Enara ve con ojos de aprender
Los alumnos con deficiencias visuales se adaptan al ritmo escolar - La ONCE les facilita un 'sotware' especial
Enara Fernández sigue con atención desde su mesa la clase de matemáticas. Su profesora, Anttoni Aizpurua, explica a los alumnos en una pizarra digital los números descompuestos. Cursan 5º de Primaria de la ikastola Landaberri de Lasarte. En un grupo de cuatro mesas, esta joven e inquieta estudiante pasaría desapercibida si no fuera porque tiene delante un ordenador con pantalla grande y un atril vertical como soporte para sus libros. Tiene 10 años y menos de un 10% de visión. Pero eso no le impide hacer los ejercicios como el resto de sus compañeros. Si se le cansa la vista, se pone los auriculares y escucha la clase.
La joven dispone a su alcance de todos los medios para llevar con normalidad su escolarización. Los profesores del Centro de Recursos para Invidentes (CRI) del Gobierno atienden, en este caso, a todos los alumnos de Gipuzkoa que sufran discapacidad visual, tanto baja visión como ceguera. Acuden a los colegios entre una y tres veces por semana, en función de las necesidades de los alumnos. "Nuestro trabajo consiste en evaluar junto con los oftalmólogos y detectar las necesidades a nivel de visión funcional de cada afectado", explica Leonor Blesa, profesora del CRI.
"Tiene mucha capacidad de superación", apunta su profesora
Durante el tiempo que están los profesores de apoyo y los técnicos instructores de la ONCE en el centro realizan tareas para coordinar y orientar a los docentes para que conozcan las herramientas que un alumno con deficiencia visual va a necesitar. Todos los estudiantes de 5º de Primaria utilizan los programas informáticos de Eskola 2.0, que en el caso de Enara Fernández se completan con los propios que diseña la ONCE. "Cada persona con deficiencia visual requiere de un material distinto. En función de sus necesidades, introducimos un programa u otro en su ordenador", apunta Encarni Briñas, instructora de la ONCE. "El programa se instala tanto en el ordenador de clase como en el de casa para que pueda hacer los deberes. Según va variando el grado de disfunción del alumno le vamos cambiando las herramientas", añade.
Enara Fernández utiliza un cuerpo 16 de letras del tipo Lucida Console. Es la única que le facilita no distorsionarlas y verlas mejor. Necesita ampliar los textos, pero tampoco mucho, ya que su campo de visión es muy reducido. Su profesora se encarga de adaptar el material escolar a su ordenador y para que lo pueda escuchar con unos programas de software llamados Zoomtext y Jaws.
"Tenemos una batalla con las editoriales para pedirles que no pongan tantos obstáculos a la hora de dar los pdf a los centros de recursos, porque, si no, hemos de escanear los libros. Se trata de que haya más accesibilidad para las personas con discapacidades", reclaman los docentes del CRI. "Un convenio con Educación como el que tiene la ONCE con Cultura", añaden.
Sus compañeros de clase están acostumbrados a ver a Enara estudiar así, cuando coloca el atril recto para poder leer con sus gafas los ejercicios del libro de matemáticas.
Su profesora reconoce que lleva solo ocho días con ella en clase y que ambas se están adaptando. "En realidad, hace lo mismo que los demás. Le sigo un poco más a ella, pero se esfuerza mucho en hacer bien las cosas, aunque debería preguntarme más, y creo que no lo hace para no molestar", apunta.
Enara enumera a sus mejores amigas, mientras estas le sonríen y destaca que gimnasia es la asignatura que más le gusta. Cuando juegan al escondite, prefiere ocultarse que buscar. Participa en todo y es muy activa, dicen sus amigos. Patina en el Txuri-Urdin y practica esquí adaptado. "Tiene mucha capacidad de superación", incide su profesora.
Los responsables de Landaberri destacan la importancia y las ventajas de integrar a personas con deficiencias en las aulas. "Así son conscientes de que hay niños con otras dificultades y se ayudan entre sí", concluye Aizpurua. Se trata de una integración social al cien por cien.
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