la financiación de 7.082 megavatios en nuevos proyectos de energías renovables.
El desarrollo sostenible se sustenta en nuestro compromiso. Actuar con responsabilidad no es una opción para las empresas, al igual que no lo es para las personas. Es un deber. Así lo entendemos en Banco Santander.
Sobre ese prisma reluciente de mil caras, el Santander ilumina el universo de los emprendedores. En cada país brilla una faceta. En España, durante ocho ediciones, Santander YUZZ ha impulsado los proyectos de 4.200 jóvenes. Estos días, su relevo, la iniciativa Explorer, da formación, apoyo y mentoring gratuito a chicos de entre 18 y 31 años que persiguen construir sus negocios. Un compromiso internacional. El banco respalda en Chile la iniciativa Brain Chile. Es una aceleradora de ideas con base científica y tecnológica. Mientras, en México, concede el Premio Santander a la Innovación. Precisamente en esa ciudad anunció en octubre el lanzamiento de Santander X, el mayor ecosistema del mundo destinado a emprendedores universitarios.
Desafío mundial
Nadie lo duda. El desafío de la educación se ha sentado en todos los pupitres del planeta. Y pide, con urgencia, respuestas. El banco ofrece algunas. A través de Santander Universidades mantiene más de 1.100 acuerdos de colaboración con instituciones de enseñanza de 21 países. El año pasado, el grupo respaldó 3.900 proyectos universitarios y concedió 36.000 becas. Un álgebra de ayudas que encaja con la geografía de una entidad en cambio. “La base de nuestra transformación es una cultura que promueve una forma de hacer las cosas sencilla, personal y justa en toda la organización”, explicaba Ana Patricia Botín, presidenta de Santander.
El andamiaje de una política de sostenibilidad que viaja fuera del banco pero también dentro. El año pasado, 60.000 empleados participaron en programas de voluntariado. Una implicación que les llevó lejos. Desde la formación financiera para estudiantes, ancianos y personas de bajos ingresos en Europa hasta el apoyo a la educación infantil en Brasil. Porque hay tantas causas en el planeta como días. Hay tantas batallas que dar como soldados. Una de las más urgentes es la de la desigualdad. Y aquí los microcréditos están cargados de razones. El Santander respalda 250.000 proyectos de este tipo en América Latina. Pequeñas cuantías de dinero que tienen un efecto maltusiano en la mejora de la vida de miles de personas. Actos que reflejan los compromisos y las palabras. “Tan importante como obtener buenos resultados financieros y comerciales, e incluso más, es hacerlo de la forma adecuada”, escribió Ana Patricia Botín en su presentación al informe de sostenibilidad de 2016. La ética del dinero.
Por eso unas 300.000 personas han aprovechado el último año las iniciativas de educación financiera. Se trata de despejar incógnitas en esa ecuación que es siempre la vida cotidiana. Entender la declaración de la renta, conocer la diferencia entre una tarjeta de crédito y de débito o consumir de manera inteligente. Vivimos rodeados por la economía. Vivimos exigidos por su conocimiento. Una exigencia que llega a niños, jóvenes, colectivos vulnerables, emprendedores y empresas. Esta formación se ha convertido en uno de los principales ejes del voluntariado corporativo del banco. En lo que va de año, 433 voluntarios (en activo, jubilados, prejubilados) han impartido en España 18.000 horas de estas enseñanzas.
Progreso social
Todas estas propuestas que nos hablan de emprendedores, educación financiera, microcréditos o formación evidencian la importancia de la inversión privada en el progreso de la sociedad. Sobre ella, la política de sostenibilidad del banco dibuja una serie de principios y compromisos dirigidos a crear valor a largo plazo para sus grupos de interés. Son valores escritos negro sobre blanco en los diferentes informes de sostenibilidad del grupo pero sobre todo son valores prácticos. Santander quiere ayudar, entre 2016 y 2018, a cinco millones de personas. El pasado ejercicio invirtió 209 millones de euros —157 millones en educación superior y 52 millones en proyectos de apoyo a la comunidad—, colaboró con 7.194 instituciones y entidades sociales e involucró a 63.865 empleados. En total, extendió la mano a 1,7 millones de personas. A través de programas como Euros de tu Nómina (los trabajadores del banco contribuyen a financiar iniciativas de ONG), Proyectos Sociales (un premio que alcanza su novena convocatoria) o Santander Ayuda. Este último ha contribuido a mejorar la vida de 20.000 personas en situación o riesgo de exclusión social en España. Sin embargo, más allá de las cifras, esta cartografía de números también revela la energía y tiempo que los empleados del grupo han dedicado a proteger la fragilidad. Habita en el ADN del banco. “El propósito por el que vamos a trabajar cada día es porque queremos contribuir al progreso de las personas y las empresas”, comentó Ana Patricia Botín en una de las presentaciones de los proyectos sociales.
Desde luego, ese progreso resulta inseparable del paisaje. El cambio climático es una amenaza y a la vez una oportunidad de negocio para el Santander a través de la financiación de energías renovables y proyectos de eficiencia energética. La contribución a evitar el desastre. Si prosigue el ritmo de emisiones actuales, la concentración de gases de efecto invernadero provocará un aumento de las temperaturas entre los 4º y 6º en 2100. En este reloj, diríase, todas las horas hieren. Intentando parar el tiempo, el grupo participa en la financiación de 7.082 megavatios destinados al desarrollo de nuevas iniciativas de energías verdes. También ha reducido su propia huella ambiental y cuenta con un grupo de trabajo (Climate Finance Task Force) cuyo propósito es responder a los desafíos que el hombre ha impuesto al clima. Una estrategia frente al calentamiento global que respalda los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU. Esta política, refrendada por la presencia del grupo en el índice Dow Jones Sustainability Index (DJSI), que mide el comportamiento sostenible de las empresas, se ha convertido en seña de identidad del banco. Un camino para mejorar el mundo.
Los datos
Inversión total de 209 millones de euros en sostenibilidad
1,7 millones de personas ayudadas en 2016
Objetivo: 5 millones de personas beneficiadas en 2016-2018 (tres años)
63.685 empleados participan en iniciativas de voluntariado corporativo
306.885 beneficiarios de programas de educación financiera
246.778 microemprendedores apoyados
7.194 colaboraciones con entidades sociales
1.183 convenios con universidades, 36.684 becas concedidas y 3.549 proyectos universitarios
Habrá 900 proyectos de emprendimiento conectados a Santander X a finales de 2017
7.082 MW financiados en 2016 en proyectos de energías renovables
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