Ya tenemos un nuevo lugar de culto
Algunos medios de comunicación no han tardado en reaccionar ante la noticia del monumento inspirado en Carlos Fabra (expresidente de la diputación de Castellón, del PP), para criticar el homenaje que él mismo ha querido hacerse para felicitarse por la original y extraordinaria instalación en Castellón de un gran aeropuerto que, aunque fue inaugurado con gran boato, todavía no funciona por falta de licencia.
Este colosal monumento (obra del artista valenciano Juan Ripollés), con un coste de solo 300.000 euros, será un ejemplo de imaginación del, hasta ahora, último representante de la dinastía Fabra.
También, y a falta de aviones, este lugar se podrá utilizar, si Dios quiere, como lugar de culto, meditación y ¿por qué no? también de peregrinación, para venerar a un hombre que ha sido capaz, de forma milagrosa, de evadir supuestos y continuos delitos fiscales y, además, ser afortunado varias veces con importantes premios de la Lotería Nacional.
Todo un símbolo para un país serio como es España. Un país como Dios manda.
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