Zapatero se aleja de la vida pública
El presidente no participará en el debate político nacional ni en los del PSOE - Renuncia a tener un jefe de prensa y quiere centrarse en el Consejo de Estado
José Luis Rodríguez Zapatero se sentará hoy en el banco azul del Congreso, el del Gobierno, para limitarse a seguir, como mero testigo, el debate de investidura de su sucesor en La Moncloa, Mariano Rajoy, con el que se entrevistó el pasado viernes para rematar el traspaso de poderes. Ha sido un buen traspaso, reconoce el PP, que ha recibido, según fuentes del Ministerio de la Presidencia, 16.000 folios de texto, toda la información que reclamó el equipo de la popular Soraya Sáenz de Santamaría. Algo inédito en la historia de los traspasos de los Gobiernos democráticos en España, limitados históricamente a actos protocolarios.
El presidente del Gobierno saliente, ya de mudanza, se instalará esta misma semana en una vivienda en el barrio de Somosaguas de Madrid. Por razones familiares ha cambiado su decisión inicial de regresar a León. En pocos días, Zapatero va a cambiar radicalmente de vida, dedicada desde su juventud universitaria a la política: primero, como dirigente del PSOE en León; luego, con 26 años, en 1986, como diputado al Congreso, y desde ahí a la Ejecutiva del PSOE en 1997; en 2000, secretario general, y en 2004, presidente del Gobierno. Ahora planea alejarse de la vida pública e ingresar en el Consejo de Estado. Con el sueldo que perciba en este organismo (72.800 euros) y la asignación que le corresponde como expresidente (74.000) ingresará unos 150.000 euros al año.
Ganará 150.000 euros al año como miembro del Consejo de Estado y expresidente
Ha cambiado su plan de volver a León y vivirá en Madrid por motivos familiares
Huye del modelo de Aznar y González y sus frecuentes declaraciones
Su último acto público fue un homenaje a Javier Pradera
Tras dos legislaturas muy duras, particularmente los dos últimos años por el agravamiento de la crisis económica, Zapatero ya ha entrado en el trance de iniciar un periodo de inmersión, de alejamiento de la actividad pública y de los medios de comunicación, que pretende extender, al menos, durante un año, para descomprimirse y dedicarse con intensidad a su familia. Nadie discute en su entorno esta decisión del presidente, dadas las duras pruebas a que se ha visto sometido, especialmente desde que en mayo de 2010 la economía española corrió, por vez primera, el riesgo de ser intervenida por la Unión Europea.
Una prueba de su pretensión de alejarse de la vida pública es que en el equipo de apoyo que le corresponde como expresidente de Gobierno no figurará un jefe de prensa. Sin embargo, sí dispondrá de un jefe de gabinete y de una secretaria.
Zapatero puede retirarse del todo de la política activa porque, a diferencia de Felipe González cuando perdió las elecciones de marzo de 1996 frente a José María Aznar, no es diputado. González se presentó como cabeza de lista por Madrid y ejerció como líder de la oposición y diputado durante un año, hasta junio de 1997, en que dimitió como secretario general aprovechando un Congreso del PSOE. A Zapatero solo le queda el ejercicio político, durante algo más de un mes, de secretario general del PSOE. Pero también pretende limitar al máximo el ejercicio de este cargo, que culmina con el Congreso del PSOE del próximo 3 de febrero. Para empezar, ni siquiera ha acudido al congreso de los socialistas catalanes del pasado fin de semana.
"Se diga lo que se diga, va a permanecer absolutamente neutral en el debate precongresual y en la elección del nuevo secretario general del PSOE", aseguran fuentes del entorno de Zapatero, cuya pretensión es no condicionar el futuro de su partido. Eso sí, una vez dimitido como secretario general podrá asistir a las sesiones del comité federal, el máximo órgano del PSOE entre congresos, como ex secretario general del partido, que celebra unas cuatro sesiones anuales.
Durante su etapa final como secretario general del PSOE tendrá como sede la calle de Ferraz, la de la Ejecutiva Federal del partido. Pero una vez que culmine esta función, la primera semana de febrero, se instalará, por razones de ahorro económico, en la sede socialista de Gobelas, donde radica la Fundación Ideas, de cuyo patronato es presidente. No obstante, seguirá dirigiendo la fundación Jesús Caldera, su vicepresidente ejecutivo.
Su alejamiento de la vida pública lo va a extender a otros ámbitos. No quiere repetir la experiencia de sus predecesores, los expresidentes Felipe González y José María Aznar, que desde que abandonaron La Moncloa irrumpen con frecuencia en los debates políticos de actualidad e incluso fijan posición respecto a sus sucesores.
Zapatero no ha ocultado durante su mandato presidencial que esa práctica de interferencia política no le gusta, y ahora que toca a su fin lo confirma. "No va a interferir en el debate político entre el Gobierno y la oposición y tampoco en los del partido", aseguran fuentes de su entorno.
Zapatero va a centrar su actividad como miembro permanente del Consejo de Estado, un organismo que considera idóneo para que en él recalen los expresidentes de Gobierno, en línea con lo que sucede en otros países europeos. Sin embargo, ninguno de los expresidentes participa actualmente en este organismo, dado su severo régimen de incompatibilidades. Se lo impide su participación en consejos de administración de empresas privadas, aunque Aznar fue miembro del Consejo de Estado durante un tiempo, justo cuando se debatió sobre una posible reforma constitucional durante 2005. Una vez publicado el dictamen, dimitió para dedicarse a la actividad privada.
Zapatero, que trató de potenciar la participación de los expresidentes del Gobierno en el Consejo de Estado, se ve en su elemento en ese organismo como profesor que es de Derecho Constitucional. "Tratará de aportar al Consejo de Estado su experiencia como gobernante", señalan fuentes de su entorno.
También pretende mantener alguna actividad internacional, sobre todo en el ámbito europeo. "Lo que hará es favorecer la posición de España allá dónde esté. Y lo que no hará es criticar al Gobierno de España, como han hecho otros", señalan fuentes de su entorno, en referencia a Aznar, que en los últimos años ha prodigado sus críticas al Ejecutivo socialista en sus intervenciones en foros internacionales.
En estos momentos, Zapatero es copresidente del Grupo Impulsor de Objetivos del Milenio, en el ámbito de Naciones Unidas. Y es también muy probable que, al igual que otros expresidentes, participe en misiones internacionales. Por ejemplo, fue promotor de la Alianza de Civilizaciones.
Su último acto público antes de abandonar La Moncloa fue el pasado viernes un homenaje póstumo al recientemente fallecido Javier Pradera, columnista de este diario, y a través de él al papel de EL PAÍS en la transición de la dictadura a la democracia en España. Un gesto que Zapatero venía madurando al poco de fallecer Pradera, el pasado 20 de noviembre, tras otorgarle la medalla al Mérito Constitucional, y dirigido al diario que desde su nacimiento en 1976, a la par que la democracia en España, y durante muchos años fue para el presidente del Gobierno su medio de comunicación de referencia.
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