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La economía británica cae un 0,5% contra pronóstico

La nieve y las bajas temperaturas hacen más daño del previsto.- El mal dato, que se suma a un repunte de la inflación, augura tensiones políticas

La economía británica ha sufrido una inesperada contracción del 0,5% en el cuarto trimestre de 2010, dejando en un magro 1,4% el crecimiento en el conjunto del año. Aunque la crudeza de este invierno ya había rebajado las expectativas de crecimiento, los analistas pronosticaban que el PIB habría crecido entre el 0,2% y el 0,6% en el cuarto trimestre y se han visto muy sorprendidos con el mal dato adelantado esta mañana por la Oficina Nacional de Estadística.

La contracción ha despertado el fantasma de la estanflación porque se une a otro mal dato revelado la semana pasada: la inflación se disparó en diciembre a un 3,7%. La conjunción de esos dos datos va a provocar un serio dilema al Banco de Inglaterra, que parecía tentado a subir los tipos de interés para controlar los precios pero ve ahora que eso puede agravar los problemas de crecimiento.

La caída del 0,5% en el cuarto trimestre sucede a un crecimiento del 0,7% en el tercer trimestre y de un 1,1% en el trimestre anterior. Las mayores caídas se han producido en el sector servicios y en construcción, responsables respectivamente de una contracción del 0,4% y del 0,2% en el conjunto de la actividad económica.

El crudo invierno de la economía británica también ha arruinado las previsiones que el Fondo Monetario Internacional ha publicado hoy mismo. El FMI creía que el crecimiento interanual del Reino Unido en el cuarto trimestre alcanzaría el 2,8%, cuando la Oficina de Estadísticas británica lo estima, tras el retroceso respecto al tercer trimestre, en apenas un 1,7%. En total, el Fondo anticipaba un aumento del 1,7% en el PIB de Reino Unido en 2010, que la sorpresa invernal deja en el 1,4%.

Los malos datos de crecimiento pueden tener también serias consecuencias en el plano político y reavivar los debates que en gran parte centraron la campaña electoral de mayo pasado: mientras el Partido Conservador abogaba por poner en práctica de inmediato un drástico programa de recorte del gasto público, los laboristas defendían que los recortes debían retrasarse un año para consolidar la frágil recuperación.

Al margen del debate entre laboristas y conservadores, el nuevo pesimismo económico amenaza con llevar la inestabilidad al seno de la coalición de conservadores y liberales-demócratas que gobierna Reino Unido. Los liberales defendían, como los laboristas, un acercamiento prudente a los recortes de gasto público a lo largo de 2010 pero en el momento de pactar la coalición aceptaron el drástico ajuste defendido por los conservadores. Se ampararon en la crisis de la deuda en la zona euro para justificar ese cambio de posición y la necesidad de abordar un drástico programa de recorte del gasto.

El mal dato desvelado hoy amplifica las duras declaraciones realizadas ayer por Richard Lambert al despedirse del cargo de director general de la patronal británica CBI. Lambert acusó al Gobierno de aplicar el programa de recortes por razones políticas y de no poner suficiente énfasis en las medidas de crecimiento que necesita el país. Lambert explicó que las empresas apoyan el ajuste en el gasto público pero denunció que el Gobierno "ha puesto en marcha una serie de iniciativas por razones políticas, aparentemente sin tener en cuenta el daño que podían hacer a los negocios y a la creación de empleo". "Los recortes del gasto público y el crecimiento del sector privado son dos caras de la misma moneda", alertó.

El líder de los conservadores y primer ministro británico, David Cameron.
El líder de los conservadores y primer ministro británico, David Cameron.GETTY IMAGES

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