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BANCA PREFERENTES

Un afectado por preferentes enfermo y otra parada acampan en Vigo ante una sucursal de NCG

Afectados por las participaciones preferentes y subordinadas protestan en las calles de Vigo a su paso por las pocas oficinas de Novagalicia Banco (NCG). EFE/Archivo
Afectados por las participaciones preferentes y subordinadas protestan en las calles de Vigo a su paso por las pocas oficinas de Novagalicia Banco (NCG). EFE/ArchivoEFE

Antonio Graña, de 63 años, aquejado de fibromialgia y de un cuadro ansioso depresivo, ha pasado toda la noche acampado en una sucursal de Novagalicia Banco en Cangas, acompañado, en su caso en el interior del cajero de esta oficina, por Sonia Pardo, otra damnificada, que está desempleada.

Graña ha contado por teléfono a Efe que su error ha sido confiar en dos antiguos empleados de esta entidad, pero ha aclarado que, en su caso, jamás ha depositado su firma en un documento, "y aún así se han llevado todo el dinero fruto de mi trabajo, 45 años que tengo cotizados. Ayer estuve de aniversario, en este estado...", detalla.

Ha trabajado en el mar, también como ebanista -"tuve que abandonar por el polvillo"- y, como autónomo, hace cinco años que presta sus servicios en este ayuntamiento pontevedrés.

Su puesto este fin de semana está en el exterior de NCG, en unas condiciones climatológicas complicadas: "he pasado mucho frío, pero no me doy por vencido, o pueden conmigo o yo con ellos", puntualiza.

Cuenta que nadie se ha acercado a hablar con él, y que tan solo los vigilantes de seguridad han estado pendientes de sus movimientos esta madrugada.

También detecta una falta de solidaridad "llamativa", "mucha gente que ya ha cobrado no nos echa una mano", enfatiza.

"Pedimos a los que ya cobraron que aparezcan y nos ayuden, nos encontramos prácticamente solos", reprocha, y dice entristecido que parte de las últimas horas las ha pasado con él Antonio Nores, otro afectado que físicamente está en unas condiciones muy precarias que hacen que pierda la estabilidad con frecuencia.

Sonia Pardo, la joven que ocupa el cajero, lleva apostada en estas dependencias -frente a la plaza de abastos- las mismas horas que Antonio, con cartones, mantas y un saco de dormir.

Tiene 34 años, es conservera aunque hoy en día está desempleada, y una de sus dos hijas, de 7 años, subraya Pardo a Efe, se ha visto "dañada" por la venta de este producto financiero. "A ella se le han retenido 600 euros, increíble".

No es el único miembro de su familia en esta situación, añade.

Está afectada ella misma -más de 7.000 euros- y su madre, de 54 años -18.000-, tanto por participaciones preferentes como por obligaciones subordinadas.

Pardo ha contado su historia a Efe: "mi marido está en paro, cobramos la ayuda familiar, tengo una hipoteca, dos hijas, una de 7 años y otra de 2, y a mí en su día me dijeron que para qué iba a tener el dinero parado, me aseguraron que no pasaba nada. Yo lo pregunté porque no quería nada arriesgado".

"Ahora voy a aguantar lo que sea, pasaré el sábado aquí, el domingo, y lo que haga falta".

Su madre la ha llamado hoy varias veces. Está preocupada. No ha podido acompañarla porque se encuentra de viaje a Málaga, donde vive su otra hija, la hermana de Sonia, a punto de dar a luz.

Pardo no sabe si su caso puede resolverse por la vía del arbitraje, "a mí me han dejado parados los papeles en Consumo, no lo entiendo", reflexiona.

Antonio Graña añade: "los arbitrajes han bajado, no son las mismas cifras que se daban mientras se estaba en campaña electoral, ni mucho menos".

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