Chelsea deja de fingir que no es una Clinton
Tras pasar sus 31 años evitando los focos, la hija de Bill y Hillary Clinton afronta su dimensión pública. Algunos demócratas entusiastas asumen su estreno como reportera televisiva como un paso hacia una futurible candidatura política
La pasada primavera, en varias cenas informales en restaurantes cercanos a su apartamento del distrito de Flatiron, en Nueva York, Chelsea Clinton comentó con amigos algo que llevaba tiempo meditando. Quería dejar de fingir que no era Chelsea Clinton, hija de un expresidente de EE UU y la actual secretaria de Estado. Tras pasar la mayor parte de sus 31 años alejada de los focos, en los últimos 12 meses se ha incorporado al consejo de administración de IAC/InterActiveCorp, la empresa internáutica del magnate de la comunicación Barry Diller, marido de Diane von Fürstenberg; ha recaudado fondos para amfAR (Fundación para la Investigación sobre el Sida); ha desempeñado un papel más público con la Iniciativa Global Clinton, y ha organizado el 65º cumpleaños de su padre en una gala benéfica en Hollywood para la Fundación Clinton, con invitados como Lady Gaga y Bono, de U2. Incluso ha abierto una página en Facebook.
"Aparte de ser ase-sora y hacer cam-paña por mi madre, no hacía suficiente por el mundo"
Su decisión más sonada ha sido aceptar un trabajo de reportera en NBC News, donde cuenta historias de gente corriente haciendo cosas extraordinarias. El lunes se estrenó en el programa Rock Center, con el veterano Brian Williams como padrino, presentando una pieza sobre una asociación caritativa infantil en Arkansas. Mientras se dirigía al aeropuerto de Little Rock (Arkansas) tras rodarla, Chelsea explicaba en una entrevista telefónica su decisión de desempeñar un papel más público. "Mis padres me enseñaron a plantearme el mundo de forma crítica, pero también con un sentido de la responsabilidad".
Tras hacer campaña para la candidatura presidencial de su madre en 2008, se dio cuenta de que le gustaba hablar en público. Su abuela, Dorothy Rodham, le dio algunos consejos. "Me dijo que me había tocado ser Chelsea Clinton", recuerda, "y aparte de mi trabajo de asesora y del de hacer campaña por mi madre, no estaba haciendo lo suficiente en el mundo". Cuando la abuela murió, el pasado noviembre, Chelsea confiesa que "me tomé en serio lo de empezar a llevar una vida con un propósito".
Antes, en una fría noche de febrero, la hija de Bill y Hillary asistió a la gala benéfica anual de amfAR en Nueva York. Allí saludó a Elton John y a Richard Gere. Al subir a entregar un premio a su padre, besó en la mejilla al productor Harvey Weinstein, amigo de la familia. "Me crie en una casa en la que oía más el nombre de Mathilde Krim [fundadora de amFAR] que el de la gente que Harvey saca en sus películas". Barry Diller, presidente de IAC/InterActiveCorp, también estaba entregando un premio. Poco después recomendó a Chelsea para el consejo de administración de su empresa, donde se incorporó a finales de noviembre en un puesto por el que recibe un anticipo anual de 50.000 dólares y acciones con derechos aplazados por 250.000.
Para su aterrizaje televisivo, NBC News utilizó durante semanas un seudónimo con el fin de evitar que se supiera que se había incorporado al equipo. El presentador Brian Williams describe su primer encuentro, excesivamente discreto, en una mesa de atrás de un restaurante italiano como "El padrino sin un arma escondida en el cuarto de baño". Una mañana de mediados de noviembre, Chelsea estrechaba manos por los pasillos de la emisora en el Centro Rockefeller, donde tiene un despacho provisional.
"Mis padres me han apoyado enormemente desde la primera decisión realmente independiente que tomé de convertirme en vegetariana con 11 años, que, desde luego, no encajaba con su dieta por aquel entonces", subraya. No es lo único en lo que no han compartido opinión. Chelsea es valedora del matrimonio gay, que su padre desaprobaba hasta muy recientemente. Influido por su hija, apoyó en mayo un proyecto de ley de uniones entre personas del mismo sexo debatido en la Asamblea Legislativa de Nueva York. Sin embargo, Hillary Clinton se sigue resistiendo: se opuso durante la campaña presidencial y su postura no ha cambiado.
Una parte de la fascinación por la vida de Chelsea se debe a que, a diferencia de otros vástagos famosos, nunca ha sido fotografiada borracha tambaleándose a la salida de una discoteca. No es que lo evite, simplemente ella no es así, comenta Nicole Davison Fox, una amiga íntima. "Si nos hubiesen conocido en el instituto, habrían pensado que éramos unas ñoñas", añade Fox. Se conocieron en una clase de ciencias de octavo en el Sidwell Friends School y ahora viven en el mismo edificio. Fox fue la dama de honor de Chelsea en su boda, en verano de 2010, con Marc Mezvinsky, un exbanquero de Goldman Sachs que creará pronto un fondo de cobertura con un amigo.
Se dice que el piso del matrimonio, que comparte con un minúsculo yorkshire terrier llamado Soren, por el filósofo Soren Kierkegaard, está repleto de libros. Chelsea habla del continuo apoyo de su marido y de su costumbre de hablar "de todo, algunas veces casi hasta la saciedad". En 2010, Chelsea dirigió en la Universidad de Nueva York iniciativas interreligiosas para unir a los estudiantes musulmanes y judíos. Sus amigos dicen que motivadas por su matrimonio: él es judío; ella, metodista practicante.
Es probable que Chelsea tenga que aparcar su labor de reportera para ayudar a recaudar dinero en la campaña de reelección de Obama. Un asesor afirma que ayudará "al 100%" en ella. Tiene un contrato de prueba con NBC News de tres meses, después de los cuales ambas partes decidirán si siguen o no.
Otro factor que influye en las decisiones de Chelsea es la salud de su padre. Bill Clinton tiene un historial de problemas cardiacos, incluida una operación de cuádruple baipás de la arteria coronaria en 2004. Chelsea, que no tiene hermanos, debe plantearse continuar el legado de su padre. "Es la tercera persona más importante de la familia, y eso conlleva una responsabilidad", señala un exasesor de Clinton. En 2012, cuando Hillary Clinton ha dicho que dejará su cargo, será la primera vez en que ninguno de sus progenitores ejerza un cargo público. Esa idea hace que algunos demócratas estén entusiasmados con la perspectiva de una Chelsea Clinton candidata.
© 2011 New York Times News Service
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