Genial María Toledo

María Toledo fue la sensación. Cantó de manera excepcional, bordando todo lo que hizo. Acompañada por un grupo ejemplar y acompañándose ella misma al piano, lo que tiene sus dificultades. Cantó en todos los tonos, desde el grito al susurro, con originalidad, con inventiva, gustándose y, sobre todo, gustando al público, que se volcó con ella. Hace años que la oí, y ya entonces reflejé sus bondades interpretativas, pero es que ahora se haya en un punto de madurez incuestionable.

Cantó las siguiriyas de Pavón, a ritmo rápido y en grado de excelencia. Después cantó los tangos de Pastora de los Peines, artista por la que confiesa una enorme predilección. Siguió, ya en el piano, con una larga secuencia de aires de Huelva, y después hizo la taranta y la levantica en originales versiones. Volvió con el grupo para regalarnos unas alegrías llenas de encanto y personalidad... En fin, que bordó una noche realmente triunfal para ella. Terminó, en homenaje a Morente, con su canción La estrella, que hizo de manera magistral y llena de emoción. Ya de propina, y a palo seco, cantó un fandango memorable, creo que de Vallejo, pero que en boca de ella alcanzó un indudable plus de belleza.

En la segunda parte cantó Lole Montoya. Como suele cantar ella, con una voz casi siempre recitativa, a veces monótona, sin que faltara ese cante de contenido religioso que hace habitualmente, según el credo en que viene manifestándose.