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Farjas no aclara el papel de Povisa con el nuevo hospital

El hospital Povisa, privado, mantiene un concierto con el Sergas que cuesta 70 millones de euros al año y le convierte en centro de referencia para 140.000 personas. Cuando funcione el nuevo hospital de Vigo, inicialmente en 2014, Povisa será un servicio de adscripción voluntaria. Como pueden adscribirse todos o nadie, la oposición reclamó ayer en el Parlamento a la conselleira de Sanidade, Pilar Farjas, cómo afecta esa indefinición al dimensionamiento del hospital ya en obras, pero la conselleira no lo aclaró. En su lugar, salió el diputado del PP Miguel Santalices, no para contestar a la pregunta, sino para recriminar a PSOE y BNG por "demonizar a Povisa".

Farjas centró su intervención, una comparecencia ante el pleno a petición propia, en repasar un catálogo de detalles sobre el proyecto constructivo y algunas pinceladas del plan funcional del área sanitaria de Vigo, del que aseguró que contempla la creación de 1.465 camas en el futuro centro hospitalario de Beade-Valadares. La oposición lo puso en duda. No solo por la incógnita que supone el futuro papel de Povisa. El diputado socialista Modesto Pose citó la web de la empresa que presta asistencia técnica y supervisión general del proyecto del hospital para sostener que este dispondrá de solo 900 camas. Tanto Pose como Ana Luisa Bouza, del BNG, reprocharon a la conselleira que compareciera para realizar una "visita virtual" al futuro centro.

Tarjeta sanitaria

La conselleira se extendió en datos como la superficie construida, de 300.000 metros cuadrados, los 120.000 metros cúbicos de hormigón en estructuras o las 12.000 toneladas de acero que serán necesarias durante la obra. Según señaló, el hospital estará concluido en el primer cuatrimestre de 2004. También defendió que será "cien por cien público", pese al modelo de colaboración público-privada empleado, que la oposición consideró una privatización sanitaria encubierta.

Pose y Bouza también reprocharon a la conselleira otras fórmulas tendentes a la "privatización" en el Sergas, como es la tasa de 10 euros para reponer o renovar la tarjeta sanitaria. Pilar Farjas salió en defensa de esta medida, de la que dijo que tiene como finalidad "poner en valor" la tarjeta. La conselleira equiparó este pago con el que se efectúa "para renovar el DNI, el pasaporte o el carné de conducir".

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