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Tentaciones
Reportaje:TECNOLOGÍA

El cacharro que fue sexi

"Es el primer icono cultural tecnológico, el primer gadget sexy y el primer aparato en lograr poner patas arriba varias industrias a la vez". Así resume Michael Bull, docente de la Universidad de Sussex y autor de varios libros sobre la realidad del iPod, el influjo de este reproductor de MP3 de la marca Apple que el próximo mes cumple diez años. Steve Jobs, que lo más cerca que había estado de la música fue cuando salió una temporada con Joan Baez, logró con él relanzar su compañía, cambiar las reglas de la industria musical y colocar dentro de la moda y la tendencia algo tan improbable como la tecnología. Desde su lanzamiento, se han vendido casi 300 millones de unidades en todas sus versiones y hoy Apple es la segunda compañía más rentable del planeta. "Nadie lo vio venir. Las multinacionales de la música le abrieron la puerta a iTunes, cometiendo el más sonado suicidio de los últimos años, y sin advertir el problema de piratería que también se les venía encima con eso, y Sony veía cómo 20 años liderando los dispositivos portátiles de reproducción musical se iban al retrete. Cuando su competencia reaccionó, solo fue capaz de crear malas imitaciones. No estaban preparados para definir gadgets así de atractivos", recuerda Bull al respecto de un aparato con aspecto de paquete de cigarrillos y que sonaba más alto de lo normal, simplemente porque Jobs está un poco sordo y no había manera de que apreciara el aparato cada vez que le mostraban un prototipo.

"La evolución de los móviles ha hecho que los iPod sean prescindibles"

"Lo más normal hubiese sido que esto lo inventara Sony, pero, si hubiese sido así, no hubiera tenido el mismo impacto social. En muchas ocasiones, los inventos que revolucionan una industria provienen de compañías no relacionadas con la misma", recuerda Marc Cortés, profesor de marketing de ESADE. Más allá del cambio dentro de la industria musical, el iPod provocó un cambio en la forma en que escuchamos música. Al iPod se le puede atribuir el advenimiento de la generación Shuffle, la muerte del álbum y la clausura de la era "me gusta la 8", propulsada por el CD y finiquitada por iPod e iTunes -el caballo de Troya de Apple para conquistar a la competencia entrando en sus ordenadores por detrás-, con su detallada categorización de cada canción almacenada. Un trasto tan pequeño que hace cosas tan grandes, inevitablemente, tendrá millones de detractores. Entre ellos, Gerardo Cartón, del sello PIAS. Más allá de la banalización del acto de escuchar música que el trasto ha traído, el disquero halla infinidad de pegas al hecho de que Jobs enseñara el camino hasta las entrañas del negocio musical a marcas tradicionalmente adosadas a otro tipo de productos. "Ahora, en vez de en manos de Warner o Sony, estamos bajo el yugo de Nokia o Google, empresas que jamás se han dedicado a la música y cuya pasión por ella es más que dudosa. Esto, al usuario de iPod no le afecta, porque no sabe lo que es la música. Se ha perdido magia con tanto mercantilismo tecnológico".

Toda la influencia del iPod en el negocio musical y tecnológico jamás se hubiese concretado si el trasto no hubiese sido concebido bajo unos estándares tan atractivos para el público. De hecho, sin la segunda generación de iPod, con las versiones Mini, Shuffle y Nano -más económicas, pero igual de estéticamente apetecibles-, el gadget jamás hubiese trascendido el nicho de seguidores de la firma para convertirse en algo universal y casi imperativamente necesario. Apple sacaba solo 22 céntimos de cada canción vendido en iTunes, pero con la ubicuidad del servicio se aseguraba la venta de millones de iPod. "Apple se actualiza estéticamente con los años", recuerda el diseñador Toni Arola. "Su principal aliado es la investigación y la propuesta con los materiales. Los conceptos básicos no cambian. Así, logran siempre generar tendencia. Desde la marca, se han pensado los productos siempre desde el punto de vista del usuario. Jobs pidió que el iPod pudiera funcionar sin libro de instrucciones y así lo hizo universal". Pero, como en todo en la vida, el iPod murió. Desde 2009 no se actualiza el modelo Classic -ser rebautizado así es una extremaución encubierta-, pero el concepto iPod y el negocio iTunes sobreviven en el iPhone, un trasto que jamás hubiese existido si antes no hubiese triunfado este reproductor de MP3. "La evolución de los móviles ha hecho que los iPod sean más prescindibles", comentan desde el blog tecnológico Engaget. "Eso no quiere decir que estén obsoletos. Creemos que los reproductores multimedia tendrán mercado por más tiempo, aunque debemos tener en cuenta que a Apple jamás le ha temblado el pulso a la hora de dejar de lado tecnologías que, según ellos, han perdido importancia". A pesar de que haya sido reducido a una aplicación de iPhone, Marc Cortés sigue creyendo que, incluso en su retirada a un segundo plano, su influencia sigue siendo enorme. "¿Cuánta gente usa un iPhone para llamar? Casi nadie. Se tiene un iPhone para poseer otras cosas, y sobre todo, para tener dentro un iPod".

<b>Steve Jobs, hace casi diez años, en la presentación del entonces revolucionario iPod.</b>
Steve Jobs, hace casi diez años, en la presentación del entonces revolucionario iPod.JIM WATSON

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