El enfado de Alonso
El español se desmarca del discurso optimista de Ferrari con vistas al Mundial de fórmula 1
Fue significativo que la comparecencia de Fernando Alonso en Madonna di Campiglio terminara antes de lo previsto por la escasez de preguntas de los periodistas cuando la de su compañero, Felipe Massa, y la que ayer dio Stefano Domenicali, el director de Ferrari, dejaron algunas cuestiones sin resolver por falta de tiempo.
El español, serio y escueto, ha adoptado una actitud esquiva al responder, enfadado al parecer por el trato informativo que la prensa dio a su reciente divorcio. Su manifiesto enfado fue prácticamente la única conclusión que se pudo extraer de un encuentro demasiado tenso, en la presentación del equipo, cuando faltan más de dos meses para que los coches formen en la parrilla de la primera cita del Mundial de 2012 de fórmula 1, el Gran Premio de Australia, el 18 de marzo en Melbourne.
"¿Cómo se siente uno al recibir los elogios le brindó su jefe, Domenicali, que dijo que su rendimiento en 2011 fue insuperable?", preguntaron a Alonso. "Hablo con él día a día. No me hace falta que venga aquí y os diga a vosotros [los periodistas] lo que piensa de mí", replicó el asturiano, que se quitó de encima la mayoría de las cuestiones, muchas con monosílabos y otras con un viejo recurso. "No tengo una bola de cristal", soltó cuando se le pidió que valorase si los cambios en el reglamento, básicamente la prohibición de los difusores soplados, pueden beneficiar a Ferrari.
Kubica, el mejor
Tras calificar a su gran amigo Robert Kubica como el mejor piloto actual, Alonso volvió a lamentar que la F-1 sea la única disciplina deportiva en la que esté prohibido entrenarse -"ensayar con un kart es como si Nadal lo hace con una raqueta de pimpón o Messi con una de tenis", comparó- y negó que el hecho de ser la punta de lanza de Ferrari le lleve a sentirse obligado a ganar. "El deporte supone sacrificio, trabajo en equipo y pasión por lo que haces, pero el resultado depende de muchos factores", consideró.
Poco después, ya algo más relajado, se centró un poco más en su monoplaza. "El aspecto exterior será bastante parecido al de 2011, pero dentro de la carrocería sí que habrá bastantes cambios. Las reglas se han clarificado un poco en los dos últimos años, de forma que todos los coches se parecen cada vez más", relató satisfecho en parte porque Ferrari ya ha arreglado los problemas que arrastraba en el túnel de viento. "Eso nos penalizó. Tomamos datos erróneos y comenzamos a ir para atrás. Ahora, con todo solucionado, no sé si tendremos un bólido dominante, pero lo que sí creo es que será más parecido al de los demás", concluyó.
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