El presidente de México defiende la "decisión trascendental" de impulsar la reforma energética
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, defendió en cadena nacional su iniciativa de reforma energética, que ya recibió críticas de la oposición, y afirmó que es una "decisión trascendental" de su Gobierno.
En un breve mensaje al país, Peña Nieto dijo que la reforma que envió al Senado para su consideración "representa una de las más grandes oportunidades para México en los últimos años".
"Si aprovechamos esta gran oportunidad, se habrán de crear cientos de miles de nuevos empleos", aseveró el mandatario, repitiendo algunos de los argumentos que esgrimió al presentar la iniciativa esta mañana en la residencia presidencial de Los Pinos.
Asimismo, añadió, con la reforma bajaran los precios de la electricidad y del gas, el campo se beneficiará de una mayor producción nacional de fertilizantes y las empresas tendrán más y mejor energía, con lo que podrán ser más competitivas y contratar a más personas y con mejores salarios.
Explicó que, en su momento, el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), quien decretó la expropiación petrolera en 1938, dijo que el artículo 27 constitucional no implicaba que la nación abandonara la posibilidad de admitir la colaboración del sector privado.
Destacó que su propuesta recupera esa visión para permitir "al Estado mexicano contratar a particulares cuando así convenga al internes nacional", e insistió en que la empresa estatal Pemex "no se vende ni se privatiza, sólo se moderniza y transforma".
La iniciativa presentada por Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), plantea abrir la participación del capital privado en las áreas exploración y extracción de crudo a través de contratos de utilidad compartida, y en refinación, transporte, almacenamiento y petroquímica, vía permisos.
Aunque la mayoría de los mexicanos defiende la inversión privada, cuando se trata de la industria petrolera hay un claro rechazo de la ciudadanía.
Y es que desde la expropiación de 1938 de esta industria, el petróleo se ha convertido en un símbolo de identidad nacional y en un principio de soberanía del país.
En 1999, el presidente Ernesto Zedillo, también del PRI, envió al Congreso una iniciativa de reformas para permitir la apertura del capital privado en el sector energético, y en 2002, Vicente Fox, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), también presentó su propuesta.
En ambos casos, las iniciativas fueron congeladas en el Congreso debido a la fuerte oposición de la mayoría de legisladores y a las movilizaciones sociales que generaron.
En 2008, tras siete meses de negociación y muchas protestas, entre ellas la toma de la Cámara de Diputados por parte de la izquierda, el conservador Felipe Calderón logró la aprobación de una reforma energética que autorizó la participación del capital privado en la extracción de crudo a través de los "contratos incentivados".
Según la izquierda mexicana, la apertura de diversas áreas del negocio petrolero a la iniciativa privada hasta ahora no ha detonado mayores flujos de inversión ni un aumento de la producción.
El presidente del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano, afirmó que la iniciativa presidencial tiene "toda la esencia" de una reforma privatizadora, y reiteró su convicción de que no es necesario modificar la Constitución para modernizar Pemex y sacarla de su actual rezago.
El proyecto también fue cuestionado por el líder del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero, quien se mostró en desacuerdo con que Pemex siga siendo "una paraestatal monopólica" y recordó que su agrupación impulsa una reforma "más audaz", que propone la apertura al capital privado mediante concesiones.
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