Policía paraguaya aplicará protocolo ambiental en conflictos por fumigaciones
La Policía Nacional paraguaya deberá seguir un protocolo medioambiental en casos de conflictos agrarios generados por las fumigaciones con pesticidas, que en las últimas semanas han ocasionado protestas por parte de organizaciones campesinas, informa hoy la institución.
El protocolo establece que la Policía deberá comunicar al Departamento de Bosques y Asuntos Ambientales la existencia de un conflicto entre productores y campesinos por causa de fumigaciones aéreas y terrestres, antes de intervenir en el mismo.
Según un comunicado, dicho departamento habrá de conocer los productos fitosanitarios que serán empleados y si su uso cuenta con el permiso del gubernamental Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave).
Asimismo, el departamento verificará la habilitación de una franja de protección de 200 metros entre la zona afectada y todo asentamiento humano en caso de pulverización aérea.
En caso de aplicación terrestre, deberá de existir una barrera de 100 metros entre el área tratada y cualquier asentamiento humano; y otra de la misma extensión entre la zona a fumigar y todo curso de agua natural.
De no cumplirse esos requisitos, el personal técnico de la Policía Nacional decretará la suspensión temporal o total de las fumigaciones.
Las medidas son parte de las exigencias de la Federación Nacional Campesina (FNC) de Paraguay, la mayor organización de labriegos del país, que hace semanas ha intensificado sus protestas contra las fumigaciones ilegales.
El miércoles lo hicieron frente al Ministerio de Agricultura, en Asunción, donde exigieron un mayor control sobre las fumigaciones, realizadas principalmente en las plantaciones de soja.
La Ley paraguaya prohíbe las fumigaciones con agroquímicos si la temperatura sobrepasa los 32 grados y la velocidad de viento supera los 10 kilómetros por hora.
Según la FNC, en Paraguay se utilizan cada año 60 millones de litros de agroquímicos en los cerca de 3 millones de hectáreas de cultivos de soja, de la que se producen dos cosechas anuales.
La FNC también ha denunciado que el modelo productivo de la soja destruye los cultivos tradicionales y el trabajo de los pequeños campesinos, que se ven obligados a emigrar a centros urbanos.
Paraguay es el tercer exportador de soja del mundo.
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