Josep Maria Clua, histórica figura de la 'cançó' catalana
Una dolencia cancerosa acabó el pasado martes con la vida de uno de los históricos de la cançó catalana. Ia Clua falleció el 13 de septiembre en su domicilio barcelonés, acababa de cumplir 60 años y, según explican sus allegados, estaba preparando un nuevo trabajo con canciones inéditas.
Josep Maria Clua, conocido también como Ia Clua, era uno de los personajes más entrañables y cercanos del abigarrado mundo musical barcelonés. Un genio a medio camino del rock y de la canción que durante demasiados años permaneció semioculto, reivindicado por docenas de grupos y cantantes, pero sin llegar nunca al gran público.
Ia Clua había nacido en Barcelona y ya a los 16 años se incorporó al entonces naciente mundo del folk formando parte del trío Dos+Un junto a su hermano Jordi y Manel Joseph (más tarde fundador de la Orquesta Platería). El trío alcanzó una cierta repercusión local y grabó varios discos, pero el verdadero salto de Clua llegó al fundar con Jordi Batiste el dúo Ia-Batiste en 1972. Entre la música progresiva de aquel momento y la canción poética con un cierto toque surrealista, el dúo creó un estilo sumamente personal que le llevó a convertirse en uno de los protagonistas del recordado Canet Roc de 1975. Ia y Batiste ejemplificaban como nadie la colorista explosión de cuerda locura que el festival envió al mundo. En su segundo elepé, editado ese año bajo la protección de Joan Manuel Serrat (al que telonearon en muchos conciertos), Clua grabó una memorable adaptación del poema de Josep Carner El gessamí i la rosa, canción de obligada inclusión en cualquier lista que recoja lo mejor de la cançó catalana (el mismo Joan Manuel Serrat la grabó en su disco Banda sonora d'un temps i d'un país).
Una vez disuelto el dúo, Ia Clua siguió en solitario, una vez más con la ayuda de Serrat, o al frente del grupo Moto Clua. A pesar de la evidente calidad de alguno de sus trabajos, el cambio de mentalidad de la escena musical de los años setenta obligó también a Clua a dejar los escenarios, encerrarse en los estudios de grabación y crearse un nombre en los ambientes de la música para la publicidad. En 1993 una reedición de su dúo con Jordi Batiste le devolvió temporalmente a la escena, pero la experiencia no tuvo la continuidad deseada. Su editor, Joan Carles Doval, explicaba ayer la intención de Ia Clua de grabar inminentemente sus nuevas canciones. Un proyecto que quedará desgraciadamente inédito.
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