El coste del kilovatio baja un 10% y facilita congelar el recibo de la luz

El nuevo Gobierno tiene que decidir, antes del 1 de enero, si sube el recibo de la luz o lo mantiene congelado para más de 20 millones de usuarios acogidos a la tarifa de último recurso (TUR). Si apuesta por no subirlo, lo tiene fácil. Las fórmulas están hechas y lo permiten. El ministro de Industria en funciones, Miguel Sebastián, y los comercializadores que cada tres meses pujan por la electricidad que van a vender al trimestre siguiente se lo han puesto fácil.

Ayer, en la subasta trimestral (Cesur), los precios del kilovatio descendieron en torno al 10% respecto a la convocatoria anterior (52,99 euros MW-h en valle y 57,95 euros en punta). Como ese precio supone alrededor del 50% del recibo, hay margen para que el Gobierno -el nuevo- satisfaga en parte a las empresas eléctricas y suba la parte regulada de la tarifa (los peajes) sin que el consumidor lo note. En esa línea, Industria envió ayer a la Comisión Nacional de la Energía (CNE) una propuesta de revisión de los peajes que aboga por una subida de alrededor del 11%. Ese incremento permitiría contener el déficit tarifario (más de 20.000 millones de euros acumulados) que pesan como una losa sobre el sistema eléctrico y, en especial, sobre la factura que deben pagar los consumidores a futuro.

El incremento de peajes que propone el Gobierno saliente para el próximo trimestre se aleja de lo que las eléctricas, agrupadas en Unesa, han pedido (abogan por subirlos el 30% en 2012), pero el nuevo Ejecutivo podrá revisar la factura eléctrica en otras tres ocasiones el próximo año.