Cuestionado por todo
Torres, que lleva 19 horas sin marcar, tampoco anota ante un De Gea que se creció al final
Los únicos elogios sinceros recibidos por Torres en los últimos meses proceden de Mata, su compañero en el Chelsea, que trata de levantarle el ánimo a la mínima ocasión. Como cuando ayer corrió a abrazarle y agradecerle el centro que le permitió marcar de una espectacular volea con el interior de la zurda uno de los goles de la temporada. Una de las pocas alegrías en los últimos meses para Torres, martirizado por el reloj, que cuenta sus más de 19 horas de juego sin anotar. Un total de 13 partidos seguidos sin marcar, desde el 19 de octubre, en la Champions ante el Genk (5-0), sin un solo gol ganador en 45 partidos en el Chelsea, el club que pagó por él 60 millones de euros al Liverpool hace un año. Cinco dianas en 45 partidos en el equipo de Stamford Bridge, en contraste con las 81 en 142 en el Liverpool. Ignorado hasta por los rivales cuando el técnico del Manchester United, Alex Ferguson, en la previa del choque de ayer, declaró: "El nuevo entrenador [André Vilas-Boas] está intentando imprimir un nuevo estilo. Drogba está un poco mayor y han dejado marchar a Anelka, pero Ramires y Mata están entrando bien y Sturridge es una auténtica amenaza". Ni una palabra de aquel jugador que, en el Liverpool, destrozó a menudo la cadera de Vidic.
CHELSEA 3 - MANCHESTER UTD 3
Chelsea: Cech; Ivanovic, David Luiz, Cahill, Bosingwa; Essien, Meireles, Malouda, Sturridge (Oriol Romeu, m. 71); Torres y Mata.
Manchester United: De Gea; Rafael da Silva (Scholes, m.64), Evans, Ferdinand, Evra; Valencia, Carrick, Giggs, Young; (Hernández, m. 54), Rooney y Welbeck (Ji-Sung Park, m. 85).
Goles: 1-0, M. 36. Evans, en propia puerta, tras una jugada de Sturridge. 2-0. M. 46. Mata, en una volea espectacular tras un centro de Torres. 3-0, M. 50. David Luiz, de cabeza. 3-1, M. 57. Rooney, de penalti. 3-2. M. 69. Rooney, de penalti. 3-3. M. 85. Javier Chicharito Hernández, de cabeza.
Árbitro: Howard Webb. Mostró la tarjeta amarilla a Fernando Torres e Ivanovic, del Chelsea, y Evra, del Manchester United.
Mata, que marcó de una espectacular volea, trata de animar al alicaído ariete
El propio Vilas-Boas dijo que Torres necesita tomarse su tiempo. Pero solo le dio la titularidad después de que Drogba se marchara a la Copa de África. Nadie cree que, a los 27 años, Torres haya iniciado el declive de su carrera, pero cada vez que parece preparado para recuperar la forma vuelve a perderla.
La confianza le abandona al enfilar la portería contraria y ayer dispuso de varias ocasiones ante De Gea sin concretar ninguna. Su lenguaje corporal expresa el desasosiego, como en el empujón a Evans que le costó la tarjeta amarilla o en las quejas constantes al árbitro, Howard Webb, el mismo que dirigió la final del pasado Mundial.
De Gea pidió la tarjeta para Torres, sin apiadarse del también exrojiblanco, a pesar de estar pasando por estados anímicos similares, aunque por circunstancias muy diversas. El portero del Manchester United, de 21 años, abandonó ayer Stamford Bridge con media sonrisa, acompañado de Mata, con quien había compartido el protagonismo. Los últimos minutos fueron una bendición para el meta madrileño. En el 91 voló varios metros para sacar de la escuadra izquierda un disparo de falta de Mata. Poco después despejó un trallazo de Cahill desde la frontal. Por fin De Gea se parecía a sí mismo después de que todo se le torciera en la primera parte. Un despeje tembloroso de puños en el inicio que anunciaba lo que se le venía encima. Un gol en propia puerta de Evans, tras una jugada desde la línea de fondo de Sturridge, y otro tanto, el tercero del Chelsea, en propia puerta, esta vez tras golpear en la espalda de Ferdinand un cabezazo de David Luiz. Dos autogoles de tres. Entre medias, Mata le había fusilado en una volea desde unos ocho metros de distancia.
Tanta desgracia no podía creerla un portero al que la vida le sonreía hasta aterrizar en el verano pasado en Old Trafford para sustituir al carismático Van der Sar.
Ídolo del Atlético, campeón de Europa sub 21 y principal candidato para suplir a Casillas en España, De Gea notó el tremendo peso de defender la portería de Old Trafford desde el principio. Sin poder esconder la fragilidad ante la dureza en el área tras los centros desde los costados, especialmente en las jugadas a balón parado, en las que los rivales olieron la sangre y le mandaron a un hombre para bloquearlo. También el Chelsea trató de aprovechar esa debilidad que De Gea deberá corregir con más masa muscular y determinación. Inspirándose en el espíritu del viejo Ferguson, que nunca desfallece.
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