_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Hind Rostom, la mujer fatal del cine de oro egipcio

La seductora actriz fue conocida como 'la Marilyn Monroe de Oriente Próximo'

Quería que sus aficionados la recordasen siempre como la explosiva actriz que se ganó el calificativo de la "Marilyn Monroe de Oriente Próximo". Por eso tomó una decisión. Orgullosa e incapaz de asumir las arrugas que con los años iban asomando, en 1979, cuando tenía 50 años, decidió dar por finalizada su carrera. Hind Rostom, la estrella del cine egipcio de los años cuarenta y cincuenta, mantuvo su determinación de mantenerse en el anonimato hasta el pasado enero, cuando la revolución egipcia le hizo salir a la luz pública. La actriz, alarmada, manifestó su preocupación por el camino que habían tomado las revueltas populares, revelando cierto apoyo al dictador Hosni Mubarak. Algo que no ha disminuido el pesar de los egipcios por su muerte, el pasado 8 de agosto a los 82 años, debido a un ataque al corazón.

Despreciaba la danza oriental, que para ella era "contraria a mi naturaleza"

Nariman Husein Murad nació el 11 de noviembre de 1929 en Alejandría (Egipto), adoptando años después el nombre artístico de Hind Rostom. Desde su infancia comenzó a interesarse por el mundo del cine: siendo una niña ya idolatraba a actrices internacionales como Rita Hayworth o, en Egipto, a la actriz y bailarina Tahia Karioka. Siendo una adolescente acudía a los rodajes de los filmes de su país, donde captó rápidamente la atención de directores y técnicos por su belleza. Sin embargo, sus inicios en el cine no fueron demasiado estelares. Apareció en 20 películas entre los años 1947 y 1954. Pero era una simple y silenciosa extra. Entre ellas se encuentra Ghazal El Banat (1949), de Anuar Wagdi, o Baba Amin (1950), del director Yusef Chahin, quien solía decir que la pantalla ardía con la belleza de la actriz. Rostom no pronunció sus primeras palabras en la gran pantalla hasta 1954, en la comedia El Setat Maye'rafoosh Yegdebo (Las mujeres no pueden mentir), de Mohamed Andel Gauad.

Pero la actuación con la que alcanzaría fama internacional estaba por llegar. El director Hassan al Imam le ofreció un papel para su película El gasad (El cuerpo) en el que Rostom se sintió cómoda, rozando el encasillamiento, hasta el final de su carrera: el de mujer fatal. En el filme, la actriz interpreta a una mujer ambiciosa y seductora que utiliza todas sus armas para conseguir sus objetivos. Incluidas las sexuales. Rostom repitió con el director Al Imam en dos polémicas películas más, protagonizando ambas. En ellas interpretaba a una mujer cristiana con una insaciable sed por la vida, pero forzada al aislamiento como precio por su desviación social.

En los siguientes 10 años, la actriz participó en más de 15 películas del periodo denominado siglo de oro egipcio, destacando Bab el Hadid (La estación central de El Cairo, 1958), del director Yusef Chahin y que participó en el Festival de Cine de Berlín. Rostom acabó siendo conocida como la reina de la seducción. Además, su melena rubia y sus rasgos occidentales dieron lugar a la comparación con Marilyn Monroe, gracias a la cual su nombre cobró proyección internacional.

De carácter fuertemente independiente, Rostom era una egipcia atípica. Adoraba el mambo y el chachachá, bailes en los que era una experta, pero despreciaba la danza oriental porque la consideraba "contraria a su naturaleza". En la vida real, la actriz no estaba tan alejada de sus papeles. Era rebelde e insumisa con la obsoleta estructura patriarcal de su país y disfrutaba rompiendo corazones: se mostraba siempre accesible a los hombres, cuando en realidad, para la mayoría de ellos fue inalcanzable. Solo tuvo dos matrimonios: con el director Hassan Reda, padre de su única hija, llamada Passant, y con el médico Mohamed Fayad.

Hind Rostom, en 1955.
Hind Rostom, en 1955.AFP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_