La huelga de trabajadores paraliza el metro lisboeta por tercera vez este mes

Las puertas que dan acceso a las estaciones del metro de Lisboa volvieron a aparecer cerradas hoy a primera hora de la mañana y por tercera vez este mes de enero, debido a la huelga parcial convocada por los trabajadores.

El suburbano en la capital lusa se encuentra paralizado totalmente por el paro desde las 06.00 y hasta las 10.00 (hora local), según confirmaron fuentes de la empresa que gestiona el servicio.

De acuerdo con los sindicatos, la adhesión a la huelga ha vuelto a ser muy alta y ronda prácticamente el 100 %.

Con esta tercera paralización del servicio en este mes de enero, los empleados quieren reflejar su protesta por los cortes salariales que han sufrido a iniciativa del Gobierno luso, además de rechazar una posible privatización del metro lisboeta.

La reducción de su salario bruto, el corte en las pagas extra, los cambios en el cobro por días festivos así como la disminución de horas extraordinarias son algunas de las medidas denunciadas por los sindicatos.

La privatización de la compañía figura entre los próximos objetivos del Ejecutivo conservador portugués, un proyecto que los trabajadores rechazan de plano y que ha motivado varias movilizaciones similares a la de hoy durante los últimos dos años, todos ellos con un mayoritario seguimiento.

De hecho, también hoy está previsto que los sindicatos celebren una reunión plenaria para discutir la posibilidad de llevar a cabo nuevos actos de protesta durante los próximos meses.

El suburbano lisboeta transporta diariamente a cerca de 450.000 personas, según datos de la propia compañía.

La empresa que gestiona el servicio metropolitano de la capital portuguesa se mostró muy crítica con los representantes de los trabajadores, y advirtió de que las huelgas agravan "la frágil situación financiera y la reputación" de la compañía.

Asimismo, sus responsables consideraron que los sindicatos están "banalizando el ejercicio del derecho a la huelga" al no ser conscientes de "la situación de emergencia en que el país se encuentra".

El Ejecutivo luso cuantificó el impacto de estos paros parciales en cerca de 200.000 euros de pérdidas por cada jornada de huelga.