Cuando Balenciaga inspira

Alba utiliza el discharge (solución para descolorar tejidos) como si lo llevara haciendo toda la vida. Tiene 11 años y decora entretenida con el pincel un pañuelo de seda. Es su bautismo como diseñadora y no parece amedrentarse ante los bocetos del diseñador Cristóbal Balenciaga (Getaria, 1895-Valencia, 1972) que intenta emular.

Junto con otros 19 niños, esta niña catalana que veranea en Zarautz participa en el primero de los siete talleres didácticos que el Museo Balenciaga de Getaria puso en marcha el 21 de julio hasta el próximo 1 de septiembre para promocionar, difundir y potenciar la trascendencia y relevancia del modisto guipuzcoano.

Con esta propuesta veraniega, el museo quiere diversificar la oferta museística permitiendo tanto a adultos y como a niños vivir con sus propias manos los entresijos del universo Balenciaga.

La artista textil Virginia Ameztoy imparte clases para crear pañuelos y boinas

Una veintena de niños participan en el primero de los siete talleres organizados

En el primer taller Crea tu pañuelo de seda se homenajeó una de las prendas fetiche en las colecciones del genial modisto. En el resto de talleres se confeccionarán boinas (una sesión en la que se trabajará el fieltro) y se decorarán prendas (camisetas bolsas de algodón y plantillas).

La artista textil Virginia Ameztoy, encargada de la impartición de las clases (en euskera, castellano e inglés), revoloteaba de un lado a otro de la plataforma instalada en la sala polivalente del museo supervisando los trabajos de los pequeños artistas.

Mientras unos secaban sus pañuelos con secador, otros diseñaban dibujos. La directora artística, plancha en mano, daba forma a los dibujos gracias al vapor que se utiliza en las técnicas de la decoloración y la estampación. Fórmula que Balenciaga utilizaba para innovar en sus creaciones.

Ameztoy lleva años investigando y recopilando información sobre el arte de la estampación. Estudió en Londres Diseño, Serigrafía Textil y Artes Decorativas y no decae en la búsqueda de fibras y tejidos con nuevos métodos artesanales.

La directora artística recuerda que Balenciaga, cuando volvió de París en los últimos años de su carrera, encontró en la compañía textil Subijana y Cía ubicada en Villabona -de la que era accionista-, un lugar idóneo donde hacía realidad sus ideas de estampación en telas, y sobre todo, en pañuelos. "La tradición de la estampación se ha perdido en los últimos años. Aunque últimamente me he encontrado con diseñadores que no solo me han hecho encargos de serigrafía textil sino que además quieren aprender la técnica, y eso me parece muy importante", explica Ameztoy.

Pau y Biel son los únicos chicos del taller. Uno de ellos muestra orgulloso su trabajo. En el pañuelo ha escrito Pilar, el nombre de su madre, junto a la B de Balenciaga. "Es muy divertido, las manualidades se me dan bien y me ha gustado pintar un pañuelo", comenta orgulloso. El otro, afirma que lo "mejor" del día ha sido que le hagan una entrevista.