Kate Chopin fue la primera
Esta breve novela es una obra maestra. Se publicó en España sin obtener apenas atención hace varios años. Ahora regresa, acompañada de diecisiete cuentos cuya función es, a partes iguales, dar una satisfacción al lector y reclamar de nuevo un lugar de honor para su autora. Kate Chopin nació en 1861 en St. Louis, Misuri, en el seno de una acomodada familia. Se casó a los veinte años, tuvo cinco hijos, enviudó y se dedicó a escribir como medio de vida adquiriendo gran notoriedad en la sociedad sureña por sus libros de "color local". Sin embargo, a la publicación de El despertar, esa misma sociedad la rechazó escandalizada.
¿Por qué? Sencillamente: por contar la historia de una respetable ama de casa que decide volar libre.
El despertar y otros relatos
Kate Chopin
Traducción de Olivia de Miguel
Alba Editorial. Barcelona, 2011
482 páginas. 28 euros
Hasta aquí la anécdota. Ahora vamos con la literatura. La historia del despertar de Edna Pontellier es un prodigio de sensibilidad, sutileza y belleza literaria. Cuando esta esposa y madre tradicional, que toda la vida "había estado acostumbrada a albergar pensamientos y emociones que no tenían voz propia", confiesa a una amiga que "daría mi dinero, daría mi vida por mis hijos, pero no me daría a mí misma", confiesa en realidad la revelación y el cataclismo que se está produciendo en su interior. A partir de ese momento, todo lo que constituye su vida (familia, amigos, títulos, etcétera) se le va revelando como una imposición. Entonces comienza a alejarse de esa vida ficticia, incluso cambia de casa, lo que le produce felicidad y desazón a la vez. El interés romántico hacia otro hombre la ayuda en estas decisiones, pero no será éste su destino, sino la libertad misma. La novela muestra escenas soberbias, como la lectura de la carta de su amado mientras la señora Reisz, su amiga, toca el piano acompañando maliciosamente la lectura; o su sensación de estar sola en casa; o el reencuentro con el amado, un prodigio de sutileza y dominio de la escena. La expresividad y delicadeza de la escritura de Kate Chopin es total, propia de un talento único. Las grandes autoras sureñas como Eudora Welty o Flannery O'Connor son deudoras suyas. Ella fue la primera. Merece un lugar de honor y éste es el momento de concedérselo como lectores leyendo esta joya inexcusable.
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