Países negocian el texto de un tratado débil y falto alcance, según las ONG
"La mayoría de los países quieren un Tratado sobre el Comercio de Armas que sea decente, que sirva para salvar vidas y que pare los abusos", dijo hoy en conferencia de prensa el representante de Amnistía Internacional (AI) para control de armas, Brian Wood.
Las divisiones sobre ese TCA, con el que se busca regular el lucrativo comercio mundial de armamento, ponen peligro las negociaciones que se prevé que terminen el próximo viernes.
El texto sobre el que se negocia, al que Efe tuvo acceso y que cuenta con once páginas y 25 artículos, señala que el futuro tratado se aplicaría a armas convencionales como carros de combate, vehículos blindados, sistemas de artillería de calibre largo, aviación de combate, helicópteros de ataque, navíos de guerra, misiles y sistemas de lanzamiento de misiles, y armas pequeñas y ligeras.
Sin embargo se deja fuera a las municiones y a componentes de armas, una de las peticiones en las que más habían insistido las ONG, ya que en el borrador se propone que cada "estado miembro establezca y mantenga un sistema de control nacional que regule la exportación de municiones" para asegurar que no se burlan esos controles.
Las ONG quieren que el TCA sea un instrumento internacional jurídicamente vinculante que regule el comercio y la transferencia de armas y municiones.
En la actualidad no tienen reglas internacionales legalmente vinculantes sobre el comercio global de armas convencionales, además de que existen brechas legales en los controles sobre ese tipo de operaciones a nivel regional y nacional.
Otro punto criticado por las ONG es el momento de la entrada en vigor del TCA propuesto en el borrador y para lo que se necesitaría su ratificación por los parlamentos de 65 países.
"El TCA no es una panacea para que no haya conflictos, pero sí puede dificultar el acceso a las armas de algunos gobiernos o estados sin escrúpulos", señaló la portavoz de Oxfam, Anna Macdonald, que dijo ese número de ratificaciones nacionales se podría tardar hasta diez años para que el acuerdo entre en vigor.
"Hay muchas discrepancias como el alcance, los criterios, los objetivos y la implementación del posible tratado", señaló por su parte el director de la ONG española Fundació per la Pau, Jordi Armadans.
Reiteró que el objetivo de esta negociación, en la que además de los Estados miembros participa la sociedad civil, es que se apruebe un TCA robusto y vinculante.
"Si no es así, habrá que ver si vale la pena tener un instrumento que no sirva para aquello para lo que ha sido concebido: regular el comercio de armas y salvar vidas", agregó.
Al inicio de las negociaciones de la conferencia, su presidente, el argentino Roberto García Moritan, señaló a los negociadores que cada minuto se produce una muerte por un arma convencional, y cada año hay un millón y medio de personas mueren por causa de la violencia armada.
Armadans se refirió también a las posiciones "muy críticas y negativas" de países como China y Rusia, que se oponen a que el TCA incluya derechos humanos y legislación humanitaria internacional.
Venezuela, Corea del Norte, Siria, Nigeria, Cuba, Irán, Argelia, Pakistán o Egipto figuran entre los que boicotean el tratado, dijeron otras fuentes.
Otro de los países reticentes al TCA es Estados Unidos, entre los grandes productores de armamento junto a China y Rusia, entre otros, pero lo hace, según las fuentes porque quiere que el tratado cuente con exclusiones que "socavarían gravemente la efectividad" del TCA.
"La actitud de Estados Unidos en la negociación es más positiva, pero no quiere que en el TCA se incluyan las municiones ni tampoco el armamento ligero", agregó Armadans.
De cara al viernes cuando deben terminar las negociaciones, las ONG barajan diferentes escenarios que van desde que se logre un hipotético acuerdo de un TCA "ligero y con menores exigencias para que sea aprobado por el mayor número de países" a que se produzca un nuevo borrador "todavía más débil" o que ante la falta de tiempo se aplacen las conversaciones.
Según las fuentes consultadas, la última parece la opción más posible, aunque supondría que el TCA "se cierre en falso", en cuyo caso los países deberán de establecer un nuevo calendario negociador y hasta pueden llevar un texto para que sea votado por la Asamblea General de la ONU como una resolución.
En ese caso, el TCA "quedaría fuera del ámbito de Naciones Unidas, pero sí contaría con el aval de la Asamblea General", agregaron las fuentes.
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