Silva fue Messi
El delantero canario lidera el triunfo de una gran selección española, muy superior a Escocia
La historia dice que los escoceses fueron los primeros que entendieron que el fútbol era un juego de combinación. Cien años después, el Barcelona sublimó la idea y España se apuntó a la fiesta. Ayer, siete jugadores del equipo de Guardiola, los siete campeones del mundo, formaron de inicio en el regreso de la selección española a Alicante, tierra que no pisaba desde 1985, cuando todo eran sueños que terminaban siempre rotos. Escocia tenía que ganar anoche para asegurarse su presencia en la Eurocopa y a España le iba un récord, así que había partido; duró cinco minutos, los que tardó Silva en abrir el marcador.
El canario, auténtico protagonista de la jornada, firmó también el segundo y dio el tercero a Villa -su 50º tanto con España- antes de retirarse en el minuto 55 de partido. Espectacular el delantero del Manchester City, que antes de esta convocatoria había reclamado mayor protagonismo. Lo tuvo, y para bien.
ESPAÑA 3 - ESCOCIA 1
España: Valdés; Ramos, Piqué, Puyol (Arbeloa, m. 46), Jordi Alba; Xavi (Fernando Llorente, m. 65), Busquets, Cazorla; Pedro, Villa y Silva (Thiago, m. 56). No utilizados: Casillas; Mata, Javi Martínez y Torres.
Escocia: McGregor; Hutton, Caldwell, Berra, Bardsley; Bannan (Goodwillie, m. 64), Fletcher (Cowie, m. 84), Adam (Forrest, m. 64), Morrison, Naismith; y Mackail-Smith. No utilizados: Robson; McManus, Whittaker y Marshall.
Goles: 1-0. M. 6. Silva. 2-0. M. 43. Silva. 3-0. M. 53. Villa. 3-1. M. 65. Goodwillie.
Árbitro: Stefan Johannesson (Suecia). Mostró la tarjeta amarilla de amonestación a Ramos, Fletcher, Goodwillie y Morrison.
Último partido de clasificación para la Eurocopa de 2012. 29.000 espectadores en el estadio Rico Pérez, de Alicante.
Del Bosque cambio a seis jugadores respecto al once que formó el pasado viernes en Praga, pero el nivel de su plantilla es tan alto que ni se nota. El límite entre titulares y suplentes es absolutamente empírico en el grupo del marqués, que hizo debutar a Víctor Valdés en partido oficial y también a Jordi Alba, como lateral izquierdo, con el 6 de Iniesta a la espalda. España recuperó a Piqué y Puyol como pareja de centrales, algo que no se daba desde el amistoso en Lisboa contra Portugal hace un año y ubicó a Sergio Ramos, de entrada, como lateral derecho.
En ausencia de Xabi Alonso, en la grada, Busquets se quedó solo en el medio centro y como es norma, mandó Xavi, con Cazorla a su vera, y Silva, Pedro y Villa en punta. Más allá de la presencia de siete jugadores del Barça, el dibujo recordó como nunca al que viene usando Guardiola. Jugó España con Silva como falso nueve, revoloteando a su criterio por todo el frente de ataque, como si de Messi se tratara. El delantero del City, superlativo, entendió su rol, oportuno al juntarse y listo al abrir espacios. Tan pronto se acercó a Xavi como cayó a banda para dejar a los centrales escoceses sin ninguna referencia en la marca.
Silva marcó dos goles, generó muchas líneas de pase y siempre que tocó el balón dejó la sensación de que algo grande iba a ocurrir. Al canario le faltan argumentos para quejarse de los minutos que le da Del Bosque y le sobra fútbol para merecerse el sitio en este equipo irrepetible. Y como Del Bosque no tiene un pelo de tonto ni en el mostacho, viene siendo un habitual en las alineaciones titulares desde que terminó el Mundial, así que juega mucho. Y bien.
Tiene tanto y bueno donde escoger el seleccionador que puestos a buscar un problema hay que mirar a los laterales. Si Puyol y Piqué están sanos, el sitio en la derecha es para Ramos, no hay duda, pero baila la otra banda. Ayer jugó Alba, con mucho campo por delante y poca exigencia ofensiva. Y lo hizo con mucho desparpajo. En el segundo tiempo, cuando Del Bosque dosificó a Puyol, apareció Arbeloa, su comodín, para jugar en la derecha y Ramos pasó al centro.
Ordenada, España llenó el campo a lo ancho pese a la movilidad de los futbolistas que se juntaron de Busquets en adelante. Xavi, para variar, marcó los tiempos del partido como y cuando quiso, y lo durmió o lo activó según le vino en gana. A los escoceses se les acumuló la faena persiguiendo sombras y nunca se metieron en la faena. Con el balón cosido al pie, España trenzó camino de la portería de McGregor, que falló en el primer gol, pero metió más de una buena mano durante el resto del juego, y no hubo escocés capaz de impedirlo, ni siquiera cuando se fue Xavi y asumió galones Thiago y con Llorente en el campo, fue más vertical. Fueron momentos de incertidumbre, de cierto desconcierto en el bando español, como si con la sustitución de Xavi se hubiera perdido el hilo del encuentro. Al equipo le costó asociarse, llegar y rematar y, en cambio, perdió la pelota de forma reiterada.
Un penalti cometido por una salida comprometida de Valdés sobre Mackail-Smith tras un córner mal defendido, permitió a Goodwillie marcar el tanto del honor y maquillar mínimamente el resultado de un partido que dejó otro récord para la historia: 14 victorias consecutivas en partidos oficiales. Y al mejor Silva, y muchas otras huellas brillantes.
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