El origen del Black Friday (y cosas que comprar que no imaginabas)
Lo que comenzó, literalmente, por el caos, se ha convertido en uno de los días con más consumo del año
¿Quién no tiene hoy un par de cosas en mente que necesita o que quiere comprar? Quien dice un par dice seis, una o 15. Probablemente más de uno, más de dos y más de tres tengan una lista casi tan larga como la del supermercado del fin de semana; por ahí hay grupos de WhatsApp con rutas de centro comercial en tienda durante todo el fin de semana y muchos aprovechan para hacer acopio de los regalos de Navidad. Lo que quizás esos muchos no tienen muy claro es a qué se debe el nombre de este día que saca a la calle (virtual o físicamente) a millones de compradores en todo el mundo, de dónde viene, por qué nació y desde cuándo está en nuestras vidas… Aquí, una breve historia de este viernes millonario (y algunas cosas con las que te puedes hacer y en las que posiblemente no has pensado).
Y todo empezó… por el fútbol
En este caso fútbol americano y, concretamente, la liga universitaria de Estados Unidos. ¿Los equipos? El Navy Midshipmen y el Army Black Knights —la academia naval y la academia militar—. Este clásico entre las Fuerzas Armadas norteamericanas se juega desde 1890 y es un símbolo (deportivo, eso sí) de su rivalidad; marca además el final de la temporada de fútbol americano universitario y es también la final del Trofeo Comandante en Jefe, al que se une la fuerza aérea, los Air Force Falcons.
Por cuestión de equilibrio geográfico entre las dos academias (la militar en West Point, Nueva York, y la naval en Annapolis, Maryland), comenzó a celebrarse en Filadelfia en 1899 y, aunque la localización cambia algunos años, esa ha sido desde entonces la ciudad por excelencia para el partido que, históricamente, se jugaba el sábado después de Acción de Gracias, que se celebra el cuarto viernes de noviembre. Y allí, en Filadelfia y durante la década de los cincuenta, la policía de la ciudad acuñó el término de viernes negro para describir el caos que se apoderaba de las calles pensilvanas.
Aficionados, universitarios, turistas… Atestaban las aceras, los comercios, los restaurantes; el tráfico crecía; aumentaban los hurtos y los robos; y las fuerzas de seguridad no solo no podían librar el fin de semana, tenían que doblar turnos para intentar mantener el orden. Para cuando llegaron los sesenta, el Black Friday ya era un término asentado en la ciudad. Restauradores y comerciantes intentaron acabar con esa connotación negativa empujando otro nombre, Big Friday, pero nunca cuajó y, en la década de los ochenta, a alguien se le ocurrió que la cuestión no pasaba por cambiar el nombre, sino el significado.
Las pequeñas tiendas, esas que siempre han luchado por sobrevivir frente a las grandes superficies, fueron quienes reinventaron el concepto. El negro ya no significaba caos. Pasó a ser sinónimo de bonanza, de compras, de ocio, de recuperación. Las tiendas, que normalmente andaban en números rojos, pasaban a negros aquel día: había ganancias.
Bienvenida, gallina de los huevos de oro
El caos de la multitud se convirtió en una especie de gallina de los huevos de oro y no tardó mucho en olvidarse de donde había salido aquel nombre. Había nacido el concepto actual de Black Friday de la mano de las ofertas, los descuentos y las promociones. Desde entonces no ha hecho más que crecer: las tiendas empezaron a cerrar cada vez más tarde, el día dejó de ser un día y copó el fin de semana, la idea caló a otras ciudades de Estados Unidos, después a otros continentes…
Ahora, casi seis décadas después, este viernes se celebra en decenas de países de todo el mundo y crece de forma exponencial cada año, sobre todo desde los últimos cinco, ampliando no solo los lugares en los que se da, sino las marcas y plataformas que se unen y el tiempo que dura, llegando hasta las dos semanas en algunas tiendas online. Nunca imaginó la policía de Filadelfia que su caótico fin de semana acabaría convertido en un fin de semana estrella para el comercio. En España, se espera que este año las ventas superen los 1.370 millones de euros (un 9% más que en 2016), y, según un estudio de Deloitte, el 31% de las compras se adelantan a noviembre, sobre todo por la campaña negra, donde los españoles gastarán un tercio del presupuesto, que este año asciende a 633 euros por hogar.
Tampoco es probable que los primeros minoristas de Pensilvania calcularan el alcance de su idea. De las tiendas en la Filadelfia con más habitantes de su historia, alcanzó algo más de dos millones en la década de los cincuenta, a miles de establecimientos físicos y virtuales en todo el mundo. Iberia, por ejemplo, abre sus días negros del 22 al 27 de noviembre para volar desde el 10 de enero al 21 de marzo del próximo año; Iberdrola, desde el 17 hasta el 27 de noviembre, ofrece un descuento del 40% en su termostato inteligente; y Mercedes oferta hasta el 30 de noviembre vehículos seminuevos matriculados este año con condiciones especiales.
Ya no son solo pequeños comercios, el Black Friday se extiende a todo, incluso a aquello que no imaginamos o en lo que no reparamos habitualmente cuando pensamos en ir a comprar, porque ¿quién piensa en ahorrar electricidad o apunta en la lista un par de billetes a Buenos Aires o un todoterreno? Nadie, hasta ahora.
Esta noticia, patrocinada por Iberdrola, Mercedes e Iberia, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.
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