Alemania veta los pactos bilaterales con Grecia sobre garantías del rescate
Acuerdos como el de Finlandia deben tener el respaldo de la zona euro - Moody's dice que el riesgo es que se acelere la quiebra del país heleno
Cada solución para la crisis del euro y la deuda soberana encuentra un nuevo problema. O varios. El acuerdo sobre el segundo plan de rescate financiero de Grecia y la ampliación del fondo de estabilización encontró pronto un pero que desató la ira de los mercados: no entraba en vigor inmediatamente, tenía que ser ratificado por los Parlamentos nacionales. Ahora surge otro. El texto del pacto permite acuerdos bilaterales en los que países rescatados -léase Grecia- den garantías a los rescatadores. Finlandia lo ha aprovechado. Helsinki logró un compromiso con Atenas la semana pasada. Esto ha irritado a Alemania que ayer advirtió a través del portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, de que estos acuerdos no deben "hacerse en detrimento de los demás" y que solo serán válidos si cuentan con el plácet de los socios de la zona euro.
Los convenios "no deben ir en contra de los demás", dice el portavoz alemán
La pasada cumbre de la UE no dejó claro si es necesario un respaldo de todos
"[El pacto] debe ser aprobado por los demás Estados", exigió el Ministerio de Finanzas de Alemania, el país que está marcando las reglas, a veces contra su voluntad, en la errática gestión que la UE está haciendo de la crisis de deuda. Encontró pronto el respaldo de Holanda, que además anticipó su oposición al acuerdo grecofinlandés. "Nunca votaría a favor", aseveró Kees de Jager, ministro de Finanzas holandés, que utilizó adjetivos como "inválido" e "inaplicable" a lo pactado para defender su posición.
La posición que ayer expusieron Alemania y Holanda estaba coordinada previamente, según apuntan fuentes de la Comisión Europea. Y se suma a la expresada en días anteriores por la propia Holanda, Austria, Eslovaquia y Eslovenia, que advirtieron de que ellos exigirían a Atenas condiciones similares a las de Helsinki.
Esta escalada ya provocó el domingo la reacción del ministro de Hacienda griego. Evangelos Venizelos, que ayer recibía a una delegación del FMI, la UE y el BCE para vigilar que cumple con las medidas de ajuste exigidas, envió el sábado una carta a sus socios en la que reclamaba la aplicación "inmediata y completa" del pacto firmado el pasado 21 de julio. Este coro de voces disonantes muestra, por enésima vez, que Europa no afronta de forma unida la crisis del euro, lo que aboca a la moneda única y a sus países periféricos a enfrentar ataques continuos en los mercados.
Y por si faltaba poco, ayer entró en escena otro de los actores inevitables de esta tragedia: la agencia de calificación Moody's. "Si se generaliza, este tipo de acuerdos sería negativo para Grecia y otros países que reciben ayuda ahora o pueden hacerlo en el futuro", analiza la agencia. Moody's considera que este tipo de pactos pueden retrasar la tramitación del segundo rescate a Grecia y que si se generalizan se acabe precipitando la quiebra del país. "Nosotros esperamos que otros miembros de la zona euro rechacen el acuerdo", aventura la agencia. "El mensaje que se lanza con acuerdos como este es que Europa tiene problemas para decidir sobre el apoyo financiero a sus miembros", continúa Kristin Lindow, autora de las dos páginas del informe.
Finlandia apenas aporta el 2% al nuevo plan de rescate financiero de Grecia, unos 1.000 millones de los 109.000 que tienen que poner los miembros de la unión monetaria (a esta cantidad hay que sumar los 50.000 que aportará la banca privada). A pesar de esto, la posición de Helsinki ha condicionado mucho las negociaciones de los últimos rescates financieros -ya sucedió en el caso de Portugal- por el significativo avance electoral de un partido ultraderechista que se opone a la participación de su país en estas operaciones. De hecho, en días posteriores a la última cumbre, el diario italiano Il Corriere della Sera informó de que Finlandia había llegado a exigir el Partenón como garantía en caso de que no pudiera devolver el dinero.
La cerrazón de Helsinki llevó a la inclusión de un párrafo en el comunicado final de la cumbre del 21 de julio para salvar la cara del Gobierno finlandés que permite la negociación de acuerdos bilaterales en el que los países rescatados dan garantías adicionales. "En su caso, se podrá pactar acuerdos bilaterales que cubran los riesgos para los miembros de la zona euro por su participación en el EFSF [el fondo de estabilización, por sus siglas en inglés]", reza la frase, que según interpreta la Comisión Europea encierra implícitamente la necesidad de que este tipo de pactos sean ratificados por el resto de socios.
Constatadas las reticencias que despierta en los demás países del euro, el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, admitió ayer que está obligado a aclarar las condiciones del acuerdo para no perjudicar al resto. Lo que se sabe hasta el momento es que de los 1.000 millones que Grecia recibirá de Finlandia, depositará el 20% en una cuenta del Tesoro del país nórdico. Este dinero y los intereses que genere se invertirán en activos de máxima calificación crediticia que servirán de garantía por si Atenas no cumple con las obligaciones y suspende pagos.
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