El Gobierno asume que la economía solo crecerá un 0,8% este año
El PIB avanzará cinco décimas menos que la previsión oficial, según Campa - La caída del consumo, público y privado, llevó al estancamiento en verano
Menos de una centésima. Eso es lo que creció el PIB en el tercer trimestre. Es la traducción estadística del estancamiento más absoluto, el que experimentó la economía española este verano. Un frenazo en seco que no derivó en marcha atrás por el notable avance de las exportaciones y del turismo, según desvelan los datos de contabilidad nacional publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística.
La brillante aportación del sector exterior sirvió apenas para contrarrestar el pertinaz retroceso de la demanda interna. Al consabido descenso en el gasto público, efecto de los planes de ajuste, se suma otra vez la caída del consumo privado. La novedad es que el Gobierno accedió a hacer un nuevo pronóstico económico para este año, aunque sea oficioso y sea a cuatro días de las elecciones generales. Como ya habían hecho hace meses organismos internacionales y expertos privados, Economía asumió que su pronóstico inicial estaba errado y lo revisa, como todo el mundo, a la baja: del 1,3% previsto para 2011 a un crecimiento "próximo" al 0,8%, precisamente la variación interanual que marca el tercer trimestre.
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El gasto de los hogares es el componente esencial de la demanda interna, una partida que equivale a más de la mitad del PIB. Es también el principal indicador de lo frágil que ha sido la recuperación de la economía española hasta ahora, muy lastrada por el endeudamiento privado, el desempleo que no cesa y las vaporosas expectativas de crecimiento. Desde que España salió de la Gran Recesión, a principios de 2010, el consumo privado no ha enlazado dos trimestres al alza. Una regla no escrita que volvió a cumplirse este verano: el gasto de las familias bajó un 0,1%, justo lo mismo que había aumentado, en tasa trimestral, entre abril y junio.
Al nuevo desfallecimiento del consumo privado se une el pronunciado descenso del gasto público (-1,1% respecto al segundo trimestre), espejo estadístico de unos planes de ajuste que se anuncian más drásticos aún para 2012. Es una tendencia que arrancó a mediados del año pasado, tras las medidas anunciadas por el Gobierno central (recorte del salario de los funcionarios y la inversión pública, congelación de pensiones); y solo ha tenido una excepción en el primer trimestre de este año, justo antes de las elecciones autonómicas y municipales.
El rastro del ajuste público se sigue también en la inversión. La formación bruta de capital en el sector de la construcción cae, como ha hecho de forma sistemática desde el inicio de la crisis. Pero ahora es mucho menor el descenso en la construcción de viviendas (-0,7%) que el acumulado por el resto del sector (-3,1%), donde se incluye la obra pública.
La única señal positiva en la demanda interna la emite la inversión en bienes de equipo, que se recupera (un avance del 2,3%), tras un segundo trimestre en números rojos.
Si en la demanda interna las buenas noticias escasean, en el sector exterior son legión. Las exportaciones de bienes y servicios vuelven a crecer a buen ritmo (3,1%), casi el doble de lo que se incrementaron las importaciones (1,6%). Y el consumo en España de familias no residentes, una aproximación al gasto de los turistas extranjeros, enlaza ya dos años de expansión.
Los datos de contabilidad nacional hacen buenas las estadísticas de aduanas, que ya anticipaban un trimestre excepcional en el comercio de mercancías. Las ventas de bienes al exterior aumentaron un 5,4% en el tercer trimestre, de nuevo casi el doble que las compras (2,8%).
El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, destacó que, por primera vez desde 1998, el balance entre exportaciones e importaciones de mercancías fue positivo, al arrojar un superávit comercial de 2.630 millones de euros en el tercer trimestre. Campa atribuyó la debilidad del crecimiento "al ajuste de la demanda", que consideró bien orientado, por la primacía del sector exterior, pero también demasiado pesado aún como para alumbrar una recuperación fiable.
Campa aprovechó la última conferencia de prensa programada antes de las elecciones generales para hacer, sobre la marcha, una revisión oficiosa del pronóstico del Gobierno, invariado desde marzo pese al evidente deterioro de las condiciones económicas. A preguntas de los periodistas, el secretario de Estado reconoció que el avance promedio del PIB en 2011 estará "próximo" al que se registra hasta ahora, en referencia al 0,8% de crecimiento medio anual de los tres primeros trimestres del año.
Economía se había resistido a cambiar su previsión de primavera con el argumento de que el adelanto electoral impedía la presentación de un proyecto de presupuestos, que es cuando, tradicionalmente, el ministerio revisa sus estimaciones. Lo cierto es que nada impedía al Ministerio de Economía modificar su pronóstico. Y también que ese ejercicio habría llevado, irremisiblemente, a una revisión a la baja de los vaticinios sobre crecimiento y empleo, una carta de presentación pésima ante la cita del 20-N.
Pero lo cierto es que el parón económico en Europa y España es tan evidente que hace tiempo que dejó inservible cualquier cálculo electoral. Así que Campa se animó ayer a hacer públicas las estimaciones que su departamento maneja. Enumeró las razones del cambio: "Los últimos datos de los que disponemos, las perspectivas de nuestras fuentes de crecimiento, cómo ha evolucionado la economía mundial y la incertidumbre sobre un posible estancamiento".
A requerimiento de los periodistas, Campa calificó como "muy intensos" los dos años en los que ha ocupado la Secretaría de Estado de Economía. Un periodo en el que, al antiguo profesor de Finanzas en la escuela de negocios IESE, dijo haber tenido tiempo para arrepentirse de decisiones que ha tomado, como de cosas que no ha hecho. Es "más peligroso" equivocarse en lo segundo, puntualizó.
Campa evidenció que no ha quedado satisfecho con la política desarrollada en el mercado laboral, deslegitimada por el aumento del paro hasta los cinco millones de personas. "Nuestra legislación aún no es correcta", sostuvo el secretario de Estado de Economía, aun cuando el Gobierno ha aprobado una reforma laboral este mismo año.
El número dos de Economía relacionó la persistencia del desempleo con la decisión de las empresas de usar con "más intensidad" las horas extra y el contrato a tiempo parcial, en lugar de abrir la mano a nuevas contrataciones estables a tiempo completo. Lo cierto es que si el pronóstico de crecimiento del Gobierno había quedado desfasado, en el frente laboral es un siniestro total. Economía creía que el empleo crecería en 2011 un 0,3%. Los nuevos datos del INE reflejan que la destrucción de puestos de trabajo se ha acelerado en el tercer trimestre (-1,9% en variación interanual). Y todas las previsiones apuntan a que el deterioro se agudizará en los meses finales del año.
La lectura de las cuentas que presentó ayer el INE es más compleja de lo habitual. La cosecha de datos de este trimestre incorpora, a la vez, un cambio metodológico y una revisión de las estimaciones hechas en trimestres anteriores. El Instituto Nacional de Estadística ha optado por no hacer público cuál habría sido la variación del PIB con la metodología vigente hasta junio.
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