Y el jeque desairó al juez
Un miembro de la familia real de Dubái planta al supremo londinense en el juicio sobre la manutención de su hijo
Dar plantón a un magistrado de la Corte Suprema londinense no es cuestión baladí en un país especialmente orgulloso de su sistema judicial, aunque el protagonista de la afrenta sea un miembro de la opulenta familia real de Dubái. Si la discreción había marcado hasta ahora el caso que enfrenta en los tribunales a Ahmed bin Saeed al-Maktoum con la madre de su hijo ilegítimo, la no comparecencia del jeque a la sesión del pasado lunes lo ha convertido en centro de la atención mediática. Porque el juez Bodey, que preside la sala, expresó alto y claro su "frustración" ante la ausencia del príncipe, justificada solo segundos antes de que arrancara el proceso.
El episodio ha tenido su eco en la prensa británica, que ayer relataba por primera vez los pormenores del caso, procurando a Bin Saeed una publicidad indeseada. La exmodelo y diseñadora de interiores Nivin El-Gamal, de origen egipcio, sostiene que celebraron una "boda privada" en enero de 2007 y que fruto de esa relación nació hace tres años el pequeño Saeed. Hoy reclama que la justicia reconozca ese matrimonio, que luego lo anule y le conceda una pensión anual de un millón de libras (1,2 millones de euros). Su expareja asegura que esa unión nunca tuvo lugar y que sus encuentros fueron solo puntuales y de carácter sexual, si bien no niega la paternidad del niño.
El-Gamal, de 35 años, no ha podido aportar pruebas sobre la supuesta ceremonia oficiada por un imán ni sobre la presencia de testigos, pero cuando menos acaba de ganarse las simpatías del juez. El magistrado Bodey dedicó una severa reprimenda al abogado del jeque cuando este alegó que su cliente había sido reclamado por el emir de Dubái (Mohamed bin Rashid al-Maktoum) para asistir en la capital saudí a una reunión del Consejo de Cooperación del Golfo. Ahí le recordó que, de haber avisado con antelación al tribunal, el príncipe árabe podría haber resultado excusado en su ausencia y así prestar declaración como testigo a través de videoconferencia.
Y que por tanto, no había excusas posibles.
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