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Columna
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El 'e-book' en busca de su primavera

Desde las Navidades pasadas, numerosos e-readers han aparecido en el mercado español. La primavera ha llegado y, sin embargo, la oferta y comercialización legal del e-book en España no acaba de despegar. La piratería digital en el sector es ya algo más que un riesgo. Como, a mediados del siglo XV lo hiciera la imprenta, la irrupción de lo digital en el ecosistema del libro conducirá a la aparición de una nueva industria con sus propias reglas de juego, cadena de valor y modelo económico que, aprovechando las funcionalidades digitales, permita una extensión sin precedentes de los hábitos de lectura de un público joven "nacido digital". Los dispositivos de lectura ya están en el mercado y sus precios bajarán forzados por la competencia. Mientras, los contenidos en español brillan por su ausencia. En Estados Unidos, el e-book ya representó en 2010 el 10% del mercado y el 8,3% de la facturación, con perspectivas de alcanzar el 22,5% del mercado en 2015; ya en diciembre Amazon anunció que sus ventas de e-books habían superado por primera vez a las de libros impresos.

Varias son las razones que se alegan como justificación de la raquítica oferta de e-books en español: rentabilidad irrelevante, piratería rampante y fiscalidad desincentivadora, sumado al miedo de que el invento desestabilice la cadena tradicional del libro impreso que aún sostiene el edificio económico del sector. Ante ello, los editores han adoptado una actitud de extrema prudencia, que recuerda la de los principales actores de los scriptoria medievales ante el invento de Gutenberg. Pareciera como si España llevase en sus genes el santo horror al riesgo que la innovación siempre supone. Seguimos aferrados al unamuniano "que inventen ellos". ¿Por qué en el caso del libro si el mercado de nuestra lengua se eleva a 500 millones de lectores potenciales?

El caso de Libranda es paradigmático y frustrante. El intento de transponer la cadena de valor del libro impreso a este nuevo entorno digital estaba abocado al fracaso. La cadena del futuro sector deberá tener en cuenta a autores y creadores de contenido, servidores de albergue, proveedores de acceso, operadores de telecomunicación, y e-distribuidores. Los ejemplos de Amazon, iBook Store de Apple, Google e-Book Store, La Stanza, etcétera, ya han definido el modelo. Por su parte, el usuario lector desempeña hoy un papel preponderante en una cultura de redes en donde "compartir" es el nuevo valor. ¿Para cuándo un gran portal de venta de e-books en español? E insisto, en español, porque en esto de la lectura lo que manda es la lengua, no la nacionalidad. Muchas cosas tendrán que cambiar en el modelo de negocio del e-book: por ejemplo, el precio fijo y sus curiosos efectos en el mercado global, y ello a pesar de que Francia esté empeñada en mantenerlo también para el e-book. Libros de la oferta de Libranda se venden en Barnes & Noble al 50% del precio con el que se comercializan en España. Por ejemplo, los acuerdos de exclusividad territorial, obsoletos en el universo Internet que no conoce fronteras... Tampoco tiene sentido la distribución en exclusiva; un mismo título debe poder adquirirse en diversas plataformas que son otras tantas vitrinas. De hecho, la distribución electrónica es el único eslabón de la futura cadena que ya es eficiente; aleluya, pues ese era, históricamente, el talón de Aquiles de los libros impresos.

Hay aún muchas cuestiones abiertas que corresponde al Gobierno resolver: la extensión al e-book del IVA reducido, que podría conseguirse que la Comisión Europea se propone elaborar el Libro Verde sobre el futuro del IVA en Europa; y la actualización de la Ley de Propiedad Intelectual, asunto que no se ha querido abordar seriamente y sólo se ha parcheado en la Ley Sinde para frenar la hemorragia de la piratería, cuyo desarrollo exponencial algo tiene que ver con la desidia gubernamental de afrontar el tema en su conjunto. Quizás convendrá considerar un régimen específico para las obras digitales, como es el caso de otras categorías de obras en la legislación vigente. El e-book que hoy conocemos es todavía un clon del libro impreso, un e-book incunable. Sin duda los editores, empresarios creativos por naturaleza, sabrán encontrar el valor añadido que el soporte digital está ya pidiendo a gritos, ese valor y esa personalidad propia que llevará al usuario a comprender por qué los e-books no pueden ser gratuitos. Por fortuna, no estamos asistiendo a la muerte del libro sino al nacimiento de un nuevo vástago en la gran familia de la palabra escrita.

Milagros del Corral, directora de la Biblioteca Nacional desde septiembre de 2007 a mayo de 2010, es presidenta del Comité Científico de Unesco Focus 2011: BookTomorrow, cuya segunda edición se realizará en Monza (Italia) del 6 al 8 de junio, bajo el título El libro mañana: el futuro de la palabra escrita.focus2011.org

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