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LATINOAMÉRICA FAO

El hambre afecta tres veces más a los indígenas que al resto de población

Foto del 28 de junio de 2012 del representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO en inglés) para América Latina y el Caribe, Raúl Benitez. EFE/Archivo
Foto del 28 de junio de 2012 del representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO en inglés) para América Latina y el Caribe, Raúl Benitez. EFE/ArchivoEFE

En una entrevista con Efe Benítez, un economista que desde hace dos semanas está cargo de la oficinal regional del la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), afirma que "estamos en condiciones de disminuir la inseguridad alimentaria de manera importante en los próximos dos o tres años".

Benítez, quien sustituye en el cargo al brasileño José Graziano, actual director general del organismo, piensa que el actual sistema financiero está más orientado para darle préstamos a las grandes empresas, "mientras que el pequeño productor no puede pasar ni por la puerta del banco".

"De persistir en este modelo, se pueda agrandar la brecha", advierte e economista, quien sostiene que por primera vez e la historia la humanidad tiene capacidad para acabar con el hambre en el mundo; sin embargo la crisis económica puede debilitar el esfuerzo de los gobiernos.

"Si analizamos la capacidad de producción, no debería haber hambre, y sin embargo mil millones de personas la sufren en todo el mundo y 50 millones en la región".

Esto tiene que ver con la dificultad para acceder a los alimentos y con una pésima distribución del ingreso, especialmente en América Latina y el Caribe.

"Este tema tiene que estar permanentemente en la agenda de los gobiernos y de la sociedad. Un mundo sin hambre sería mejor para todos, con economías equitativas y un mejor comercio. El hambre no es sólo un problema de quienes la padecen", agregó el funcionario de la FAO.

Al respecto, la región cuenta con una herramienta muy útil: la Iniciativa América Latina y el Caribe Sin Hambre, que a siete años de su puesta en marcha ha tenido efectos muy positivos y en la que participan todos los gobiernos y se han implicado también a los parlamentos.

"Esto permite aunar voluntades, no solo legislar sobre el derecho a la alimentación sino que en los presupuestos haya las partidas suficientes para la seguridad alimentaria", indica Raúl Benítez.

El representante de la FAO señala que "desde mayo se viene produciendo una disminución en el precio de los alimentos y hay algunas pautas que hacen presumir que esta tendencia se puede afirmar" y agrega que "es bueno para algunos, porque les permite mayor acceso a los alimentos, pero también afecta a la rentabilidad de los productores", aunque, advirtió que "a veces el precio baja para el productor, pero no para el consumidor".

"En toda la región las comunidades indígenas tienen una prevalencia de la inseguridad alimentaria tres veces superior a la del resto. Esto supone un llamado de atención muy fuerte, algo estamos haciendo mal", alerta.

La precariedad del trabajo de las mujeres en el medio rural es otro de los temas cruciales en la lucha contra la inseguridad alimentaria.

"Por lo general son las mujeres las que se encargan de tener el pan en la mesa todos los días. Ellas cumplen un rol fundamental en la lucha contra el hambre".

Pero ocurre además que "las oportunidades futuras de los hijos dependen fundamentalmente del grado de capacitación de las madres", explica.

Al trazar un mapa de las principales necesidades de la región, la atención de la FAO se centra en Haití, un país que es considerado "una emergencia permanente", aunque también hay problemas "en algunos lunares de Centroamérica, Paraguay, Bolivia y Ecuador".

Benítez se muestra optimista respecto a la sensibilidad de los gobiernos latinoamericanos en relación con el cambio climático.

Las cumbres y conferencias regionales ponen de manifiesto que existe preocupación para desarrollar "una agricultura más verde no sólo para adaptarse al cambio climático, sino también para mitigar sus efectos".

El aprovechamiento de la biomasa para producir energía, un uso más racional del agua y la recuperación de cultivos tradicionales son algunas de las prácticas para impulsar una agricultura más eficiente.

La bonanza económica que vive en los últimos años América Latina, en contraste con la severidad de la crisis en las economías desarrolladas, "es una oportunidad para el futuro productivo de la región y para rescatar a más personas de la pobreza", concluye el nuevo director de la FAO.

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