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La sangría de la represión suma ya más de 3.500 muertos en Siria

Las tropas de Bachar el Asad continúan el asedio contra la ciudad de Homs

Enric González

Homs se ha convertido en el bastión de la lucha contra el presidente Bachar el Asad. Las fuerzas del régimen sirio siguen atacando la ciudad, en la que un número indeterminado de militares desertores encabezan la defensa. Una portavoz de la ONU dijo ayer que la situación en Homs era "particularmente horrorosa" y anunció que desde el inicio de la revuelta, en marzo, la violencia se había cobrado ya más de 3.500 muertos en todo el país.

El Ejército y las bandas armadas de El Asad han lanzado varios asaltos sobre Homs. En abril, los militares dispararon con ametralladoras sobre una manifestación y en las semanas siguientes emplearon tanques y artillería para someter el barrio de Baba Amr.

El presidente sirio resiste las sanciones gracias al apoyo ruso y chino

En junio, el Gobierno proclamó que Homs había sido "pacificada". Pero la ciudad, situada en el centro del país, a medio camino entre los dos principales núcleos urbanos sirios, Damasco y Alepo, se mantiene en rebelión. El caos provocado por los combates callejeros ha permitido la entrada en Homs de numerosos grupos de desertores, que se hacen fuertes en un barrio y se retiran hacia otra zona en cuanto las fuerzas gubernamentales estrechan el cerco.

La ONU estima que desde la semana pasada, cuando Siria y la Liga Árabe dijeron haber alcanzado un acuerdo de pacificación que luego resultó fallido, al menos 60 personas han muerto en combates o por disparos de las fuerzas de El Asad sobre la población civil.

Casi todas las víctimas recientes se han registrado en Homs y sus alrededores. Según la oposición, las víctimas mortales en los últimos días son más de 100 y ayer se contabilizaron al menos tres, una de ellas una joven de 16 años. El Gobierno sirio prohíbe la entrada en el país de prensa extranjera independiente, lo que impide verificar esas informaciones.

Periodistas árabes que han logrado llegar clandestinamente a Homs en nombre de Al Yazira y la BBC coinciden en describir una situación caótica, con abundancia de hombres armados y continuos tiroteos.

El Consejo Nacional sirio, un organismo que intenta aglutinar a la oposición en el interior y en el exilio, asegura que la ciudad sufre "una catástrofe", bajo fuego de artillería continuo desde hace días, con los hospitales colapsados, escasez de alimentos y, en algunos barrios, sin suministro de agua corriente y electricidad, y pide la protección internacional para detener la matanza. "Necesitamos observadores extranjeros, gente que pueda prestar testimonio sobre lo que está ocurriendo", dijo un portavoz del Consejo opositor.

"Las tropas sirias utilizan tanques y armamento pesado para atacar barrios residenciales", confirmó ayer Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. Un soldado sirio declaró en días pasados a la BBC que él y sus compañeros tenían orden de "disparar contra todo lo que se mueva, contra cualquiera que camine por la calle".

La Liga Árabe se reunirá el sábado próximo para debatir sobre el incumplimiento, por parte de Bachar el Asad, de los acuerdos alcanzados con delegados del organismo. El presidente sirio se comprometió, según la Liga Árabe, a acuartelar sus tropas, liberar a los presos políticos y permitir las manifestaciones pacíficas. Nada de eso ha ocurrido.

El presidente sirio sabe que las presiones de la Liga Árabe son perfectamente resistibles y que el apoyo diplomático y militar de China y Rusia le permite resistir las sanciones económicas estadounidenses y europeas y le hace inmune a posibles intervenciones internacionales patrocinadas por la ONU. Irán, que ha enviado a Siria asesores militares, y su milicia libanesa, Hezbolá, constituyen los dos respaldos regionales del régimen.

Captura de un vídeo que muestra a opositores con un cartel de El Asad, ayer en Damasco.
Captura de un vídeo que muestra a opositores con un cartel de El Asad, ayer en Damasco.AFP

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