El ecosistema del embalse más antiguo de Galicia se pudre
Los ecologistas lo atribuyen a los vertidos y el Gobierno, a las altas temperaturas
En As Conchas, el pequeño poblado de la localidad ourensana de Lobeira, nacido al amparo del embalse más antiguo de Galicia, inaugurado por Franco en 1949, la pestilencia hace imposible la vida en el exterior para los vecinos. El pasado abril las aguas empezaron a pudrirse hasta convertir ahora el pantano en un estercolero que anuncia a gritos la descomposición. La Estación Automática de Alerta de Ponte Liñares, aguas arriba del embalse y bajo la cota de la comarca agrícola de A Limia, lleva tiempo registrando picos de ortofosfatos -ácidos hidratados utilizados en la industria alimenticia- que han hecho proliferar las algas.
La mancha verdosa con su insoportable olor, evidencia la eutrofización (exceso de nutrientes en el agua que estimulan el crecimiento de algas y otros organismos que acaban pudriéndose), según sostienen todas las fuentes consultadas. La estación del Sistema Automático de Información de Calidad de las Aguas que tiene la Confederación Hidrográfica en Ponte Liñares analiza cada 15 minutos diversos parámetros del agua y los datos indican que durante la mitad de los meses del año (de mayo a octubre) los niveles de oxígeno disueltos son tan bajos que "incumplen los valores de la Directiva del Agua" y afectan a la vida de las especies piscícolas, según la valoración que hace la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN). Junto a ello, la asociación naturalista destaca que cada cuatro meses, los valores medios de los ortofosfatos son 10 veces superiores al valor guía "y desde 2005 hay registros puntuales de entre 300 y 900 veces por encima" de los valores recomendados.
La SGHN informó ya en 2008 de esta "alarmante" descomposición del ecosistema del embalse a la Confederación Hidrográfica del Norte que "no ha hecho nada, con lo que los efectos acumulativos han ido agravando el problema" hasta llegar a la descomposición actual.
Como tampoco ha hecho nada, puntualiza el colectivo ecologista, la Xunta. Este año, la eutrofización es "mucho más grave", sostiene la sociedad naturalista y secunda la asociación ecologista Adega, que atribuye a la "deficiente depuración de las aguas residuales de A Limia" y a la "fortísima contaminación agroganadera" la proliferación de nutrientes en las aguas de esa comarca que son arrastradas hasta el embalse de As Conchas, en donde la temperatura aumenta con los primeros calores del año. Un caldo adecuado para la multiplicación explosiva de algas y cianobacterias (concentraciones de nitrógeno y fósforo, fundamentalmente).
"Algas y cianobacterias caen al fondo de las aguas en donde comienzan a descomponerse y consumen todo el oxígeno disuelto", explica la asociación, que considera inútil la limpieza del embalse y reclama una intervención en origen. Esto es, resolver el problema de la "contaminación agroganadera" originada por la "fertilización excesiva y la gestión inadecuada de los residuos ganaderos -estiércol y purines- de la comarca limiana". Y, junto a ello, reivindican la necesidad de depurar todas las aguas residuales.
Sin embargo, la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil atribuye estrictamente a "causas naturales" la contaminación del ecosistema. "Es un fenómeno natural que no se puede evitar ya que se produce por la combinación de las altas temperaturas sobre los nutrientes", destaca un portavoz del organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. El gestor de cuenca reconoce que la toxicidad comenzó a detectarse en abril, hecho del que asegura que informó a la Consellería de Sanidade y a los ayuntamientos afectados, Muiños y Lobeira. La Confederación Hidrográfica ha descartado que esta toxicidad se deba a los vertidos que puedan realizar las granjas de A Limia al río.
Pestilencia anunciada
En 2008, la Sociedad Galega de Historia Natural reclamó a la Dirección Xeral de Calidade e Avaliación Ambiental de la Xunta una moratoria en la autorización de instalaciones de nuevas granjas en A Limia. Junto a ello, pidió una evaluación de los "efectos acumulativos y sinérgicos" de las ya instaladas. Nunca obtuvo respuesta. La asociación especificaba en su escrito que las explotaciones de A Limia se habían multiplicado "vertiginosamente" hasta el punto de que la carga ganadera "sobrepasaba ya en 2005 el valor máximo recomendado por la UE".
El colectivo alertaba de que nunca se sometió a evaluación el plan ganadero "sino que se tramitan solicitudes aisladas". Un "beneficio económico empresarial" que no tiene en cuenta la sensibilidad hidrológica, botánica y faunística de los ríos de A Limia.
Adega responsabiliza a los alcaldes de Bande, Lobeira y Muiños -términos que ocupa la zona turística del embalse- de "incapacidad" para ponerse al frente de la solución al problema. La asociación reprueba el "silencio" de las consellerías de Sanidade y Medio Ambiente que "todavía no han dado la alerta pública sobre las normas de utilización del embalse de As Conchas" y echa de menos una actuación "comprometida" de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil.
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