17 fotosVivir con el salario mínimoUn grupo de fotógrafos de la agencia Reuters describe las vidas de quienes viven con el exiguo sueldo garantizado por sus Gobiernos 29 ago 2013 - 22:02CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceDimitrios Zaroulas, de 24 años, sentado en su habitación en la casa de sus padres, en Atenas. No tiene medios de transportes propios, y usa el tranvía para desplazarse al trabajo Tras haber acabado sus estudios hizo la mili, que en Grecia es obligatoria para los hombres.Yannis Behrakis (REUTERS)Susanna Dimitri, de 29 años, en su piso de Paris (Francia). Es una maestra, pero trabaja también como modelo y como artista, aunque con un contrato a tiempo parcial.Gonzalo Fuentes (REUTERS)Susanna Dimitri posa para un artista visual en Vaux-sur-Seine, 40 kilómetros al noreste de Paris.Gonzalo Fuentes (REUTERS)Nelson Tavares, de 24 años, de Capo Verde, enseña su salario por hora de dos euros y medio. Vive en Lisboa con sus padres, donde trabaja en una imprenta en la que cobra 485 euros, el salario mínimo portugués. Estudió Bellas Artes y está preparando su primera exposición de cuadros.Rafael Marchante (REUTERS)Nelson Tavares trabaja en su barrio de Lisboa pintando un grafito que representa al expresidente sudafricano, Nelson Mandela. Solo tiene tiempo para dedicarse a ello durante las vacaciones.Rafael Marchante (REUTERS)Rufina Condori, de 34 años, controla su dinero después de haber recibido su sueldo en La Paz (Bolivia). Con sus dos trabajos, llega a ganar el salario mínimo, alrededor de 130 euros mensuales.David Mercado (REUTERS)Rufina Condori limpia una habitación en La Paz.David Mercado (REUTERS)Sueli Paes Alecrin, de 48 años, sujeta su sueldo mensual en Aguas Lindas, cerca 50 kilómetros de Brasilia (Brasil). Su hija Amanda Suellen Lima, de once años, padece una parálisis cerebral. Sueli cuenta con un salario mínimo de 222 euros, dinero público que recibe por la enfermedad de su hija como parte de un programa gubernamental.Ueslei Marcelino (REUTERS)Sueli Paes llora tras haber leído un comunicado de su banco que la informa de que no va a recibir más el dinero que le garantizaba el Gobierno brasileño.Ueslei Marcelino (Reuters)Las manos de Dai Yusheng, de 58 años, que enseña su salario horario en su casa del distrito Hongkou de Shanghai (China), donde trabaja como barrendero.Carlos Barria (REUTERS)Dai Yusheng trabaja para una empresa contratada por el Ayuntamiento de Shanghai. Suele trabajar desde la cuatro de la tarde hasta la una de la madrugada, seis días por semana. Vive con su mujer en una habitación de tres metros por cuatro cerca del barrio en el que trabaja.Carlos Barria (REUTERS)Jorge, de 60 años, con en sus manos 100 pesos mexicanos en el bar "La antigua Roma", en el DF (México). Jorge padece una sordera muy avanzada, y trabaja como camarero 11 horas al día desde hace 30 años.Edgard Garrido (REUTERS)El salario de Jorge no le permite alquilar una vivienda, así que tiene que vivir con la familia de su mujer en la periferia del DF. Tarda dos horas para desplazarse al trabajo.Edgard Garrido (REUTERS)Javier Alava, de 27 años, muestra un cheque con su salario de 50 horas de trabajo en una tienda de repuestos de coches de Long Island, Nueva York (EE UU). Gana justo un poco más que el salario mínimo, y no va más allá de ocho euros por hora.Shannon Stapleton (REUTERS)Para ir a trabajar, Javier viaja cada día en metro Brooklyn a Long Island. Tarda una hora.Shannon Stapleton (REUTERS)Clare Mason tiene en sus manos 15.96 dólares australianos (alrededor de 11 euros), lo que gana con su salarío minimo trabajando una hora en el Centro de cuidado de niños de La Perouse (Australia).David Gray (REUTERS)Clare cambia el pañal a una niña. Tras pagar 150 dólares de alquiler, 80 para la comida, 60 para el teléfono, 30 para la gasolina y 200 para actividades de ocio, no ahorra nada más que 20 dólares mensuales.David Gray (REUTERS)