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Crítica:OIGO LO QUE VEO | MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una obra maestra

Lo que tiene ser demasiado moderno es que uno se pierde cosas por el camino que lleva a no se sabe dónde y, guiado por el navegador de la nueva academia, ya no para ni en las posadas de lo que parece viejo ni bajo el cielo estrellado de lo que ignora. Es el suyo, además, y a pesar de la guía, un recorrido muchas veces áspero, como sucede siempre con la ascesis que conduce a lo que se suponen estados superiores del alma. Pero lo peor es que, en ocasiones, el bien alcanzado, sobre no ser gratuito, desilusiona. Quienes se han visto en el trance de declararse, por la cuenta que les traía, modernos, saben a qué me refiero y los que se han negado a ello desde lo que otros veían como trincheras de la reacción, también. Hasta los verdaderos partidarios de la actualidad como metalenguaje reconocen -aunque sea con el orgullo de alcanzar terreno tan vedado a otros- que el aprendizaje es duro. El caso es que en la lucha no caen sólo los combatientes sino los que pasaban por ahí. Alguno de estos puede tener la suerte de que alguien lo vea, repare en él y se lo presente a quienes no tenían ni idea de su existencia. Eso acaba de ocurrir con un compositor llamado Luis de los Cobos, nacido en Valladolid en 1927, de padre asesinado en la Guerra Civil y madre muerta durante la contienda, profesor de derecho internacional y funcionario de la ONU en Ginebra y Viena, reconocido en su ciudad cuando se pudo y autor, y eso es lo que más importa, de una obra maestra de la música española, la sinfonía Cursus Vitae, que escribió en 1956 y que acaba de aparecer en un disco con otras dos obras suyas: Agonía recurrente y Jungla. A eso se reduce su producción sinfónica y, de la otra, nada se encuentra grabado. Su redescubridor, el director de orquesta José Luis Temes, dice de él que es "un eslabón perdido de la mejor música española de nuestro tiempo". De los Cobos mantuvo relación epistolar con Shostakóvich, pero su sinfonía quizá recuerde más a Miaskovski. Es música tonal, perfectamente audible para el profano que quiera conocer a esta especie de isla sinfónica patria y, de paso, si cuadra, emocionarse. Y un ejemplo de construcción formal para el que vaya más allá, con un primer movimiento deslumbrante, de una grandeza insólita entre nosotros. Seguramente no tiene sentido ni desear ni pedir modestamente que la sinfonía de De los Cobos engrose el repertorio, que las orquestas españolas la den al menos una vez para que sus públicos sepan de este otro camino creador que, desde lejos, conducía inevitablemente a esas raíces -que también están en esa sinfonía- y que si se troncharon con la guerra y sus consecuencias también reverdecieron en el exilio. Por cierto, si quieren saber más de Luis de los Cobos, el Ayuntamiento de Valladolid publicó hace un par de años un libro en su homenaje. Quizá buscando lo encuentren. -

VV AA. Ayuntamiento de Valladolid. Valladolid, 2009.

Luis de los Cobos. Obra sinfónica completa. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director: José Luis Temes. Verso VRS 2102. Homenaje a Luis de los Cobos Almaraz.

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