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La vidriera se populariza

Los fabricantes de estas piezas decorativas buscan atraer a los propietarios de viviendas con tamaños más pequeños y dibujos menos recargados sin tintes religiosos

Sandra López Letón
Vidriera que recrea el cuadro ‘El Beso’, de Klimt, de Opal Vidrieras.
Vidriera que recrea el cuadro ‘El Beso’, de Klimt, de Opal Vidrieras.

Aunque el proceso de fabricación de las vidrieras sigue siendo artesanal, como se hacía hace siglos cuando copaban las catedrales del gótico, sus líneas, tracería y dibujos se han abierto al mundo. Eso sí, atrás han quedado los motivos exclusivamente religiosos con los que el cliente asocia este tipo de piezas y que fueron habituales en algunas viviendas de finales de los años setenta.

Ventanal con vidriera.
Ventanal con vidriera.

Cualquier escena, tradicional o moderna, puede ser hoy en día un diseño. "La demanda de estilos es muy variada: modernistas, heráldicas, retratos, religiosas y reproducción de obras artísticas de Velázquez, Mondrian, Miró, o Wright", explican en Artevisa. En Acristalamientos Torres recalcan el gusto del cliente por los motivos modernistas y abstractos, de tipo cubista o picassiano, con formas irregulares y mezcla de colores. Incluso, no es nada extraño recibir encargos de vidrieras hechas con fotografías de personas.

En esta travesía hacia la modernidad, "los tamaños se han vuelto más pequeños que en siglos anteriores, los motivos decorativos son menos recargados de dibujo y color y se juega más con texturas de vidrios claros y diseños más lineales. Están más adaptados al tipo de decoración actual", dicen en Opal Vidrieras.

Decoran, pero también tamizan la luz, permiten cerrar espacios como patios interiores, dividir ambientes y crearlos. Y, sobre todo, tener una es tener una pequeña obra de arte para colocar en cualquier hueco: ventanas, puertas, lucernarios, patios de luces, biombos, puertas de armario, muebles de cocina, falsos huecos, ventanas de escalera...

Vidriera que recrea ‘El triunfo de Baco’, de Velázquez, de Artevisa.
Vidriera que recrea ‘El triunfo de Baco’, de Velázquez, de Artevisa.

La demanda en viviendas crece conforme el propietario conoce y se acerca al nuevo universo de la vidriera. Aunque, a pesar de la apertura, su uso en casas no consigue ser masivo. "En estos tiempos su utilización es poco frecuente, siendo minoritario con respecto a otro tipo de decorados en vidrio", perciben en Acristalamientos Torres. "El principal demandante de vidrieras es de un poder adquisitivo medio alto y opta por una decoración art déco o retro", añaden.

Y eso que los precios se adaptan a todos los bolsillos. Hay vidrieras de 100 euros y otras de 4.000 euros o más. Que sea más o menos cara va a depender del número de piezas, del tamaño y de las horas de trabajo. Por ejemplo, una puerta o ventana de medio metro cuadrado puede llevar unas 16 horas.

El precio, que varía según el tamaño y horas de trabajo, va de 100 a 4.000 euros

Eso es porque la técnica y forma de trabajar sigue siendo la misma que antaño aunque, como recuerdan en Artevisa, con la salvedad de que los hornos y la soldadura antes eran de leña y ahora son eléctricos. También han cambiado materiales y tipos de vidrio. "Se hace un diseño, una vez aceptado por el cliente, se dibuja el cartón a tamaño real, se cortan las piezas de vidrio y se emploma la vidriera; es la técnica mas tradicional", cuentan en Opal Vidrieras. Después, en el siglo XIX nace la técnica Tiffany que permite utilizar la cinta de cobre en reemplazo de las varillas de plomo. La aparición de nuevos materiales en el siglo XX hizo posible una alternativa al soporte de plomo, siendo el más empleado el hormigón armado.

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Sobre la firma

Sandra López Letón
Redactora especializada en el sector inmobiliario, del que informa desde hace más de dos décadas. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en EL PAÍS. Actualmente, escribe en el suplemento de información económica 'Negocios'. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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