El PP toma el mando en la Diputación coruñesa defendiendo su utilidad

Ante un crucifijo, un ejemplar de la Biblia y otro de la Constitución juraron o prometieron ayer su cargo los 31 nuevos integrantes de la Deputación da Coruña. Vuelve a estar al frente, tras ocho años de Gobierno bipartito PSOE-BNG, el Partido Popular, que con 17 diputados alcanzó la mayoría absoluta en la provincia en las elecciones del 22 de mayo. "Tengo 36 años y creo sinceramente que desde una vieja institución se puede hacer, y así lo haremos, política nueva", proclamó Diego Calvo al tomar el bastón de mando de la corporación, la mayor de Galicia, con una encendida defensa de la utilidad de las diputaciones.

Frente al debate reabierto sobre la supresión de estas instituciones, el nuevo presidente provincial argumentó que, ante la virulencia de la crisis, "una de las más graves", ahora "más que nunca, las Diputaciones están llamadas a jugar un papel fundamental". Prestan servicios municipales que muchos ayuntamientos no pueden asumir, ahondó Calvo. E incluso se comprometió, "como objetivo personal", a conseguir que al final de esta legislatura "ningún ayuntamiento y ningún partido político ponga en duda la utilidad y servicio de este organismo". Diego Calvo pretende modernizar la Diputación para "alejarse de la idea de que solo ofrece subvenciones". Y también se propone erradicar "duplicidades entre Administraciones". "No puede ser, por ejemplo, que en una ciudad haya tres estrategias turísticas distintas y además sin conexión entre ellas, que haya oficinas turísticas de la Diputación y de los Ayuntamientos en la misma calle", aseguró.

Calvo espera que al final de la legislatura, "ningún partido dude de la institución"

Austeridad -con un recorte de los gastos de funcionamiento de la Administración provincial, sobre todo los de representación y publicidad-, diálogo y consenso serán las armas del nuevo presidente en su gestión al servicio, insistió, de los 94 ayuntamientos coruñeses, y especialmente de los más pequeños. "Es hora de mirar desde las ciudades a los pueblos", reivindicó, al recordar que nació en un pequeño municipio, San Sadurniño.

Ante un público dominado por las autoridades autonómicas y locales, Calvo, que fue en los dos últimos años el delegado provincial en A Coruña de la Xunta de Feijóo, se extendió en agradecimientos hacia su partido, el PP, y sus mentores políticos, todos ellos presentes ayer: el presidente provincial y ahora alcalde de A Coruña, Carlos Negreira; el conselleiro de la Presidencia, Alfonso Rueda; y el regidor de Ferrol, José Manuel Rey, en cuya lista fue elegido concejal. La voz se le quebró por la emoción cuando finalizó dando las gracias a su familia.

Los nueve diputados socialistas y los cinco nacionalistas votaron en blanco a la investidura de Diego Calvo. Y recibieron con prudencia su discurso. Su antecesor en la presidencia, Salvador Fernández Moreda, recogió el guante de su oferta de colaboración y consenso, aunque puntualizó que son "retos que ya son una realidad" en la institución coruñesa. El dirigente socialista coincidió con Calvo en que las Diputaciones son "imprescindibles mientras no se acometa una reforma del modelo territorial". Por el contrario, el nuevo presidente provincial lo tendrá difícil para convencer, como se propone, al BNG de la utilidad de esta institución. El nuevo portavoz nacionalista, Xosé Regueira, edil de Carballo, cree firmemente que "carece de significado". Y confió que la nueva corporación provincial constituida ayer sea "la última".