La sombra de Mourinho
Villas-Boas, de 33 años, sigue los pasos de su exjefe al fichar por el Chelsea, pero se declara "inspirado" por el estilo de Guardiola
Como si se hubiera empeñado en pisar los talones a José Mourinho, André Villas-Boas (Oporto, 1977) entrenó primero al Oporto y ahora, previo pago de los 15 millones de la cláusula de rescisión de su contrato, entrenará también al Chelsea. El mismo recorrido, pero con algunas diferencias significativas. La principal es que Villas-Boas, pese a haber sido ayudante de Mou durante cinco años en el Oporto, el Chelsea y el Inter, analizando a los adversarios, se declaró seguidor del estilo de Pep Guardiola. De manera solemne y tras ganar la Liga Europa al Sporting de Braga, el pasado 18 de mayo, declaró: "Quiero dedicar el triunfo a tres personas muy importantes: Pep Guardiola, que es mi inspiración; José Mourinho, porque le debo mucho, y Bobby Robson, por aguantarme".
Ejemplo de precocidad, llega a Stamford Bridge con ocho años menos que el hoy madridista
Villas-Boas es un ejemplo de una precocidad insultante. Llega con 33 años al banquillo de Stamford Bridge; Mou lo hizo con 41. Y el Chelsea ha pagado al Oporto 15 millones por romper su compromiso, nueve más de lo que el club londinense abonó por The Special One. Tras su primera campaña en la élite, Villas-Boas se marcha de O Dragão sin haber perdido un solo partido de la Liga portuguesa, otro récord en el que batió a su antecesor. Este, no obstante, dejó al Oporto tras dos temporadas y siendo campeón de Europa en 2004. En esta especie de carrera de obstáculos entre ambos, Mou percibió la ambición del joven ayudante como una amenaza para su ego.
Tras vapulear en campo propio al Villarreal en la ida de las semifinales de la pasada Liga Europa (5-1), el joven técnico del Oporto resumió elegantemente el partido en portugués, inglés, español e italiano. El nuevo preparador del Chelsea estudió periodismo en la Universidad tras haberse titulado como entrenador de la UEFA a los 17 años en Escocia, el mismo lugar donde estudió Mou. "Soy hijo de Robson: tengo la nariz grande como él, me gusta el vino y tengo ascendencia británica [una de sus abuelas]", bromeó Villas-Boas como agradecimiento al fallecido extécnico del Barcelona. Siendo vecinos, un adolescente Villas-Boas intercambió charlas tácticas con el entrenador del Oporto entre 1994 y 1996.
En Oporto, precisamente, la hinchada considera una gran traición la marcha de su niño prodigio. En mayo dijo que no abandonaría el club del que siempre fue seguidor ni por todo el oro del mundo. Mucho más práctico, el presidente, Pinto da Costa, ha engordado la caja y ya tiene al sustituto, Vítor Pereira, otro adelantado a su tiempo y seguidor de la escuela lusa de entrenadores. Esta se basa en la periodicidad táctica de las sesiones. Cada día de la semana recibe un nombre y un objetivo: recuperación, tensión, resistencia, velocidad...
A partir de ahí, cada uno desarrolla su personalidad y la de Villas-Boas ha ido encaminada a conseguir que los jugadores se diviertan en los entrenamientos. Un aspecto, el lúdico, que impresionó a Marcelino, nuevo preparador del Sevilla, cuando fue a ver durante una semana las sesiones del joven técnico, entonces al frente de la Académica. Villas-Boas, además, tiene mano para recuperar a jugadores desacreditados, como Guarín, o sacar el máximo rendimiento a otros, como Falcao, los colombianos del Oporto. Fernando Torres, el delantero español descarrilado en el Chelsea, será su próximo reto.
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