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La oposición dice que Feijóo "pasará a la historia por expropiar el ahorro gallego"

El día después de que el Banco de España certificase la defunción de la caja de ahorros gallega, cuya valoración redujo a 181 millones de euros, fue el BNG -que inauguró el proceso de fusión de Caixa Galicia y Caixanova de la mano de la Xunta- el partido más ácido en la crítica a Feijóo. Su portavoz nacional, Guillerme Vázquez, dijo que el presidente pasará a la historia por "expropiar el ahorro gallego".

El presidente de la Xunta fue al primero de los políticos que señaló Vázquez para exigir "responsabilidades y una explicación convincente de cómo 74.000 millones de euros en depósitos se transforman en 181". En un tono extremadamente duro, reclamó que Feijóo "no siga tomando el pelo a los gallegos porque el nuevo banco no va a ser ni centro de decisión, ni tendrá obra social".

El líder del PSdeG, Pachi Vázquez, calcó algunos argumentos de los nacionalistas y también los calificativos para aludir al papel de la Xunta. Si el BNG habló de catástrofe, los socialistas lamentan "el desastre" y "la montaña de mentiras" del Ejecutivo gallego. Vázquez reivindicó, pese a todo, unidad en los próximos dos años para intentar reequilibrar el sistema financiero.

El PP sigue culpando al Banco de España y al Gobierno por "cambiar las reglas del juego", si bien algunos de sus dirigentes todavía confían en que Castellano pueda reunir en torno al 15% de capital del banco (ahora tiene el 6,9%) que le permita controlar la entidad.Nadie tosió a José Luis Méndez y Julio Fernández Gayoso mientras mandaron. Y mandaron mucho. Méndez asumió el poder de Caixa Galicia en 1981. Gayoso pilotó la entidad del sur desde 1965, cuando a los 33 años fue designado director general de la caja de ahorros de Vigo. Durante décadas enteras, en lugar de entrevistarles, la prensa les remitía cuestionarios que rellenaban los equipos de asesores de ambas entidades y luego aparecían publicados como información.

La Xunta de Manuel Fraga llegó a cambiar la ley de cajas para que Gayoso siguiese al frente de la entidad del sur cuando ya la legislación le obligaba a jubilarse. Las complicidades entre el poder político y la cúpula de esas dos entidades financieras tampoco se resistieron con la llegada del bipartito en 2005. Ni el expresidente Emilio Pérez Touriño, ni su socio nacionalista, Anxo Quintana, quisieron pisar callos en las cajas. Lejos de eso, hacían carreras por fotografiarse al lado de sus rectores. Ni siquiera ejercieron su potestad para designar a un representante en los consejos de las dos entidades, cosa que hizo por primera vez el Gobierno de Feijóo. Los apellidos de Méndez y Gayoso rara vez se pronunciaron estos años en el Parlamento, donde las prácticas de Caixa Galicia y Caixanova eran tabú.

Esos años de silencio se han roto ahora que ambas han desaparecido y que la entidad resultante, Novacaixagalicia, apenas suma 181 millones de euros dentro de un banco que ha tenido que recibir 2.465 millones del Gobierno central para seguir vivo. Con Méndez jubilado y Gayoso muy debilitado desde que José María Castellano ha tomado las riendas del banco recién creado, empiezan a arreciar las críticas políticas a su gestión. Los partidos repiten denuncias sobre las prácticas de Caixa Galicia y Caixanova, de momento en voz baja. Aunque parte de ese respeto reverencial se mantiene y a los gestores, se les llama así, gestores, sin citarlos. En privado, la censura a Méndez y Gayoso es completa, con nombre, apellido y adjetivos diversos.

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El pleno que esta semana se celebró en la Cámara ilustra cómo algunas cosas empiezan a cambiar. Una moción del BNG que preguntaba sobre la gestión de la Xunta para garantizar la permanencia de Galicia en el mapa financiero desató un cruce de declaraciones donde todos los partidos airearon su malestar con la gestión de Gayoso y Méndez. Siempre, eso sí, para culpar al de enfrente.

El padre de la iniciativa, el exconselleiro de Industria, Fernando Blanco, pintó un panorama muy crudo de lo que estaba pasando en Novacaixagalicia y deslizó que "su situación está lejos de lo que decía aquella auditoría" de KPMG, que costó un millón de euros a la Xunta y fue argumento definitivo para la fusión. La responsable de economía del PSOE, también exconselleira con el bipartito, María Jose Caride, por el mismo camino que Blanco, espetó: "A pesar de esa imagen de que las cajas no tenían problema y todo se derivaba del Gobierno de España, sabemos que había problemas de solvencia de una gestión abducida por el ladrillo". En su respuesta, el portavoz parlamentario del PP, Pedro Puy, no los negó, pero recordó que las atrevidas inversiones inmobiliarias de Caixa Galicia y, en menor medida, de Caixanova, "se produjeron en 2006 y 2007", con la coalición en la Xunta. Qué hicieron ustedes para ponerles freno, vino a decir Puy, quien también cuestionó el control que el Banco de España, como supervisor, debía haber hecho y no hizo.

El hombre de confianza de Feijóo en el Parlamento recordó que la auditoría de KPMG, que garantizaba hace año y medio lo viable que iba a ser fusionar Caixa Galicia y Caixanova, con beneficios a partir del primer año de integración, fue ratificada por el Banco de España. Una idea que calca el presidente cuando se le pregunta por el informe de los supuestos "técnicos independientes" de la auditora, la misma que fiscalizó a la CAM, una ruina de caja según el regulador.

Cuando el debate en el hemiciclo agonizaba el martes, el nacionalista Fernando Blanco concluyó: "La desaparición de las cajas tiene responsabilidades políticas y de sus gestores. Unos se marchan con 50 años y otros se quedan con 80. Es difícil explicar qué pasó y una de las obligaciones de la Xunta es contárnoslo". La pregunta que Blanco dejó en el aire es la que estos días se repite en los corrillos políticos. ¿Cómo justificar que gestores como José Luis Pego, llamado a ser el hombre fuerte de la caja única, y Javier García de Paredes, que rondan la cincuentena, se marchen mientras Gayoso, con 80, continúa? Y sobre todo, con qué condiciones abandonaron Novacaixagalicia Méndez,

primero, y ahora Pego y tres directivos más. Preguntado por la prensa, Feijóo dice desconocer los términos de las prejubilaciones, pero deja claro que no son su responsabilidad. El líder del PSdeG, Pachi Vázquez, acusa a los directivos de "salir a la carrera".

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