_
_
_
_

Ultima oportunidad para opinar

El viernes, fin del periodo de alegaciones al Avance del plan general de Madrid

El día 28 se cierra el periodo de información pública del Avance del nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (PGOUM). Es la última oportunidad para que vecinos o profesionales presenten sugerencias a los cambios propuestos para Madrid, en un momento en que está todo por definir.

Faltan dos días para el cierre y, por grande que sea el aluvión de alegaciones, no superarán el 10% de las que suscitó el plan general vigente, aprobado en 1997. Eduardo Blanco, arquitecto del equipo Otropunto.com rechaza la indefinición pero alaba el modelo participativo y el formato que ha permitido consultar a través de la web del Ayuntamiento el Avance y Preavance.

Lo que no está es en papel. Hay hasta ocho puestos de consulta con funcionarios de apoyo, dispuestos en el edificio que sustituye a la antigua Gerencia de Urbanismo: la nueva sede del Área de Urbanismo y Vivienda. Allí, de nueve a dos, enseñan en pantalla las propuestas a quien lo solicita. El horario desanima a quien está trabajando y la pantalla, a los jubilados, el grupo social de consumidores que más reclamaciones presenta en EE UU, el de jubilados.

También es verdad, que al descrédito de las propuestas y promesas de los políticos, se suma que no hay cambio de modelo, como sí lo había en el PGOUM de 1997.

A través de Internet puede verse en el Avance como se ha reclasificado suelo, que deja de ser no urbanizable común y pasa a ser urbanizable. Algo que podría escandalizar con la que está cayendo pero se trata de ajustar el plan a la legislación regional posterior a 1997. Aprobada en 2001, conlleva que los suelos protegidos pasen a ser urbanizables no sectorizados.

También incorpora al plan, para vestirla de largo, la modificación hecha por el Consistorio para atender los requisitos de la sentencia que anulaba más de veinte ámbitos madrileños; entre ellos, Valdebebas. Eran suelo protegido en el Plan de 1985 y su reclasificación a urbanizable en el plan vigente de 1997 no se justificó debidamente, según los tribunales. La sentencia respondían a una demanda planteada por los ecologistas y el PSOE hace años y ha terminado por dar buenos réditos económicos a un particular.

En parte la falta de justificación respondería a la presión de los propietarios de suelo; pero también contribuyó que el PGOUM de 1985 protegía prácticamente todo el suelo libre rural: había que frenar el crecimiento de la ciudad, lo que llevó a protecciones que no se sustentaban siempre en valores paisajísticos o ecológicos.

El crecimiento económico en la segunda mitad de los ochenta hizo que el traje cortado para la ciudad en 1985 se quedara pequeño y las costuras reventasen. Bandazo. El siguiente PGOUM decidió que todo el suelo no protegido por leyes regionales fuera urbanizable. Podría así ajustarse el desarrollo al aumento de la demanda cuando hiciera falta, con menos trámites. La presión de los propietarios de suelo y promotores privados y públicos aceleró la puesta en marcha de ámbitos como los del sureste de Madrid; buen aparte, aparcado.

El Plan General de Madrid de 1997 se anticipaba a la filosofía de la Ley del Suelo estatal de 1998, —que este Avance ha de incorporar—, convertir en urbanizable la mayor superficie posible, sobre la base de que la mayor oferta abarataría el precio. Tras el plan del 97, sucedió todo lo contrario gracias a la complejidad de una normativa urbanística prolija y contradictoria que se alarga en el tiempo de forma que aquellos que peor gestionaban el suelo, cuanto más tardaban, más se enriquecían.

Hacerle el traje crecedero era una cosa y otra diferente la tremenda presión de una demanda forrada de anabolizantes en forma de dinero abundante, barato y fácil. Reclasificar el suelo multiplicaba los beneficios de los promotores y las cajas de ahorro, en especial, crecían financiando el suelo a los promotores que no arriesgaban nada y colocando hipotecas a tutiplén, sin mirar a quién.

En este Avance, que estaba en el programa electoral del partido que obtuvo la mayoría, el Área de Urbanismo apenas cuenta con recursos para apoyar a los técnicos de plantilla con equipos externos, y por primera vez no hay presión de los promotores y propietarios de suelo. No hay dinero ni para planificar grandes intervenciones ni para ejecutarlas pero, al menos, está siendo el más abierto a la participación ciudadana.

Cuatro sugerencias para mejorar la ciudad

El Avance mantiene volumen y altura de los edificios, pero prevé flexibilizar usos. Permitiría, en algunos casos, poner oficinas en un bloque de pisos, así como el uso lucrativo en algunos edificios de dotaciones que están en desuso.

Para regenerar el tejido existente crea los Planes de Regeneración Urbana. Sin apenas presión de los promotores, es momento de arreglar el espacio público y el interior. Siempre de iniciativa pública y liderados por el Consistorio, se estructurarían a través de una entidad de gestión con posible participación de privados y vecinos afectados. Permitirían aumentar la edificabilidad entre un 10% y un 15% para atraer a la empresa privada, imprescindible en barrios como el del Aeropuerto o algunos polígonos de Moratalaz.

Un sistema de indicadores haría saltar la alarma cuando se sobrepasasen determinados niveles. Entraría en vigor una normativa alternativa para situaciones de emergencia. Posibilitaría hacer un seguimiento de aspectos como la sostenibilidad o la vulnerabilidad.

Propone una red de corredores medioambientales y bulevares para interconectar los parques y áreas de estancia y actividad. Un pequeño premio de consolación para quien añore el cinturón verde nunca realizado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_